Fuera de la ley: as¨ª eran los bajos fondos de Espa?a
El segundo volumen de La Felguera Editores vuelve a profundizar en la historia de la delincuencia de nuestro pa¨ªs entre los a?os 1924 y 1936. Una radiograf¨ªa criminal protagonizada por pistoleros, anarquistas y maleantes
Dice Servando Rocha, el responsable de la editorial La Felguera, que "vivimos en una ciudad oculta". Porque no hace mucho, las calles que pisamos eran m¨¢s oscuras, estaban mucho m¨¢s sucias y serv¨ªan de refugio para maleantes con pistola en mano, anarquistas que conviv¨ªan con arist¨®cratas curiosos y travestis que confabulaban por la revoluci¨®n social. Un escenario tan violento y siniestro como literario.
Fuera de Ley vol.2. Pistoleros, revolucionarios y noct¨¢mbulos vuelve a sumergirse en los bajos fondos de nuestro pa¨ªs entre 1924 hasta 1936. El nuevo recopilatorio de la Felguera recoge ese periodo con olor a p¨®lvora y morfina, desde la dictadura de Primo de Rivera hasta la Guerra Civil. Un trabajo de investigaci¨®n concienzudo que re¨²ne con esp¨ªritu casi enciclop¨¦dico informes, cr¨®nicas y datos para elaborar una radiograf¨ªa criminal del momento.
"Espa?a, quiz¨¢s por complejo, miop¨ªa y cierto desprecio hacia su propio pasado, ha pasado por alto el fascinante mundo que discurr¨ªa en sus barrios tenebrosos y en los que no hab¨ªa d¨ªa en que no sonasen las detonaciones de una star o los s¨®tanos y locales a pie de calle con nombre de batalla no vibrasen con la m¨²sica popular que puso banda sonora al hampa y lo diferente", apuntan los editores, cuya intenci¨®n es reflejar el esp¨ªritu de aquel momento casi secreto.
El barrio chino
"Hay una frase muy bonita de Baroja que explica muy bien como era Madrid: luz en el centro y oscuridad en los alrededores", recuerda Rocha. Los l¨ªmites de la ciudad se podr¨ªan trazar desde Ant¨®n Mart¨ªn hasta Cuatro Caminos, un espacio bastante reducido en el que conviv¨ªan, y no precisamente en armon¨ªa, toda clase de maleantes al margen de la ley y bajo la dictadura de la pistola. Los bajos fondos de la capital propiciaron tanta delincuencia como literatura: "Fueron paseados por P¨ªo Baroja, por Arturo Barea y hasta por Trotski, cuando hu¨ªa de la Revoluci¨®n Rusa". El "conocido agitador en aquel imperio y evadido de Siberia", como le llamaban en el peri¨®dico cat¨®lico La Acci¨®n, fue arrestado en Madrid al ser considerado un delincuente. Vivi¨® en Espa?a unos cuatro meses hasta que consigui¨® viajar a Nueva York, y a ¨¦l tambi¨¦n le gustaba pasear de noche por esos callejones tan deprimentes como absorbentes.
En Lavapi¨¦s, entre las calles del Amparo y la Esgrima se situaba el barrio chino. No despertaba el mismo inter¨¦s internacional que el de Barcelona con su cabaret La Criolla -refugio de esp¨ªas, anarquistas, matones y travestis- o el barrio de Valencia -entre las calles del Hospital y San Vicente, tranquilas hasta que el reloj marcaba las 10 de la noche y se transformaban en un espacio de vicio y sombras-, pero tambi¨¦n estaba lleno de tascas, forajidos y curiosos. "En el Teatro Barbieri por la tarde hab¨ªa m¨ªtines de anarquistas y por la noche se convert¨ªa en un cabaret. Creo que eran los sitios a los que hab¨ªa que ir, si vivi¨¦ramos en esa ¨¦poca estar¨ªamos ah¨ª", apunta el editor.
Pero Lavapi¨¦s no era el ¨²nico sitio en el que se concentraba el hampa, "aunque s¨ª el m¨¢s temido por la Polic¨ªa". Tetu¨¢n y Cuatro Caminos tambi¨¦n tienen su protagonismo en esta cr¨®nica negra. "Los informes policiales dicen cosas tan curiosas como, por ejemplo, que Tetu¨¢n era refugio de gente proscrita y perseguida por la ley. En estos a?os se est¨¢ introduciendo la moto policial y se incluyen declaraciones de comisarios en contra porque se oye desde lejos. Los propios delincuentes ten¨ªan solidaridad entre ellos y cuando la escuchan, silban y desaparecen".
Noct¨¢mbulos y tabernas
En esos barrios ya de por s¨ª l¨²gubres y ca¨®ticos, la noche marcaba el ritmo de los acontecimientos. Ahora nos gusta llorar por los bares de viejos y antes lo hac¨ªan por las tabernas, por esos antros oscuros donde corr¨ªa el alcohol y la sangre al ritmo de la pianola. En Madrid, la calle de la Encomienda y de La Ruda estaba lleno de caf¨¦s cantantes. "Eran sitios donde hab¨ªa actuaciones de flamenco, pero tambi¨¦n donde iba el lumpen y el hampa de Madrid. ?Has visto esas pel¨ªculas con alguna cupletista o cantante de flamenco y gente con una boina y un cigarro medio acabado en la comisura de los labios? Pues ese era el ambiente de los caf¨¦s cantantes. Hab¨ªa much¨ªsimos: el caf¨¦ de la Amancia, el caf¨¦ de la Magdalena...", enumera Rocha.
El entramado nocturno lo completaban las tabernas y las casas de dormir: "Pagabas unos reales por un caf¨¦ con leche y pod¨ªas dormir en la propia taberna. Dorm¨ªan en el suelo y algunos incluso se ataban a la mesa para evitar caerse". Pero la noche no solo atra¨ªa a los seres m¨¢s marginales de la ciudad. "Todo este mundo fascinaba a los arist¨®cratas y muchas veces se mezclaban con ellos, e incluso se disfrazaban. Hay una historia muy interesante y es la relaci¨®n de Miguel Primo de Rivera con una tanguista de la que se enamor¨®".
La Acera Roja
Fuera de la Ley recoge innumerables cr¨®nicas y reportajes de lo que suced¨ªa en los bajos fondos de las ciudades. Los periodistas encontraron en ese abismo una fuente inagotable de historias. "En varios textos aparecen fotograf¨ªas de periodistas disfrazados como apaches para mezclarse entre ellos y luego contarlo. Eso s¨ª que es nuevo periodismo", apunta Rocha. Sin embargo, los reporteros no eran los ¨²nicos que asum¨ªan riesgos. "En los a?os 30, el tramo desde Montera hasta el inicio de la calle Alcal¨¢ se conoc¨ªa como la Acera Roja porque era donde los anarquistas vend¨ªan su propaganda, pero tambi¨¦n lo hac¨ªan los falangistas. Hab¨ªa siempre enfrentamientos e incluso un d¨ªa apareci¨® Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, pistola en mano. Los propios vendedores ten¨ªan que ir armados para evitar ser tiroteados".
Las mecheras
El espectro criminal estaba formado por pistoleros, carteristas, traficantes, chulos o atracadores. Servando Rocha destaca el papel de las mecheras que sol¨ªan operar por la plaza de Ant¨®n Mart¨ªn a la luz del d¨ªa. "Eran mujeres que entraban en determinados sitios, como joyer¨ªas o tiendas de v¨ªveres, y utilizando falsos bolsillos dentro de los vestidos, con una habilidad increible -a veces incluso utilizaban los dedos de los pies-, pod¨ªan robar joyas o lo que fuera".
En esta historia de delincuencia tambi¨¦n hay protagonistas como Felipe Sandoval, l¨ªder de una de las checas m¨¢s temidas de la capital instalada en el Cine Europa. "Era un atracador anarquista, considerado el enemigo p¨²blico n¨²mero 1. Naci¨® en el barrio de las Injurias y particip¨® en numerosos atracos a mano armada", apunta Rocha. Uno de esos asaltos fue el de la c¨¢rcel Modelo de Madrid, en 1936, que termin¨® en la matanza de pol¨ªticos de la derecha.
Flor de Oto?o y 'los invertidos'
La homosexualidad en esa ¨¦poca estaba proscrita. "Hay una entrevista de much¨ªsimas p¨¢ginas con los comisarios de todos los distritos de Madrid en los a?os veinte. Cada comisario habla de los delincuentes que hay su zona y dicen que en los ¨²ltimos meses ha habido varias redadas, y cito textualmente, de ¡®invertidos¡¯. Es decir, de homosexuales que generaban reuniones secretas en pisos". En esta escena destaca un gran personaje del barrio chino barcelon¨¦s, Flor de Oto?o, al que a?os m¨¢s tarde Jos¨¦ Sacrist¨¢n dar¨ªa vida en la peli de Pedro Olea, Un hombre llamado Flor de Oto?o. "Era un travesti y esp¨ªa anarquista que frecuentaba el caf¨¦ de La Criolla y del que hay solo cuatro fotos. Particip¨® en el intento de asalto a un cuartel en Barcelona en los a?os 20 que se llamaba el cuartel de Atarazanas. Los due?os del cabaret dicen que a pesar de su aspecto angelical, era una persona con numerosos antecedentes penales y anarquista veterano, estaba muy perseguido por la polic¨ªa. Dudo que se sepa algo m¨¢s en un futuro sobre Flor de Oto?o".
'Fuera de la Ley vol. 2'
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