La luz
Cien a?os despu¨¦s todos llevamos algo parecido al caj¨®n de los Lumi¨¨re en nuestro m¨®vil
Cuando los asuntos adquieren una complejidad tal que parece imposible orientarse para encontrar una salida o concederse una reflexi¨®n, conviene regresar al origen. Se especula mucho con la dimensi¨®n de una sociedad actual concentrada en las redes sociales y los mecanismos del espect¨¢culo visual. Convertidos los humanos en fot¨®grafos de s¨ª mismos, elaboran una versi¨®n de la realidad manipulada y acotada para dar la imagen so?ada de uno a los dem¨¢s. Pero son tantas las derivaciones y los entrecruzamientos que a ratos muchas personas tienen la sensaci¨®n de haber sido abandonados en mitad del tr¨¢fico de una enorme autopista de la que no saben no ya c¨®mo salir, sino ni tan siquiera c¨®mo ponerse a resguardo. Quiz¨¢ por todo ello es el momento perfecto para sentarse a mirar las pel¨ªculas que los hermanos Lumi¨¨re y sus talentosos operadores rodaron por el mundo en el nacimiento del cinemat¨®grafo.
Se ha estrenado en salas la selecci¨®n de un centenar de esas piezas por debajo del minuto de duraci¨®n tejida y comentada por Thierry Fr¨¦maux. M¨¢s all¨¢ de los apuntes de la voz y la m¨²sica superpuesta, no siempre demasiado enriquecedores, asombra que tras noventa minutos tu sensaci¨®n sea de tal agrado que pensar¨ªas que apenas has consumido media hora. Porque uno de los efectos del cine es la suspensi¨®n ingr¨¢vida del tiempo. Resulta m¨¢s ligera la sucesi¨®n de planos muchas veces est¨¢ticos en un blanco y negro primario que la mayor¨ªa de las secuencias elaboradas para televisi¨®n y cine actual con cientos de cortes y fragmentaciones de segundos. La aceleraci¨®n nunca fue sin¨®nimo de velocidad sino de confusi¨®n, por eso la gente m¨¢s aburrida suele ser la que corre al hablar, como si le diera miedo que se entienda lo que est¨¢ diciendo, y en cambio resultan amenos quienes tienden a expresarse con pausa y rigor.
Si a¨²n no han ido a ver la pel¨ªcula, corran a hacerlo. Y traten de arrastrar a los j¨®venes que, nacidos en la esfera audiovisual, no se han preguntado jam¨¢s c¨®mo ser¨ªa el mundo antes de su retransmisi¨®n. En esa mezcla de antropolog¨ªa y placer que es la pel¨ªcula ?Lumi¨¨re! Comienza la aventura hay contenido un ensayo sobre nuestra era. Nada mejor que remontarse a aquella pureza por mostrar lo que resultaba interesante, con aquellos encuadres y composiciones que arrancaban a proponer un lenguaje nuevo antes del barullo, para entender el efecto que esa invenci¨®n ha tenido sobre nosotros. Cien a?os despu¨¦s todos llevamos algo parecido al caj¨®n de los Lumi¨¨re en nuestro m¨®vil de bolsillo, pero braceamos para salir de la angustia oscura hacia alguna luz.
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