Por qu¨¦ estas zapatillas feas est¨¢n arrasando hasta agotarse

?Son estas las zapatillas de deporte m¨¢s feas y seductoras del mundo? Si a la ecuaci¨®n unimos otras variables, como el lujo y la pasi¨®n que desatan, la respuesta ser¨ªa positiva: estas deportivas de Balenciaga, las Triple S, comercializadas este oto?o con un precio de 650 euros, tienen todas las papeletas para convertirse en el calzado feo, lujoso superventas por excelencia.

Y lo de ¡°feas¡± no lo decimos nosotros, sino, entre otros, el prestigioso diario especializado Business of Fashion, que el pasado mes de septiembre dedicaba un amplio art¨ªculo de investigaci¨®n a esclarecer el misterio de las ¡°zapatillas feas de padre¡±, llamadas as¨ª por sus resonancias nost¨¢lgicas. Es decir, que m¨¢s all¨¢ de un calificativo, el t¨¦rmino ¡°Ugly Trainers¡± se ha convertido en el vocablo especializado que la industria de la moda emplea para referirse a una tendencia en auge.

Seg¨²n el consultor de WGSN Brian Tunzo declaraba a dicho medio que, aunque algunos dise?os de Adidas by Raf Simons, Lanvin o Prada hab¨ªan allanado el camino, el punto de inflexi¨®n se produjo cuando Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga y de su propia firma, Vetements, abraz¨® la tendencia y la llev¨® al m¨¢ximo. Esta misma semana, la edici¨®n brit¨¢nica de Esquire sancionaba el pron¨®stico. ¡°Son las zapatillas que tu padre lleva para ir al centro comercial, pero con una dosis extra de moda¡±. Y precisamente parece ser ese p¨²blico, el que sigue con avidez la moda de dise?o, el que las compra y, por tanto, el responsable de su ¨¦xito.

Porque lo cierto es que, hoy por hoy, son todo un ¨¦xito. Aunque llevan menos de un mes en las tiendas (su lanzamiento oficial fue el 21 de septiembre), cada vez que una nueva edici¨®n sale a la venta se agotan. A finales de septiembre, la tienda inglesa especializada que a¨²n contaba con existencias de la primera colecci¨®n ¨Cen negro con suela roja y blanca¨C las vend¨ªa a trav¨¦s de un sorteo en su p¨¢gina web. Es decir, que para hacerse con ellas no solo hab¨ªa que pagarlas, sino tambi¨¦n resultar premiado en la rifa de End¡¯s Clothing.

Por supuesto, el mercado secundario est¨¢ aprovechando para hacer su propia reventa. A la hora de redactar este art¨ªculo, hay varios ejemplares de esa misma colecci¨®n en eBay con precios que comienzan en los 1.800 d¨®lares (1.531 euros). Y en la tienda online de la firma que las lanz¨®, Balenciaga, se anuncia que pr¨®ximamente se pondr¨¢n a la venta tres nuevas variaciones crom¨¢ticas de la Triple S.

Aunque no se sabe cu¨¢ntas unidades conformaban la producci¨®n inicial del modelo, una muestra de su ¨¦xito se puede obtener por comparaci¨®n: del resto de modelos de calzado de la firma francesa a¨²n hay existencias, pero ni rastro de esta zapatilla voluminosa y llamativa que se ha convertido en uno de los ¨¦xitos m¨¢s rotundos de la nueva era de Balenciaga.

En los tiempos que corren, tambi¨¦n las redes sociales reflejan el fen¨®meno. No en vano hay pocos objetos tan instagrameables como estas zapatillas escult¨®ricas y multicolores. El influencer Luka Sabbat posaba con ellas en su cuenta de Instagram el pasado 22 de septiembre y buena parte de los 380 comentarios que suscitaba la imagen ten¨ªan que ver con las codiciadas zapatillas. A d¨ªa de hoy, el hashtag #BalenciagaTripleS registra m¨¢s de 3.300 publicaciones etiquetadas. Sus poseedores quieren presumir de ellas, y el negocio de la reventa tambi¨¦n aprovecha para hacer su agosto en las redes sociales.

Sin duda, es uno de los mayores hitos recientes de Balenciaga, una firma hist¨®rica que en los ¨²ltimos a?os ha adquirido un empuje nuevo gracias al fichaje de un director creativo georgiano, Demna Gvasalia, que ha sabido sacar partido de dos armas de seducci¨®n masiva: la iron¨ªa y la nostalgia. Sus colecciones rescatan lo menos rescatable (aparentemente, claro) de la moda urbana de los ochenta y los noventa, reivindica las camisetas publicitarias, los logos visibles y las prendas t¨¦cnicas que en su ¨¦poca eran futuristas y pronto se convirtieron en proscritas. Lo hace, por un lado, para cautivar a un p¨²blico que fue adolescente en aquellos a?os y que hoy presume de lo que renegaba anta?o.

En ese sentido, forma parte del mismo revival que ha construido una arcadia nost¨¢lgica en la que tiene cabida el ch¨¢ndal de poli¨¦ster, la ruta del bakalao y las fiestas de p¨¢rking.?

Las ¡°zapatillas de padre¡±, llevadas hoy por adolescentes y fieles de la moda sin miedo a gastarse en calzado una cantidad equivalente al salario m¨ªnimo interprofesional (o, tambi¨¦n, a un smartphone de gama alta), refleja el momento de euforia de una industria, la de la moda, que vive atendiendo solo a sus propias reglas.

Por eso, hoy el lujo consiste en comprar antes que nadie unas zapatillas que recuerdan a las que llev¨¢bamos cuando ¨¦ramos adolescentes escasos de dinero. Ll¨¢melo iron¨ªa, ll¨¢melo nostalgia o ll¨¢melo simplemente moda.

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