?La Europa que protege?
Urge salir de los placebos pol¨ªticos
Aunque tarde, por fin reconocemos que las sociedades est¨¢n cargadas de emociones, y que la ira, el miedo, el resentimiento, tambi¨¦n conforman el relato sentimental de nuestras democracias liberales. El tronco com¨²n de ese ramillete de sensaciones es la percepci¨®n generalizada de inseguridad. La incertidumbre ante el futuro, la p¨¦rdida de identidades que se pensaban fijas, la desregularizaci¨®n del mercado y la violencia son factores en parte responsables de la cultura pol¨ªtica inestable en la que vivimos.
Durante mucho tiempo pensamos que el deber de la raz¨®n era reprimir las emociones, antes que orientarlas hacia mejores direcciones. Las turbulencias pol¨ªticas del ¨²ltimo a?o nos han concienciado de que negar las emociones en el espacio p¨²blico no implica que dejen de motivar la acci¨®n de las personas. Para apaciguarlas, no sirve la respuesta defensiva, el regreso al calor del Estado-naci¨®n, ignorando la complejidad de un mundo interconectado y cambiante. Urge salir de los placebos pol¨ªticos.
Quiz¨¢s por eso Macron se decidiera a lanzar la idea de ¡°una Europa que protege¡±. Tras su epidermis, habr¨ªa un latido melanc¨®lico, el abandono de la pretensi¨®n de universalizar unos valores que, al ser buenos para nosotros, quisimos extender al resto del mundo. Convertir a Europa en excepci¨®n, antes que en un modelo com¨²n, tendr¨ªa sentido en un orden global que azuza su incertidumbre espoleado por los Trump, Putin, Xi Jinping o Erdogan de turno. Pretender¨ªamos guardarnos a Kant en un mundo irremediablemente hobbesiano.
?Tiene sentido que Europa se pliegue sobre s¨ª misma para proteger su modo de vida y recuperar un proyecto que emocione y calme nuestras ansiedades? Convertirla en fortaleza numantina implicar¨ªa comunitarizar unos valores que ya son de todos, extirparlos de un imaginario humanista que naci¨® con vocaci¨®n global. Supondr¨ªa, de hecho, renunciar a la fundamentaci¨®n universalista de los derechos humanos, que quedar¨ªan adscritos a una cultura m¨¢s: una opci¨®n entre muchas. Pero no debe ser el miedo el que gu¨ªe a Europa: arribar a puerto y plegar velas. Como a Ulises, deber¨ªa guiarnos nuestro af¨¢n de aventura, aquel viaje perenne a ?taca que nos cant¨® Kavafis. @MariamMartinezB
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