Rusia, desinformaci¨®n y redes
Mosc¨² hace lo que ha hecho siempre solo que ahora se aferra a la negaci¨®n de la democracia
Bienvenida al siglo XXI, Espa?a. Te toca disfrutar de las delicias digitales de Mosc¨² y su utilizaci¨®n de los bots, los trolls, las intromisiones en webs y los medios del Estado para causar caos y confusi¨®n. El Kremlin lleva a?os ensayando estas t¨¢cticas con sus vecinos. Ya en 2007, por ejemplo, utiliz¨® una mezcla de ataques consistentes en denegaci¨®n de servicio e historias falsas para alimentar los disturbios ¨¦tnicos en Estonia y dejar incapacitados los sistemas pol¨ªtico y bancario del peque?o pa¨ªs. En Ucrania, recurri¨® a la difusi¨®n de mentiras en los medios audiovisuales y las redes sociales para polarizar el pa¨ªs hasta tal punto que prepar¨® el terreno para una invasi¨®n encubierta. En Alemania, propag¨® una noticia inventada sobre una chica rusa violada por un refugiado, con el fin de fomentar las manifestaciones contra los inmigrantes. Su ¨²ltima haza?a ha sido difundir publicidad opaca en las p¨¢ginas estadounidenses de Facebook para agudizar las tensiones raciales y en torno a la inmigraci¨®n.
Se trata de una estrategia que perfeccion¨® el KGB sovi¨¦tico, que ten¨ªa a miles de agentes dedicados a lo que se denominaba Medidas Activas, el uso de mentiras y falsificaciones para sembrar la discordia en Occidente. Las noticias hablaban de cosas como ¡°el plan secreto del presidente Carter para crear divisi¨®n entre los africanos negros y los estadounidenses negros¡±, acusaban a EE?UU del intento de asesinato de Juan Pablo II y de un intento de golpe de Estado contra el presidente franc¨¦s De Gaulle, falsificaban cartas del Ku Klux Klan que amenazaban a deportistas de pa¨ªses africanos, etc¨¦tera. Quiz¨¢ el caso m¨¢s famoso fue el de la Operaci¨®n Infektion, una historia cuidadosamente elaborada seg¨²n la cual la CIA hab¨ªa dise?ado el virus del sida para emplearlo como arma.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre lo que hac¨ªa el Kremlin entonces y lo que hace ahora. En aquella ¨¦poca, los sovi¨¦ticos se esforzaban mucho para que sus mentiras parecieran reales. En la Operaci¨®n Infektion incluyeron ¡°pruebas¡± m¨¦dicas proporcionadas por bi¨®logos de Alemania del Este y falsificaron ¡°cartas¡± de la CIA y un peri¨®dico indio que les sirvi¨® de tapadera para publicar en ¨¦l la noticia.
Las maniobras de desinformaci¨®n actuales del r¨¦gimen de Putin recuerdan mucho a aquellos tiempos, con sus historias de que EE?UU dise?¨® el virus del ¨¦bola y una base secreta estadounidense estaba fabricando el virus del zika en Ucrania. Sin embargo, en esta ocasi¨®n, el Kremlin no se molesta en intentar convencer a nadie de que sus mentiras son verdades. Se limita a sacar una noticia tras otra en la Red y luego les da la m¨¢xima difusi¨®n con bots. La actitud de posverdad del Kremlin encaja en el contexto medi¨¢tico de hoy. Durante la Guerra Fr¨ªa, hab¨ªa un n¨²mero limitado de cadenas de televisi¨®n y peri¨®dicos, un ¡°espacio informativo¡± amplio pero abarcable, en el que se pod¨ªa refutar una visi¨®n de la realidad. La revoluci¨®n de la informaci¨®n cambi¨® todo eso. Los motores de b¨²squeda y las redes sociales permiten a la gente elegir por su cuenta las noticias que les gustan y permanecer en c¨¢maras cada vez m¨¢s aisladas en las que la verdad es lo que cada uno quiere que sea. Del mismo modo, cuando Putin niega que haya soldados rusos en Ucrania y a continuaci¨®n reconoce sin ning¨²n problema que s¨ª que est¨¢n, no es tanto que est¨¦ mintiendo, como que diga que los hechos no importan.
La propaganda actual de Mosc¨² se centra en una negaci¨®n posmoderna del concepto liberal de la sociedad occidental: la democracia es una farsa; los pol¨ªticos son corruptos y rid¨ªculos. La propaganda rusa respalda movimientos de extrema izquierda, movimientos de extrema derecha y cualquier forma de protesta entre los dos. Las ¨²nicas cosas permanentes son la hostilidad y la desconfianza respecto al ¡°sistema¡± y la destrucci¨®n de un espacio p¨²blico en el que pueda florecer una democracia deliberativa y basada en los hechos. El error m¨¢s desastroso que se puede cometer ante los trucos del Kremlin es tomar medidas que agudicen precisamente las tensiones que el Kremlin quiere magnificar. Desde Europa del Este hasta EE?UU, la primera reacci¨®n ha sido acusar a cualquiera cuya causa apoye el Kremlin de ser una especie de traidor o un ¡°tonto ¨²til¡±. Esas acusaciones no han servido m¨¢s que para hacer el juego a Putin y a su manzana de la discordia. Si el prop¨®sito del Kremlin es contribuir a destruir la confianza, lo importante, ahora, es saber reconstruirla.
Peter Pomeranzev es Senior Visiting Fellow, Institute of Global Affairs, and Co-Director of the Arena Program, LSE, Arena.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.