Juguetes chungos, los favoritos del abuelo
Cada vez que ve a los nietos tiene algo que darles, lo que sea, lo que pille haciendo la compra. Mi casa se llena de tralla, pero me enternece
Las reglas eran claras: ¡°No compres nada del todo a cien, que haga mucho ruido o con lo que pueda atragantarse, y si es de madera, mejor¡±, le dije a mi padre. Con estas directrices a¨²n frescas, el abuelo decidi¨® regalarle al ni?o (que tendr¨ªa entonces un a?o) una endeble pelota de silicona con pinchos que al botarla emit¨ªa luz estroboscopica y una melod¨ªa de karaoke chino chungo. Y era de perro. Era por si quer¨ªas matar de un infarto a tu perro, imagino.
No lo hizo para callarme la boca. Es m¨¢s bueno que bueno, pero le puede lo de comprar cosas absurdas, completamente inapropiadas y baratas. Siempre lo ha hecho con los juguetes de su prole, no es de ahora, pero ahora es m¨¢s f¨¢cil.
Un a?o despu¨¦s, cuando vi que con los dos del nieto mi padre igual ve¨ªa razonable empezar a comprarle armas de fuego a su primer descendiente var¨®n, le expliqu¨¦ muy seria por qu¨¦ no pod¨ªa bajo ning¨²n concepto regalarle pistolas. Incluso apel¨¦ a la pol¨ªtica internacional: el padre del ni?o es mexicano, donde seis de cada 10 asesinados mueren en balaceras. A eso no puede jugar mi ni?o, pap¨¢. Pap¨¢, por favor, no hieras sensibilidades. Por fi, papi.
A d¨ªa de hoy ¨Cel ni?o ya tiene cinco¨C, el abuelo no le ha comprado una sola pistola, pero para sacarse la espinita armament¨ªstica ha ido surtiendo el arsenal medieval que tengo en casa. Espadas, catapultas, arcos, flechas, ballestas, hachas, mazas, un par de cascos y pecheras de cota de malla con los que mi familia podr¨ªa recrear la batalla de las Navas de Tolosa el domingo por la tarde.
Mientras nosotros intentamos controlar la cantidad, calidad y correcci¨®n pol¨ªtica de lo que compramos a nuestros hijos, nos ha salido un duende de la Navidad punki que trabaja todo el a?o. Jubilado y con cuenta en AliExpress.
A veces me hace caso, va a las tiendas que le digo, compra mis sugerencias, busca juguetes buenos (con certificaci¨®n europea al menos). Se esfuerza, pero no siempre puede. Porque el abuelo tiene tres nietos ¨Clas otras dos son ni?as¨C, y cada vez que los ve tiene que darles algo. Lo que sea. Lo que pille en el Lidl haciendo la compra. Lo que tengan en el mostrador del bazar donde va a por el pan. Compra tanta tralla que muchas veces olvida lo que ha comprado y repite. Siempre lo envuelve todo, tambi¨¦n con lo que pilla, como cinta americana o cuerda de esparto. Los ni?os adoran estas Navidades semanales. Los yernos no pueden m¨¢s con el tema, y a m¨ª, a pesar de las reglas que trato de imponer y de la basura pl¨¢stica que genera, me enternece.
Miro la cesta de los juguetes que preside mi sal¨®n, llena de patrulleros caninos fake, con ojos como derretidos por un accidente nuclear, peluches de poli¨¦ster 100% que emiten siniestras grabaciones realizadas a miles de kil¨®metros que imagino dicen cosas como ¡°todos los hijos del capitalismo merec¨¦is la muerte lenta¡± y beb¨¦s con la piel de la cabeza de un tono diferente a la del cuerpo por haber pasado demasiado tiempo en alg¨²n escaparate de mala muerte. Tenemos uno al que hemos bautizado Melanoma; no me animo a tirarlo, a mi ni?a le encanta. Todos estos horrores ba?ados en t¨®xica pintura con plomo compiten por el cari?o de mis hijos con fin¨ªsimos juguetes de madera comprados online en pa¨ªses como Canad¨¢, plastilinas que te podr¨ªas comer llegado el caso porque no contienen gluten y mu?ecos biodegradables que no tienen connotaciones de g¨¦nero y votan progresista. A veces ganan unos, a veces los otros. Los chungos son m¨¢s, pero los guays son m¨¢s resistentes. Es el choque de civilizaciones en un solo cesto de fieltro.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.