Todos somos Isabel Coixet

Llevar a cabo un proyecto tan colosal como una buena pel¨ªcula lleva tanto tiempo que es improbable que Isabel Coixet estuviera pensando en la situaci¨®n en Catalu?a cuando empez¨® a crear La librer¨ªa.Y no improbable, sino imposible, que se inspirara en ello Penelope Fitzgerald, la autora de la bell¨ªsima novela publicada en Impedimenta en que se bas¨® la cineasta. Pero la (mala) suerte ha querido que su estreno coincida con un momento doloroso en su vida y en la de miles de personas que se han visto insultadas, ninguneadas e incluso acosadas por no abrazar una causa independentista que asumi¨® el discurso hegem¨®nico en Catalu?a como una forma de dominaci¨®n excluyente.

La librer¨ªa (?lean el libro, vayan al cine!) no es solo una historia de amor a los libros, a su valor terap¨¦utico y redentor en la soledad y ante los golpes de la vida, sino una historia de coraje de una mujer, Florence Green, que quiere ser librera. Se intenta abrir paso en un pueblo brit¨¢nico en 1959 contra las convenciones, los recelos, las voces dominantes que intentan acallar al diferente (?les suena?), impulsada solo por la energ¨ªa que da la convicci¨®n y el ansia de actuar en libertad. No hay verdades cient¨ªficas en la pel¨ªcula ni en el libro original, sino emociones y actitudes que pelean entre s¨ª: valent¨ªa frente a la miseria humana; mezquindad frente a libertad; soledad escogida frente a la vacuidad y manipulaci¨®n de una vida social marcada por la frivolidad y el ejercicio del poder. Y es ese descenso al f¨¦rtil mundo de las emociones el que permite a su autora, Isabel Coixet, reconocer que tambi¨¦n ahora nuestra vida se ha llenado de ¡°miles de mujeres como Florence Green¡± que simplemente persiguen actuar en libertad.

Los defensores de la causa independentista tal y como se ha entendido estos meses en Catalu?a han alegado la preeminencia de los sentimientos. La pel¨ªcula, como la vida, nos ense?a que las actitudes emocionales tambi¨¦n pueden ser muy nocivas, y no por mayoritarias o colectivas tienen m¨¢s derecho que otras estrictamente m¨¢s individuales. El poder de un colectivo no debe serlo porque grita m¨¢s alto que el individuo, y solo desde la injusticia se puede imponer si no tiene la ley en la mano.

La pel¨ªcula retrotrae tambi¨¦n a otra autora, Ann Patchett, que invirti¨® sus ingresos en abrir una librer¨ªa en Nashville (Tennessee) cuando supo que todas hab¨ªan cerrado. All¨ª organiza charlas, presentaciones, cursos y convive con sus trabajadores (y sus mascotas) con el aire de quien no se ha hecho ni millonario ni llega bien a fin de mes, pero se arropa con el calor del sue?o realizado y el alimento que procuran los libros m¨¢s queridos.

Leer, leer, leer. No de 140 en 140 caracteres como hizo Puigdemont el jueves que cambi¨® ¡ªcomo escribe Lola Garc¨ªa en La?Vanguardia¡ª su gran decisi¨®n ante las reacciones virulentas de sus aliados, sino libros que nos hagan sabios y nos ense?en, como La librer¨ªa, que la verdadera evoluci¨®n est¨¢ en el respeto al individuo que, como Coixet, nos cuente su creaci¨®n y pensamiento en absoluta libertad.