Leticia Dolera desvela que fue v¨ªctima de abuso sexual durante su carrera
La actriz ha escrito una carta en la que detalla los tocamientos que sufri¨® con 18 y 28 a?os y cu¨¢l fue su reacci¨®n
El esc¨¢ndalo de Harvey Wenstein est¨¢ despertando conciencias en todo el mundo. La actriz espa?ola Leticia Dolera (Barcelona, 1981) ha publicado un texto en eldiario.es en el que cuenta con detalles, pero sin nombres propios dos casos de abuso sexual ocurridos en dos ocasiones distintas de su carrera profesional. Y justifica la divulgaci¨®n de su texto con las siguientes palabras: "Ahora se habla del caso de Harvey Weinstein, pero no es s¨®lo este tipo con poder y dinero, son Woody Allen y Oliver Stone defendi¨¦ndole, son tambi¨¦n los cientos de testigos callando durante d¨¦cadas, callando cada d¨ªa", afirma
A continuaci¨®n relata con detalle los dos sucesos. El primero de ellos ocurri¨® cuando Leticia Dolera ten¨ªa 18 a?os y se encontraba en la fiesta de despedida de uno de sus primeros trabajos audiovisuales, charlando con el director, el subdirector y otros dos compa?eros, todos hombres y de edad cercana a la cuarentena. ¡°Siento una mano en el pecho, en MI pecho, jurar¨ªa que en mi teta derecha. Bajo la mirada para ver de d¨®nde ha salido esa mano indecente, es de hombre, tiene pelos en los dedos, sigo el recorrido por el brazo, paso por el codo, el hombro, cuello, oreja, cara y ah¨ª est¨¢n sus ojos, que me miran sonrientes y libidinosos¡±, explica la actriz en el texto publicado en el diario.es.
Lo que siguieron fueron las protestas de una joven inexperta que llam¨® cerdo al autor de los tocamientos ¨Cel director del trabajo¨C, la superioridad machista del acosador que volvi¨® a tocar su pecho mientras afirmaba ¡°s¨ª puedo¡±, como contestaci¨®n a la protesta de la actriz ante su acci¨®n, y la mirada a otro lado de los acompa?antes de los que ella esperaba una actitud condenatoria.
El segundo suceso ocurri¨® 10 a?os despu¨¦s en un set de rodaje en Francia, que Letizia Dolera describe como el sue?o hecho realidad de actuar en franc¨¦s, un idioma que reconoce todav¨ªa no dominaba. ¡°El dire de foto nos pide que paremos en nuestras marcas para hacer un retoque de luz (¡) El actor (¡) con el que no he intercambiado m¨¢s de tres frases, baja lentamente su mano por mi brazo, me acaricia la zona lumbar y¡ s¨ª, me acaricia el culo. Lento, se toma su tiempo, yo me quedo de hielo, no reacciono, no puedo entender que est¨¦ teniendo la poca verg¨¹enza de hacer eso ah¨ª en medio. Cuando termina, se r¨ªe de un chiste que acaba de hacer no s¨¦ qui¨¦n desde la otra punta de la sala¡±.
En el primer caso Leticia Dolora se lo cont¨® llorando a su madre al llegar a casa. Pero se neg¨® a denunciar como ella le aconsejaba. ?Denunciar por tocar un pecho? No le pareci¨® tan grave.
En el segundo, solo se preocup¨® de si alguien hab¨ªa visto el gesto del actor. Y s¨ª lo hab¨ªa observado un t¨¦cnico de sonido que la mir¨® con gesto de pena y desvi¨® la mirada. Ella tambi¨¦n pens¨® que era mejor as¨ª, dejarlo pasar.
En la actualidad esta carta revela que Leticia Dolera cree que ha llegado el momento de alzar la voz contra actos diarios de vejaci¨®n hacia las mujeres, tratadas con demasiada frecuencia como ¡°un cacho de carne¡±. Es una acusaci¨®n sobre ese mirar hacia otro lado, o calificar de ¡°locas¡± a las mujeres que se quejan de actos y palabras que la sociedad ha normalizado. La actriz afirma que ahora denunciar¨ªa estos actos. Y termina su carta diciendo: ¡°Es el esc¨¢ndalo machista vestido de normalidad. Quit¨¦mosle de una vez por todas el disfraz¡±.
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