Seguimos estando a tiempo

A pesar de todo, todav¨ªa queda margen. La destituci¨®n del gobierno catal¨¢n entero y la limitaci¨®n de funciones del Parlament de Catalunya no ser¨¢n efectivos hasta tanto no lo apruebe el pleno del Senado a finales de la semana pr¨®xima. Cuando suceda, las dos m¨¢ximas instituciones del autogobierno catal¨¢n quedar¨¢n en manos del gobierno central. No se tocan de momento las competencias auton¨®micas, pero se hace algo mucho m¨¢s dr¨¢stico y efectivo, como es asumir desde Madrid los poderes catalanes.

Mientras tanto, el todav¨ªa presidente de la Generalitat tiene todav¨ªa una opci¨®n en sus manos para evitar que el Senado apruebe tan trascendental medida y es, ni m¨¢s ni menos, que asumir los cuatro objetivos que se propone Rajoy en su decisi¨®n de aplicar el art¨ªculo 155. Esto significa, fundamentalmente, convocar inmediatamente elecciones auton¨®micas, y convencer a Rajoy de que se regresar¨¢ a la legalidad y se recuperar¨¢ la normalidad y la convivencia, adem¨¢s de dar una se?al fuerte a los mercados y a los inversionistas y empresarios respecto a la buena marcha de la econom¨ªa catalana.

Nada indica que Puigdemont sea capaz de entrar en esta l¨®gica, que buena parte de sus seguidores entender¨¢n como la de una rendici¨®n. Pero hay poderosas razones para evitar que culmine el procedimiento lanzado este s¨¢bado para desposeer a las dos instituciones m¨¢s importantes de la Generalitat de sus poderes. La primera y m¨¢s importante, es preservar el actual grado de autogobierno, el mayor de la historia de Catalu?a y uno de los m¨¢s amplios que puedan observarse en los Estados descentralizados en el mundo. La sustracci¨®n de poderes desde Madrid por la aplicaci¨®n del 155 producir¨¢ una mutaci¨®n auton¨®mica que necesariamente terminar¨¢ afectando a las competencias catalanas y que va a repercutir en el conjunto del Estado auton¨®mico.

Hay m¨¢s razones para la rectificaci¨®n. Har¨ªa bien Puigdemont en pensar en el futuro de los catalanes a la vista de la cat¨¢strofe empresarial que ha desencadenado con su desprecio de la seguridad jur¨ªdica. Tambi¨¦n har¨ªa bien en pensar en las heridas infligidas en la convivencia con su pol¨ªtica divisiva e irresponsable, en vez de emperrarse en el inexistente mandato de una mayor¨ªa inexistente obtenido en un plebiscito celebrado sin condiciones y sin garant¨ªas. Basta con que convoque las elecciones y con que convenza al Senado de que las celebrar¨¢ en condiciones aceptables en cuanto a neutralidad de la administraci¨®n y de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, en vez del vergonzoso alud de sectarismo y de propaganda que hemos vivido en los ¨²ltimos meses.

La historia ha impartido lecciones a los catalanes que algunos se empe?an en no aprender. Este es un pa¨ªs peque?o y sin poder suficiente para hacer vida aparte. Su fuerza reside en su unidad y en su capacidad para integrar a quienes llegan, en la disponibilidad para el pacto y en la ejemplaridad de su convivencia. Ahora la tentaci¨®n ser¨¢ a la exageraci¨®n y a la grandilocuencia. No estamos ante un nuevo 1714 ni en una nueva entrada de los nacionales como algunos se han apresurado a denunciar, sino ante la oportunidad de una rectificaci¨®n racional y razonable, que permita consolidar el autogobierno que tenemos e incluso pensar en nuevos horizontes dentro de Espa?a.

Quienes lo quer¨ªan todo est¨¢n a punto de dejarnos sin nada. Si la consigna es lanzar a los catalanes a una absurda resistencia, vac¨ªa de racionalidad y de legitimidad, estamos perdidos todos.