El truco que ha demostrado la ciencia para parecer m¨¢s atractivos e inteligentes: el ¡°efecto animadora¡±
Las personas resultan m¨¢s atractivas cuando se las ve en un grupo que individualmente
Piensa en alg¨²n grupo de personas atractivas. Pueden ser las animadoras de un partido, los cantantes de un grupo musical estilo Backstreet Boys o sus secuelas, o j¨®venes que est¨¢n en un bar por la noche. Lo que t¨² desees. Y, ahora, perm¨ªteme una pregunta: ?es cierto que todos ellos son tan guapos o quiz¨¢ nos enga?a nuestra cabeza o nuestra vista? A las ciencias sociales les encantan este tipo de inc¨®gnitas, y Walker y Vul en 2014 publicaron un art¨ªculo con la conclusi¨®n: las personas resultan m¨¢s atractivas cuando se las ve en un grupo que individualmente. Este fen¨®meno lo bautizaron como el ¡°efecto animadora¡±, en honor a estas mujeres que resultan tan atractivas en su conjunto, aunque bien podr¨ªa llamarse ¡°efecto animador¡±, ya que no depende del g¨¦nero y con un grupo de hombres suceder¨ªa de la misma manera. Y, curiosamente, el motivo se debe a los fallos de nuestra percepci¨®n.
Walker y Vul, psic¨®logos de la Universidad de California, San Diego, hicieron cinco diferentes investigaciones. Mostraron cien fotos de una cara en solitario y, despu¨¦s, el mismo rostro rodeado de otros en un collage. Pidieron que valoraran la belleza en ambas ocasiones. Pues bien, las puntuaciones fueron ligeramente superiores cuando estaban en grupo. ?Motivo? En un primer golpe de vista y sin darnos ni cuenta, nuestra mente calcula la belleza media de lo que ve y, como se demostr¨® en la investigaci¨®n, la belleza media calculada suele ser superior a la suma de las bellezas individuales (es decir, la belleza media del equipo de animadoras suele ser mayor que la suma del atractivo de cada una de las mujeres que lo compone, siguiendo con el ejemplo anterior). Y esto no solo nos ocurre cuando vemos mujeres u hombres, sino tambi¨¦n cuando analizamos los objetos que nos rodean. Si aceptamos que nuestra percepci¨®n comete errores, veamos qu¨¦ podemos hacer para aprovecharnos de esta peculiaridad de nuestra mente.
Lo primero lo sugieren los propios investigadores en el trabajo acad¨¦mico publicado por Psychological Journal: "Ir con amigos o amigas puede ser una buena estrategia si se queda para una cita, especialmente si sus rasgos faciales se complementan y promedian las peculiares idiosincrasias de uno¡±. Es decir, buscar personas que te complementen en tus rasgos f¨ªsicos te ayuda a aparentar ser m¨¢s atractivo. Y, en este caso, no importa el g¨¦nero. Esta compensaci¨®n sucede tanto si est¨¢s rodeado de hombres como de mujeres. Por ello, en el mundo de la seducci¨®n y en el de los negocios, si se quiere aparentar un mayor atractivo es mejor no salir en fotos en solitario, sino rodeado de otros bien seleccionados que complementen nuestros defectillos. Y esto, curiosamente, no afecta solo a nuestra belleza, sino tambi¨¦n a nuestra inteligencia. Como se deduce de otras investigaciones, tambi¨¦n de manera inconsciente y por un efecto halo, correlacionamos belleza e inteligencia. Ya se sabe, se trata de otro error de la mente, pero as¨ª somos.
Y, por ¨²ltimo, si tenemos esta tendencia a ser m¨¢s generosos con el todo, estemos alerta. El marketing conoce este fen¨®meno antes de que Walker y Vul publicaran su investigaci¨®n. Por eso, las fotos de los objetos que se ofertan se rodean de un atrezzo que aparenta ser maravilloso. Y como nosotros de manera inconsciente calculamos la belleza media, pues podemos picar tan tranquilamente. As¨ª se observa en las exposiciones de muebles o en Ikea, donde se les da tan bien recrear ambientes. El conjunto nos puede gustar y nos apetecer¨ªa comprarlo. Sin embargo, si valor¨¢ramos los objetos uno a uno, es posible que no nos entusiasmaran tanto como cuando estaban rodeados de los otros. Por ello, si vamos de compras de muebles o de cualquier otro objeto, analic¨¦moslo de manera individual con cierto detenimiento para no caer seducidos por el ¡°efecto animadora¡± de nuestra propia mente.
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