Oportunista Colau

Si nos crey¨¦ramos la raz¨®n oficial que ha dado la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para justificar la ruptura de la alianza de gobierno municipal con el PSC bastar¨ªa con poner en cuesti¨®n lo evidente: en ninguna forma de democracia 2.059 votos de militantes deber¨ªan tener el poder de someter a la inestabilidad a la gran potencia urbana del Mediterr¨¢neo, hasta hace poco capital editorial de Hispanoam¨¦rica, aspirante con grandes posibilidades a la Agencia Europea del Medicamento o sede del Mobile Congress, por citar algunas de las ¨¢reas en las que Barcelona irradiaba enorme capacidad de atracci¨®n y dinamismo, y que se est¨¢n viniendo abajo ante la conflictividad creciente.

Pero esos 2.059 militantes que han votado en contra de esa alianza no tienen gran importancia, porque las razones verdaderas de Colau y BCom¨² pasan por el oportunismo electoral y la polarizaci¨®n a poco m¨¢s de un mes de las elecciones. Incluso dentro de sus filas han calificado la consulta de ¡°parip¨¦ demag¨®gico¡±. Refugiada tras esos 2.059 militantes y sin pronunciarse ella siquiera, Colau ha olvidado la mayor responsabilidad de un dirigente, que es el inter¨¦s general, y no el particular.

La alcaldesa Colau, que ha jugado ante el desaf¨ªo independentista a las contradicciones; que ha pretendido defender el refer¨¦ndum ilegal del 1-0 al tiempo que apelaba a no reconocer sus resultados; que se apunta a las manifestaciones por supuestos ¡°presos pol¨ªticos¡± que no existen; o que no sabe responder si hay Rep¨²blica o si Puigdemont sigue siendo president cuando la mism¨ªsima Forcadell ya lo sabe, ha dado un paso irresponsable hacia la inestabilidad, la fragilidad de la econom¨ªa catalana y el enfrentamiento ciudadano.

Colau rompe el acuerdo, que manten¨ªa expl¨ªcitamente al margen los asuntos no locales, y lo hace en supuesto castigo a la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155. La realidad es que la formaci¨®n que ella inspira quiere jugar un papel relevante el 21-D, en posible coalici¨®n con ERC ante el probable derrumbe del PDeCAT. En ese altar ella sacrifica todo lo dem¨¢s.

Las expectativas de cada partido ante el 21-D est¨¢n ahora mismo en construcci¨®n, pero entre la posici¨®n m¨¢s contundente de los constitucionalistas PP y Ciudadanos; la leg¨ªtima aspiraci¨®n del PSC a reagrupar al catalanismo moderado y no independentista; y quienes sobrevivan del frente independentista que gobernaba hasta ahora Catalu?a, los comunes aspiran a ocupar un espacio lo suficientemente ambiguo en t¨¦rminos nacionalistas como para atraer votos decepcionados de Junts pel S¨ª, pero partidarios del derecho a decidir, y catalanistas que pueden recurrir al PSC.

En las coordenadas que ahora dividen por duplicado la pol¨ªtica en Catalu?a, Colau se ha colocado en la divisoria entre independentistas y constitucionalistas a favor de los primeros, en lugar de la que separa izquierda y derecha. Y, sobre todo, se ha colocado en la actitud de los que rompen la convivencia y la capacidad de pactar con los diferentes a costa de los ciudadanos de Barcelona y de la estabilidad econ¨®mica que precisa Catalu?a. Olvidando que solo cuenta con 11 de los 41 concejales, se lanza a su apuesta electoral por encima del inter¨¦s general. Un autogol en propia puerta para la nueva pol¨ªtica.