En la era de la ¡®posverdad¡¯, la filosof¨ªa consigue que los j¨®venes detecten la mentira
Los expertos consideran que su aprendizaje ense?a a pensar de forma cr¨ªtica ante una realidad que se antoja cada vez m¨¢s compleja
S¨®crates, Plat¨®n, Pit¨¢goras, Engels o Nietzsche fueron algunos de los grandes damnificados de la aprobaci¨®n, en 2013, de la Ley Org¨¢nica para la mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), conocida popularmente como ¡°Ley Wert¡±. Una Ley que redujo los estudios de Filosof¨ªa en la ense?anza secundaria de forma sustancial y que ratific¨® que la Historia de la Filosof¨ªa pasase de obligatoria a optativa en nuestro sistema educativo. En el D¨ªa Mundial de la Filosof¨ªa, que se celebra este jueves 16 de noviembre, son muchos los fil¨®sofos, profesores, padres, organismos o asociaciones que reclaman incluir de nuevo una asignatura que resulta fundamental en el desarrollo de j¨®venes de 15 a 18 a?os y que ha sido tachada de ¡°in¨²til¡± frente a otras disciplinas que se consideran ¡°a priori¡± m¨¢s provechosas ante un futuro laboral. Sin embargo, son muchos los expertos que consideran la filosof¨ªa ¡°esencial¡± en el aprendizaje de los j¨®venes para ense?arles a pensar de forma cr¨ªtica ante una realidad que se antoja cada vez m¨¢s compleja.
Hasta esta la reforma, los estudios relacionados con esta asignatura hab¨ªan mantenido una presencia regular a trav¨¦s de tres materias obligatorias: la ?tica de 4? de ESO, la Filosof¨ªa General de 1? de Bachillerato y la Historia de la Filosof¨ªa de 2? de Bachillerato, en la que los alumnos entraban a estudiar los autores. La eliminaci¨®n de estos contenidos ha supuesto que algunos estudiantes pueden finalizar la educaci¨®n obligatoria y salir a los 16 a?os sin conocer, por ejemplo, los fundamentos que estructuran el pensamiento occidental desde los cl¨¢sicos hasta Marx o Sartre. Una potestad, la de incluir estos conocimientos en el curr¨ªculo acad¨¦mico, que depende de cada Comunidad Aut¨®noma que es quien decide en qu¨¦ modalidades es obligatoria. En Espa?a, solo 9 de las 17 comunidades que la integran mantienen la filosof¨ªa como asignatura obligatoria en los institutos.
Frente a este arrinconamiento de la Filosof¨ªa en las aulas, Adela Cortina, catedr¨¢tica de ?tica y Filosof¨ªa Pol¨ªtica en la Universidad de Valencia, opina que desde distintos colectivos se sigue trabajando para impulsar la ense?anza de esta materia. Cortina se?ala que, adem¨¢s, ¡°es necesario que haya una asignatura de ?tica para todos los alumnos, no alternativa a la Religi¨®n. Hace tiempo exist¨ªa una asignatura llamada ¡°La vida moral y la reflexi¨®n ¨¦tica¡±, que aceptaban con gusto todos los grupos sociales y deber¨ªa ser de nuevo com¨²n a todos sin alternativas¡±. Un valor, el de la Filosof¨ªa, que en opini¨®n de Cortina debe extenderse a las facultades porque, seg¨²n destaca, ¡°es esencial que esta materia sea reclamada desde las facultades, que la elijan como una de las materias que se debe cursar para ingresar en sus estudios. Esa es la forma de que se tenga en cuenta en la prueba de acceso a la Universidad¡±.
La existencia, el conocimiento, la realidad, la moral as¨ª como la verdad, forman parte de nuestro d¨ªa a d¨ªa y son conflictos que estudia la filosof¨ªa para ayudarnos a encontrar la sabidur¨ªa, conocerla y, por tanto, valorarla. Adem¨¢s, nos lleva al pensamiento y a la comprensi¨®n, y nos ofrece una visi¨®n m¨¢s cr¨ªtica de la realidad. En este sentido, Jorge Riechmann, poeta y profesor titular de filosof¨ªa moral de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, afirma que esta materia est¨¢ conectada directamente con los intereses e inquietudes de la sociedad, pero diferencia dos formas de concebir la filosof¨ªa. Una, como actividad altamente tecnificada y especializada, que se inserta dentro de la parcelaci¨®n actual del conocimiento ¨C en ocasiones, restringida a comunidades acad¨¦micas min¨²sculas que se parapetan detr¨¢s de barreras comunicativas infranqueables-, y que no logra conectar con las inquietudes de las personas. Y otra clase de filosof¨ªa, que en opini¨®n de Riechmann, ¡°tiene que ver con el hecho de que en cierto sentido ¨C si hacemos caso a Antonio Gramsci- todas y todos somos fil¨®sofos. Porque la filosof¨ªa se ocupa de tres grandes preguntas, como ense?aba Kant: qu¨¦ puedo conocer, c¨®mo debo obrar y qu¨¦ me cabe esperar, a las que a veces inclu¨ªa, qu¨¦ es el ser humano. Unas cuestiones que son permanentes y que no podemos eliminar de nuestra cabeza para siempre. Esta clase de filosof¨ªa mundana y existencial s¨ª que conecta con los intereses de la gente, una y otra vez, a trav¨¦s de diversas formaciones sociales y a lo largo de todo la historia humana¡±.
Un punto de vista, este ¨²ltimo, con el que coincide Adela Cortina ya que considera ¡°apasionante reflexionar sobre el sentido de la vida y de la muerte, sobre los misterios del universo, sobre c¨®mo lograr una vida feliz y construir sociedades justas. Preguntarse por los rasgos de una democracia lo m¨¢s aut¨¦ntica posible, adentrarse en la cuesti¨®n de qu¨¦ nos hace verdaderamente humanos y qu¨¦ ser¨ªa un mundo transhumano, en el que habr¨ªa que hablar de otro modo de nuestra dignidad¡±. ¡°Porque la filosof¨ªa bien hecha¡±, prosigue Cortina, ¡°interesa a la ciudadan¨ªa ya que trata de sus problemas m¨¢s profundos, de cuestiones en que nos va la vida, personal y compartida¡±.
Adem¨¢s, la necesidad de la Filosof¨ªa y por ende de los fil¨®sofos, a¨²n es m¨¢s acuciante para la actual sociedad posmoderna, globalizada, ¡°l¨ªquida¡± y mercantilizada. Una idea que no es ajena a Jorge Reichmann, quien cree que ¡°la reducci¨®n de lo humano a relaciones mercantiles es un fen¨®meno criminal al que habr¨ªa que llamar antropocidio¡±, de modo que ¡°a una filosof¨ªa que siga pr¨®xima a los valores de igualdad y emancipaci¨®n no le faltan tareas en este tiempo tan dif¨ªcil que viene¡±. En este tema, Cortina se?ala que frente a esta ¡°posverdad¡±, ¡°la filosof¨ªa tiene que denunciar que es sencillamente mentira y fomentar el af¨¢n por lo verdadero, la actitud l¨²cida de quien critica la informaci¨®n que recibe, y ofrecer criterios para poder contrastar con la realidad. Porque la realidad sigue existiendo, aunque en ocasiones no lo parezca¡±.
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