La cotidianidad de C¨¦zanne

EL ABRIGO DE C¨¦zanne cuelga en la misma percha donde lo dej¨® hace m¨¢s de 100 a?os, junto a su blus¨®n y su sombrero. A trav¨¦s de los grandes ventanales del estudio de Aix-en-Provence, la luz del norte ba?a aquellos objetos mundanos que d¨ªa a d¨ªa, pincelada a pincelada, inmortaliz¨®. Cuando Joel Meyerowitz (Nueva York, 1938) visit¨® el refugio del pintor, tuvo una revelaci¨®n que consider¨® intr¨ªnseca al arte del gran maestro: ¡°C¨¦zanne pint¨® las paredes del estudio de color gris con una pizca de verde. As¨ª todos los objetos parec¨ªan ser absorbidos por el color de fondo¡±. Quedaban eliminados los reflejos de los bordes, suprimiendo cualquier ilusi¨®n espacial. ¡°La luz es algo que no puede ser reproducido, sino que debe ser representado utilizando algo m¨¢s: el color¡±, dec¨ªa el artista franc¨¦s, enemigo del claroscuro tradicional. As¨ª, el fot¨®grafo coloc¨® los objetos uno a uno, con la pared de fondo, buscando reconocer ese rasgo poderoso que permanece oculto, a la espera de ese instante de revelaci¨®n en el que el artista identifica aquello que da vida al objeto. ¡°Creemos que un azucarero no tiene expresi¨®n, no tiene alma. Pero cambia cada d¨ªa¡±, escrib¨ªa C¨¦zanne al poeta Joachim Gasquet. ¡°Esos vasos, esos platos conversan entre ellos¡­ Un azucarero nos ense?a tanto sobre nosotros y nuestro arte como lo hace un chardin o un monticelli¡±. C¨¦zanne¡¯s Objects, publicado por la editorial Damiani, recoge esta serie de fotograf¨ªas, as¨ª como las tomadas en distintos lugares de la casa. Un exquisito y revelador acercamiento al misterio del precursor del cubismo de la mano de uno de los grandes referentes de la fotograf¨ªa de nuestro tiempo.