?Es la educaci¨®n en Espa?a realmente gratuita?
Un tercio de la infancia del pa¨ªs est¨¢ en riesgo de exclusi¨®n, lo que dificulta que pueda tener las mismas oportunidades que el resto en su formaci¨®n
Solemos afirmar que la educaci¨®n obligatoria en nuestro pa¨ªs es gratuita. Hablamos de colegios, institutos y docentes por los que padres y madres no tienen que pagar. Al menos no directamente, ya que ¡ªcomo conviene recordar¡ª los pagamos entre todos con nuestros impuestos. Adem¨¢s, como debe ser en un sistema impositivo progresivo, los que m¨¢s tienen pagan un poco m¨¢s. Esa es la cantinela que tanto nos gusta a las ONG. La de la solidaridad, la cohesi¨®n social y la equidad. La misma que, ya desde estas primeras l¨ªneas, seguimos exigiendo a nuestro Gobierno y Administraciones para que contin¨²en mejorando.
Sin embargo, cuando pasas un poco por el colegio o el instituto ¡ªalgo habitual si tienes ni?os o adolescentes a tu cargo¡ª el mantra de la gratuidad de la educaci¨®n se desvanece un poco. Ya no es ¡°tan gratis¡±. Los libros, las clases de apoyo escolar, las extraescolares o el comedor no son gratuitos. O bien dependen de ayudas y becas, o bien son las familias las que las pagan religiosamente. Y no podemos obviar que todas estas cosas son necesarias para que todos los alumnos dispongan de una educaci¨®n de calidad, sin importar el ¨¢mbito socioecon¨®mico de sus familias.
En los ¨²ltimos a?os de recortes, la tijera no se ha frenado al llegar a la educaci¨®n. Espa?a sigue a la cola de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea en inversi¨®n educativa total: destinamos el 8,2 % del PIB, tres puntos menos que la media de los pa¨ªses desarrollados (OCDE: 11,2 %). Este a?o las administraciones han hecho un esfuerzo, al incrementar el gasto p¨²blico en educaci¨®n un 1,7% (la mayor¨ªa destinado a becas generales, ayudas para libros de texto y de movilidad), pero nuestro presupuesto p¨²blico en esta materia (un 4,36% del PIB) sigue por debajo de la media de la UE (4,9%) y de la OCDE (5,3%).
En el cap¨ªtulo concreto de becas y ayudas al estudio, la inversi¨®n en los a?os m¨¢s duros de la crisis (de 2010 a 2014) descendi¨® 629 millones de euros. Si trazamos la comparativa europea, seg¨²n datos de Eurostat, la media de la UE (3,8 % del PIB) casi dobla el porcentaje espa?ol, que se sit¨²a en el 2,2 %. Como se pregunta aquella canci¨®n del grupo El ?ltimo de la Fila, "?d¨®nde estabas entonces, cu¨¢ndo tanto, te necesit¨¦¡?". O lo que es lo mismo: en la peor ¨¦poca para las familias, estas recibieron menor n¨²mero y cuant¨ªa de ayudas y becas. Quiz¨¢, dicho desde la iron¨ªa, debiera haber sido al rev¨¦s, aunque solo hubiese sido por hacer caso a la Convenci¨®n de Derechos del Ni?o, de la que Espa?a es Estado parte; en todas las medidas que se tomen por un Estado, el inter¨¦s superior del menor siempre debe prevalecer.
Espa?a sigue a la cola de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea en inversi¨®n educativa total
Mirando las cifras m¨¢s de cerca, cosa que desde Educo y Ayuda en Acci¨®n, hemos hecho en un informe que ha visto la luz esta semana bajo el t¨ªtulo La sombra de la gratuidad educativa en Espa?a, se despejan algunas inc¨®gnitas. Tambi¨¦n se plantean otras preocupaciones que afectan m¨¢s profundamente a ese tercio de la infancia que vive en riesgo de pobreza y exclusi¨®n en nuestro pa¨ªs y que hace muy dif¨ªcil que pueda tener las mismas oportunidades que el resto en materia educativa.
Adem¨¢s de las cifras, hemos entrevistado a padres, madres, docentes, trabajadores y trabajadoras sociales, alumnado y funcionarios de diversas Administraciones. Les hemos preguntado sobre la importancia que tienen las becas y las distintas ayudas al estudio para que el derecho a la educaci¨®n sea un derecho que alcance a todos y todas por igual. Mencionar¨¦ solo dos de las conclusiones que se extraen de esos testimonios.
Una es clara: en las familias en riesgo de pobreza y exclusi¨®n, los ni?os y ni?as tienen muchas papeletas para, en primer lugar, no disfrutar de una infancia plena (que significa, entre otras cosas, estudiar, jugar y vivir en un entorno seguro y motivador) y para, adem¨¢s, engrosar ma?ana las filas de los adultos pobres de nuestro pa¨ªs. Para que, aunque accedan a puestos de trabajo, no puedan sostenerse, ni a sus futuras familias. Porque la educaci¨®n de calidad no es un coste, sino inversi¨®n pura en ciudadan¨ªa, desarrollo econ¨®mico y paz social para el ma?ana.
El segundo gran titular del estudio habla del gran esfuerzo econ¨®mico que est¨¢n haciendo miles y miles de familias empobrecidas en nuestro pa¨ªs para garantizar a sus hijos una educaci¨®n medianamente de calidad. Costes indirectos derivados de la educaci¨®n como los ya mencionados? (el comedor o el transporte del colegio, las clases extraescolares, de refuerzo educativo¡) hacen que el sistema no sea equitativo y que aquellas familias que m¨¢s lo necesitan?¡ªlas que menos ten¨ªan y tienen¡ª sean las que, proporcionalmente, m¨¢s recursos tienen que dedicar. No en vano, entre 2009-2015 el gasto medio de los hogares espa?oles en educaci¨®n aument¨® un 34%.
Esta semana, en torno al 17 de octubre, D¨ªa Internacional por la Erradicaci¨®n de la Pobreza, muchas organizaciones sociales venimos realizando actividades de sensibilizaci¨®n y activismo en la ciudadan¨ªa durante esta Semana de lucha contra la pobreza. Nosotros reivindicamos que la educaci¨®n es un derecho, pero tambi¨¦n es y seguir¨¢ siendo el ¨²nico argumento que podemos ofrecernos como sociedad para ser mejores en el presente y en el futuro, y para que la pobreza y la desigualdad sean tan solo un mal recuerdo del pasado.
Fernando Mudarra es director general de Ayuda en Acci¨®n.
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