?Y si es un error que Hollywood intente ¡°borrar del mapa¡± a Kevin Spacey?
El actor ha desaparecido de la nueva pel¨ªcula de Ridley Scott. Si Hollywood quiere hacer una limpia deber¨ªa fijarse en m¨¢s nombres, ?pero no ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil confiar en que el espectador sepa distinguir entre realidad y ficci¨®n?
Estos son los hechos: tras la ca¨ªda en desgracia de Kevin Spacey (Nueva Jersey, 1959), que ha visto c¨®mo a las acusaciones de abuso del actor Anthony Rapp se han sumado las de otros 13 hombres, su publicista ha dimitido, su agencia de relaciones p¨²blicas lo ha despedido y Netflix ha decidido eliminar a su personaje de la exitosa serie?House of cards y cortar con ¨¦l cualquier relaci¨®n contractual.
Todas estas decisiones eran previsibles. Suponen el procedimiento habitual de una industria gigante para deshacerse de sus manzanas podridas y evitar una crisis de imagen que puede costar millones de d¨®lares. Pero hay otra decisi¨®n anunciada esta semana que no tiene precedentes: Sony Pictures y Ridley Scott han decidido eliminar todas las escenas de Kevin Spacey de la pel¨ªcula Todo el dinero del mundo a mes y medio del estreno y rodarlas de nuevo con otro actor. Christopher Plummer ser¨¢ el encargado de dar vida al multimillonario del petr¨®leo J. Paul Getty en la pel¨ªcula basada en el caso real del secuestro de su nieto. Kevin Spacey ha sido, de forma literal, borrado del mapa.
Un espectador adulto deber¨ªa ser capaz de aceptar la idea de que una persona despreciable puede ser un buen profesional, de que se puede disfrutar del talento de alguien en la pantalla y condenar en¨¦rgicamente su comportamiento detr¨¢s de las c¨¢maras
?Es una buena decisi¨®n? Muchos medios dicen que s¨ª. La publicaci¨®n especializada Variety, por ejemplo, dedic¨® ayer una columna de opini¨®n?a alabar a la productora estadounidense y al director ingl¨¦s por la decisi¨®n. En su texto se habla de lo positivo que ser¨¢ para la imagen de sus responsables, de las posibilidades que gana de cara a los Oscar (muchas quinielas dicen que esta pel¨ªcula podr¨ªa dar a Scott su primera estatuilla) y se se?ala que hay much¨ªsimo dinero en juego.
En resumen: la decisi¨®n responde a los intereses de unos ejecutivos enfrentados a cuentas y n¨²meros, pero no se menciona la intenci¨®n de respetar la sensibilidad de las v¨ªctimas de Spacey. Tambi¨¦n demuestra c¨®mo una industria es capaz de pasar de cero a cien empujada por la crisis de imagen y las circunstancias: del "todo el mundo mir¨® para otro lado" a la dr¨¢stica medida del destierro han pasado, literalmente, diez d¨ªas. Y, sobre todo, perpet¨²a un trato infantilista hacia el p¨²blico, al que Hollywood considera incapaz de discernir entre realidad y ficci¨®n e incapaz de aceptar que una mala persona puede ser un buen profesional y viceversa.
Kevin Spacey deber¨ªa enfrentarse a sus delitos y pagar por ellos ante la ley, no ser borrado de los ojos de un p¨²blico que no parece soportar la idea de que los criminales existen. Un espectador adulto deber¨ªa ser capaz de aceptar la idea de que una persona despreciable puede ser un buen profesional, de que se puede disfrutar del talento de alguien en la pantalla y condenar en¨¦rgicamente su comportamiento detr¨¢s de las c¨¢maras. No hay que celebrarlo, ni defenderlo, pero s¨ª permitir que si hab¨ªa una pel¨ªcula en la que hab¨ªa hecho un trabajo magistral (TriStar ten¨ªa preparada una gran campa?a para llevarlo hacia el que hubiese sido su tercer Oscar,?tras los obtenidos por Sospechosos habituales en 1996 y por American beauty en 2000) el p¨²blico la vea y pueda juzgar su talento. Si es necesario, por ¨²ltima vez
Pero la lectura que la mayor¨ªa ha escogido es que la industria del entretenimiento produce no solo profesionales y premios, sino ¨ªdolos que muchos j¨®venes toman como modelo de comportamiento y por lo tanto debe desterrar a todas sus manzanas podridas para dar ejemplo. Bien, acept¨¦moslo. Solo que esa podr¨ªa ser buena idea si se hiciese de verdad. El problema llega cuando unas manzanas podridas siguen trabajando y otras no, sin saber muy bien a qu¨¦ obedecen los criterios que deciden si deben ser o no expulsados del para¨ªso.
La misma pel¨ªcula de la que Kevin Spacey va a ser eliminado est¨¢ protagonizada por Mark Wahlberg, que ha hecho en varias ocasiones declaraciones racistas y hom¨®fobas. Y que acumula estos incidentes: en 1986 fue detenido por arrojar piedras a grupos de ni?os afroamericanos en dos ocasiones; tambi¨¦n en 1986 agredi¨® con un palo de madera a un vietnamita llamado Thanh Lam hasta dejarlo inconsciente y a continuaci¨®n golpe¨® en un ojo a otro vietnamita llamado Hoa Trihn, y en 1992 golpe¨® a un chico de 20 a?os llamado Robert D. Crehan y le rompi¨® la mand¨ªbula.
Sony, la misma productora que ha desterrado a Kevin Spacey, intent¨® en 2016 conseguir los derechos de distribuci¨®n de Manchester frente al mar, la pel¨ªcula que llev¨® a Casey Affleck a conseguir un Oscar tras una campa?a de apoyo y promoci¨®n fabricada a medida. Casey Affleck fue acusado en 2010?de acosar sexualmente a la directora de fotograf¨ªa Magdalena Gorka y la productora Amanda White. Una de ellas dijo que Casey se hab¨ªa metido en su cama mientras dorm¨ªa, la otra que trat¨® de retenerla en la habitaci¨®n de su hotel de forma violenta. Ambas afirman que Affleck abus¨® verbalmente de ellas. El canal de televisi¨®n ABC tuvo acceso a las denuncias de las dos mujeres y las colg¨® en su web. Se pueden leer aqu¨ª?y aqu¨ª. El asunto se solucion¨® con un acuerdo extrajudicial y las demandas fueron desestimadas en 2010.
?Tendr¨ªa sentido que Netflix retirase la alabada pel¨ªcula 'The Meyerowitz Stories (New and Selected)' para regrabarla sustituyendo a Dustin Hoffman, acusado de propasarse por la actriz Meryl Streep, por la escritora Anna Graham y por la productora Wendy Riss?
En toco caso, la industria del entretenimiento sigue llena de artistas reverenciados que han sido acusados de ¨Cy en algunos casos condenados por¨C cometer hechos horribles. Alfred Hitchcock. Roman Polanski. El director Victor Salva. El productor Dr. Luke. El rapero y productor R. Kelly. James Brown, Ike Turner y Miles Davis fueron unos maltratadores que convirtieron la vida de sus esposas en un infierno. Mike Tyson. Rick James. Chris Brown. Josh Brolin.?Nicolas Cage. Hasta John Lennon reconoci¨® en una entrevista en Playboy?que en su juventud hab¨ªa sido un hombre violento que hab¨ªa agredido a hombres y a mujeres.
Todos ellos, o bien siguen trabajando con ¨¦xito hoy, o bien siguieron haci¨¦ndolo muchos a?os despu¨¦s de que las acusaciones saliesen a la luz. ?Tendr¨ªa sentido que Netflix retirase de su plataforma la alabada pel¨ªcula?The Meyerowitz Stories (New and Selected)?(Noah Baumbach, 2017) para regrabarla sustituyendo a Dustin Hoffman, acusado de propasarse en su comportamiento por la actriz Meryl Streep, por la escritora Anna Graham Hunter y por la productora Wendy Riss Gatsiounis??Kevin Spacey no va a tener la suerte de los anteriormente mencionados. Los hechos de los que se le acusan no son m¨¢s deplorables que los que han cometido algunos de los se?alados por los profesionales a los que nos acabamos de referir, pero ¨¦l ha tenido la mala suerte de llegar en un momento en que hay en juego una pel¨ªcula de presupuesto millonario, una carrera hacia los Oscar y unas redes sociales con memoria cortoplacista dispuestas a arder.
Todo eso no oculta el hecho de que es una persona cuyo comportamiento deplorable debe ser condenado. Curiosamente, el personaje al que interpretaba en Todo el dinero del mundo, el avaro multimillonario J. Paul Getty, tambi¨¦n lo era. Para una audiencia que seg¨²n Hollywood no sabe diferenciar realidad de ficci¨®n, el ejercicio de metonimia hubiese resultado en esta ocasi¨®n m¨¢s f¨¢cil que nunca.
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