Escuchad a las mujeres
Me da que la mitad de la poblaci¨®n tiene motivos de verdad para estar cabreada
Las mujeres nos intentan explicar c¨®mo se sienten y c¨®mo las hacemos sentirse. Pero los hombres no las escuchamos. O no las entendemos.
Las cosas que nos dicen nos incomodan. A nadie le gusta que le pongan enfrente de un espejo en el que no se reconozca. Y ese retrato de discriminaci¨®n, subordinaci¨®n, injusticia, desigualdad, incluso acoso y violencia, nos perturba profundamente. Nos parece ajeno, desmesurado o injusto.
Unas veces rechazamos el diagn¨®stico. ¡°Las cosas no son as¨ª¡±, decimos. Nos sentimos acusados. Otras simpatizamos, pero desde la lejan¨ªa. Y otras, por suerte cada vez m¨¢s, colaboramos, miramos dentro de nosotros mismos. Intentamos cambiar por dentro para poder cambiar desde fuera. Pero no siempre con ¨¦xito, pues caemos en el paternalismo, y obstaculizamos en vez de facilitar.
No deja de resultar curioso el tiempo que consumimos hablando de Catalu?a con el argumento de que all¨ª un porcentaje elevad¨ªsimo de la poblaci¨®n, casi la mitad, nos dicen, quiere la independencia. Y debatimos horas y horas sobre c¨®mo responder a ese desaf¨ªo: ?refer¨¦ndum pactado? ?reforma de la Constituci¨®n? ?ruptura unilateral seguida de mediaci¨®n internacional?
Especial sobre violencia machista
Nos dicen los indepes que all¨ª hay un pueblo oprimido que ans¨ªa su liberaci¨®n. Y que no se pueden ignorar las demandas de casi dos millones de personas. Incluso plantean que todo esto cambiar¨¢ el d¨ªa que haya un muerto en la calle. Pero resulta que desde enero de este a?o la violencia de g¨¦nero ya ha puesto 44 muertas. Y unas estad¨ªsticas que muestran que el salario bruto de las mujeres es 400 euros menor al de los hombres, que el n¨²mero de ellas que ganan menos de 1.000 euros al mes duplica al de los hombres, que asumen los trabajos m¨¢s precarios y menos cualificados y que sus carreras laborales son m¨¢s cortas y, en consecuencia, sus pensiones m¨¢s bajas. Por no hablar de la asimetr¨ªa en las tareas dom¨¦sticas, el cuidado de los ni?os o el acoso sexual.
La mitad de la poblaci¨®n tiene motivos de sobra para estar cabreada, pensar que la igualdad es una etiqueta vac¨ªa, y que su derecho a la autodeterminaci¨®n est¨¢ todav¨ªa lejos de ser reconocido. Queridos pol¨ªticos: ese refer¨¦ndum y esa reforma constitucional sobre las mujeres, ?para cu¨¢ndo los dejamos? @jitorreblanca
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