El sue?o del buen sue?o
Ahora que dormir bien es la nueva moda, los artefactos ¡°inteligentes¡± cruzan la ¨²ltima frontera: nuestro descanso.
LA INTELIGENCIA ATACA. Vivimos en un mundo donde casi todo dice ser inteligente: los tel¨¦fonos, las casas, los autom¨®viles, los hornos, incluso Dios ¡ªo algunos de ellos. Siempre que hablemos, claro, de inteligencia artificial. La m¨¢s natural, la m¨¢s intransferible de las calidades del hombre ¡ªsu inteligencia¡ª se ha transformado ¨²ltimamente en un artificio que intentamos agregar a cualquier cosa. Literalmente: a cualquier cosa. Ahora, por ejemplo, los pijamas.
Una empresa americana, Under Armour, acaba de lanzar sus ¡°pijamas inteligentes¡±: dicen que son una creaci¨®n de Tom Brady, la gran estrella de su f¨²tbol y marido de Gisele B¨¹ndchen, que descubri¨® que los rayos infrarrojos enviados por la biocer¨¢mica que usaba para desinflamar y recuperar sus m¨²sculos tambi¨¦n lo ayudaban a dormir mejor. Entonces la empresa consigui¨® mezclar un gel de esa biocer¨¢mica en el tejido de sus pijamas y los hizo reconfortantes y dizque inteligentes.
O no tanto, pero vale la intenci¨®n: queremos controlar tambi¨¦n qu¨¦ hacemos cuando no hacemos nada que podamos controlar. El sue?o es, en ese sentido, una de las ¨²ltimas fronteras. Y en estos tiempos de obsesi¨®n con los cuerpos ¡ªlos propios, los ajenos, los confusos¡ª, las ciencias y t¨¦cnicas del sue?o ocupan cada vez m¨¢s espacios y personas, producen cada vez m¨¢s apetitos.
Hace poco un art¨ªculo del New York Times proclamaba en su t¨ªtulo que ¡°El sue?o es el nuevo s¨ªmbolo de status¡± ¡ªy rese?aba las investigaciones de los mejores laboratorios americanos, los inventos de las empresas m¨¢s osadas. En el sue?o ¡ªen el sue?o perdido, en su b¨²squeda¡ª hay tambi¨¦n toneladas de dinero. Y el pijama inteligente no es, por supuesto, el ¨²nico que lo pretende. La industria del sue?o, hasta hace poco dominada por colchoneros decimon¨®nicos disfrazados de modernos y pastillas que se parec¨ªan demasiado a las temibles drogas, se ha diversificado en ramas y ramitas.
Ya hay almohadas casi tan inteligentes como el pijama, l¨¢mparas que te activan la melatonina, cascos que te resetean las ondas cerebrales, m¨²sicas que te duermen cual madres mucho m¨¢s pacientes, aplicaciones que custodian tu sue?o y lo interrumpen cuando les parece y lo protegen cuando les parece y, al final, te informan c¨®mo fue y qu¨¦ puedes hacer para hacerlo todav¨ªa mejor: para ser un triunfador del sue?o.
Porque, pese a todo, seguimos ignorando. El sue?o es, queda dicho, una frontera rara. No sabemos mucho de lo que pasa all¨ª: acept¨¢bamos ¡ªhasta ahora acept¨¢bamos¡ª que era una terra incognita, un territorio donde estamos y no estamos y somos y no somos. Conocemos, s¨ª, sus resultados, sus efectos: sabemos que no es f¨¢cil dormir bien y que, cuando lo hacemos, somos diferentes. Y tambi¨¦n lo saben los patrones: que un empleado mal dormido es un mal empleado, as¨ª que los jefes de personal est¨¢n interesados en encontrar formas de mejorar los sue?os de sus trabajadores.
Y por eso pagan, por ejemplo, una Feria del Sue?o como la que organiz¨® para LinkedIn hace unos meses en Nueva York una se?ora, Nancy Rothstein, que se presenta como ¡°Embajadora del Sue?o¡±. ¡°Si el sue?o supo ser el nuevo sexo, como proclam¨® hace diez a?os Marian Salzman, una scout de tendencias y directiva de Havas Norteam¨¦rica, hoy es una medida del ¨¦xito ¡ªuna habilidad que debe ser cultivada y cuidada¡ª, un realzador del potencial humano y prolongador de nuestras vidas¡±, escribi¨® en el Times Penelope Green.
Es cierto que en ingl¨¦s, por lo menos, la palabra sue?o ¡ªsleep¡ª y la palabra sue?o ¡ªdream¡ª son claramente diferentes. Pero no en castellano: que el sue?o actual sea no perder el sue?o dice tanto sobre los tristes sue?os de estos tiempos.
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