El ¡®show¡¯ de Julita y familia
El actor Gustavo Salmer¨®n grab¨® durante 14 a?os a su madre, protagonista absoluta del documental ¡®Muchos hijos, un mono y un castillo¡¯ y entra?able matriarca de un exc¨¦ntrico clan. Este es un diario del sinuoso rodaje que arranc¨® con la tradicional matanza del cerdo en el regio castillo familiar.
LO QUE AQU? narro es la b¨²squeda de la verdad. S¨ª, s¨¦ que suena pretencioso, pero qu¨¦ hay de malo en intentarlo. Olvidar¨¢ su juicio cuando le diga que tard¨¦ 14 a?os en encontrarla y que consegu¨ª atraparla en 88 minutos de inexorable valor. Porque la verdad es muy valiosa. Tengo que admitir que cuesta trabajo reconocerla en un mundo en el que, como dir¨ªa el se?or Galeano, ¡°el funeral importa m¨¢s que el muerto, la boda m¨¢s que el amor y el f¨ªsico m¨¢s que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase que desprecia el contenido¡±. Esta verdad que muestro es una agridulce, cruda y sin ali?ar, para bien o para mal. Y los protagonistas que la desvelan, mi familia y yo, yo y mi familia, tambi¨¦n se muestran agridulces, crudos y sin ali?ar, para bien o para mal.
Me gustar¨ªa compartir con usted en esta cr¨®nica mi vadem¨¦cum contra los errores y aciertos, en el humilde ejercicio de cuestionarme, deprimirme, odiarme, perderme y encontrarme durante estos 14 a?os de rodaje.
S¨ª, 14 largos a?os grabando. Porque si Plinio el Viejo ten¨ªa un lema, ¡°Nulla dies sine linea¡±, ning¨²n d¨ªa sin una l¨ªnea, Gustavo el Joven tambi¨¦n: ¡°Nulla dies sine adnotatione¡±, ning¨²n d¨ªa sin grabar.
?Mi madre es la Gena Rowlands espa?ola, la Meryl Streep
gorda! ?Es maravillosa! Tengo que hacer un documental
Marzo de 2003. Es una hermosa ma?ana de invierno, mi hermano David y yo esperamos en el corral del castillo ¡ªs¨ª, tenemos un castillo¡ª el acontecimiento del a?o: la matanza del cerdo. En este peculiar contexto, la cerda tiene nombre, Lupita. Es nuestra m¨¢s adorable mascota. Se preguntar¨¢ entonces por qu¨¦ sacrificarla. Por tradici¨®n. Siguiendo mi lema, grabo el sangriento acontecimiento durante horas. Al final del d¨ªa, Lupita se ha convertido en 36 kilos de chorizo, 22 kilos de morcillas, chuletitas y unas patitas para caldo.
Al d¨ªa siguiente, mi madre hace este comentario durante la comida:
¡ªAyer me identifiqu¨¦ profundamente con el cerdo. Todo ese tocino, esa grasa, as¨ª soy yo. Y me cae simp¨¢tico el tocino del cerdo porque creo que es m¨ªo. Y yo me quiero a m¨ª misma, l¨®gicamente.
?Qu¨¦ maravilla! ?Qu¨¦ reflexi¨®n! ?Qu¨¦ poder de empat¨ªa! Gracias a ser esclavo de mi lema, lo tengo grabado.
Esta fue la revelaci¨®n que dio el pistoletazo de salida a una grabaci¨®n. Bueno, m¨¢s bien fue el degollamiento de salida, y no solo el de Lupita. Porque nunca m¨¢s he vuelto a recuperar la cabeza y mucho menos la raz¨®n.
Abril de 2003. De regreso a Madrid, vuelvo a escuchar aquella frase. Escudri?ando la cara de mi madre, no puedo menos que gritar de alegr¨ªa. ?Qu¨¦ clase! ?Qu¨¦ estilo! ?Qu¨¦ naturalidad al hablar de sus frondosidades! ?Es la Gena Rowlands espa?ola, es la Meryl Streep gorda! ?Es maravillosa! Tengo que hacer un documental sobre la matanza. ?Qu¨¦ ingenio! Mi madre es la digna embajadora de la matanza espa?ola. Esto hay que promoverlo, promulgarlo, financiarlo; eso es, financiarlo. Es un documental sobre la historia de Espa?a. Pido una subvenci¨®n al Ministerio. Ya tengo el t¨ªtulo: Jamones lejanos.
Septiembre de 2004. Sigo grabando a mi madre y todo lo relacionado con el sacrificio de la matanza. Casi un a?o despu¨¦s, llega una segunda revelaci¨®n mientras selecciona los huesos para el caldo:
¡ªMira, esto es una v¨¦rtebra. Yo tengo una v¨¦rtebra. La de mi abuela.
¡ª?C¨®mo? ?Qu¨¦ has dicho con tanta ligereza? ?Que tienes una v¨¦rtebra? ?De mi abuela? Perd¨®n, ?de tu abuela? ?De mi bisabuela? La cabeza me va a explotar. ?D¨®nde est¨¢? ?Quiero verla! Es m¨¢s, exijo verla.
Mi madre contesta sin mirarme que hace tiempo que no la ve por la casa.
¡ª?C¨®mo? Ni que fuera una gata que entra y sale a su antojo y desaparece en ¨¦poca de celo. ?Santo cielo! ?Est¨¢ perdida! ?Hay que buscarla! ?A la carga! ?A qui¨¦n le importa el cerdo! ?Es la bisabuela! Esta es la historia: En busca de la v¨¦rtebra perdida. ?Qu¨¦ gran t¨ªtulo! ?Cu¨¢l es el tema? ?Qu¨¦ m¨¢s da! De la dificultad nacen las grandes obras. Voy a pedir una subvenci¨®n alegando que esta b¨²squeda es la b¨²squeda de Espa?a.
Ah, se me olvid¨® un peque?o detalle, la anterior fue denegada. No entiendo por qu¨¦. Pero no me dejar¨¦ llevar por estos peque?os infortunios.
Diciembre de 2005. Voy a compartir con usted la primera se?al que mi bisabuela me ha enviado. S¨ª, lee bien: est¨¢ dando se?ales, y yo, fiel siervo, las sigo.
Anoche, sobre las cuatro de la madrugada, estaba con mi admirado amigo el actor Jorge Bosch en un antro. Le contaba mis peripecias cinematogr¨¢ficas sobre la b¨²squeda de la v¨¦rtebra. Me miraba con gesto de asco o quiz¨¢ de miedo. No lo s¨¦. Nos serv¨ªan el tercer ron.
Una se?orita despampanante me observaba. Despu¨¦s de un rato, quiz¨¢ ya enamorada, se acerca. Vuelca su voluptuosa presencia sobre m¨ª para decirme que tiene que hablar conmigo.
Llevo dos a?os grabando a mi familia en busca de la v¨¦rtebra de mi bisabuela. Yo llevo la c¨¢mara, no puedo ayudarles en la tarea
¡ªEstamos charlando sobre el arte, querida ¡ªesto lo digo para que no note mi absoluta devoci¨®n por ella. Insiste y pienso: esta es mi noche.
¡ªEs sobre tu familia ¡ªrevela. No importa el tema de conversaci¨®n si la noche acaba bien.
¡ª?No crees que es algo pronto para que les conozcas? ¡ªle sugiero con una ligera sonrisa. Ella responde adecuadamente. Es el momento perfecto para invitarla a un ron.
Despu¨¦s de casi una hora de conversaci¨®n result¨® que era mi prima Paula. No importa, me dije. Y pens¨¦ en la gran sabidur¨ªa conquense que reza: el primo a la prima se le arrima.
Result¨® ser la bisnieta de la sobrina de mi bisabuela. Asesinadas ambas aquel triste d¨ªa de 1936. Si mi abuela me sigue enviando se?ales como esta, tendr¨¢ toda mi atenci¨®n.
Marzo de 2007. Llevo casi dos a?os grabando la b¨²squeda de la v¨¦rtebra de mi bisabuela. Grabo a mi madre busc¨¢ndola, a mis hermanos, a mi padre, a todo aquel que se tercia. Yo llevo la c¨¢mara, no puedo buscarla.
¡ªHay que encontrarla ¡ªles digo cuando ya no ocultan sus gestos moh¨ªnos¡ª. En vuestras vidas no hay tarea m¨¢s digna que esta.
?Y si est¨¢ en el castillo? ?Qu¨¦ gran lugar para una v¨¦rtebra! Mi madre parece haber escuchado mis pensamientos.
¡ª?Qu¨¦ te pasa? Est¨¢s obsesionado. ?Por qu¨¦?
¡ªHay que enterrarla.
¡ªPero ?por qu¨¦?
¡ªDemasiadas preguntas. Alg¨²n d¨ªa lo entender¨¢s ¡ª?l?e respondo¡ª. Y de paso, quiz¨¢ yo tambi¨¦n.
En el Ministerio tampoco lo han entendido. Subvenci¨®n denegada.
Agosto de 2007. Los meses pasan buscando la v¨¦rtebra. La pregunta que me hizo mi madre se repite en mi cabeza. ?Por qu¨¦ la buscas? ?Por qu¨¦ quieres enterrarla? No hallo respuesta. Me surge otra pregunta: ?hasta cu¨¢ndo? No lo s¨¦. No lo s¨¦.
Tengo que reconocer que estoy perdido. Para consolarme, voy a grabar a mi madre un rato. Comiendo, pein¨¢ndose, comiendo, lav¨¢ndose los dientes, comiendo¡
?Dios m¨ªo! No me extra?a que est¨¦ gorda. Como los h¨¦roes en las novelas de Voltaire, su dicha consiste, sobre todo, en almorzar bien.
Septiembre de 2007. Estoy triste. Me ha llamado la prestigiosa directora de casting Consol Tura para hacer una prueba muy importante con el director Santiago Zannou (El truco del manco). Despu¨¦s de una honda meditaci¨®n, he tenido que excusarme. Tienen que entenderlo, estoy en un momento ¨¢lgido del rodaje: mi madre le est¨¢ echando de comer a las gallinas.
PD: Un a?o despu¨¦s la pel¨ªcula se lleva 3 premios Goya. ?Es mi falta de ambici¨®n? ?De sangre fr¨ªa? Quiz¨¢ sea mi torpeza en los azares de la vida¡ ?Santo cielo! ?Por qu¨¦ yo soy yo?
Septiembre de 2011. Ocho a?os despu¨¦s sigo grabando a mi madre. S¨¦ lo que usted piensa. Por cierto, ahora que le observo, sus pupilas est¨¢n dilatadas. Es una clara midriasis: sufre un da?o cerebral causado por la lectura continuada de esta idiotez. S¨ª, eso es lo que piensa, no solo que soy un in¨²til, sino que lo que hago es in¨²til. Voy a cometer un ultraje a su fidelidad, hasta ahora inquebrantable, para decirle que est¨¢ usted equivocado.
En Cien a?os de soledad, el coronel Aureliano Buend¨ªa consagra su tiempo a fabricar pescaditos de oro que intercambia por monedas de oro; despu¨¦s vuelve a fundir las monedas para hacer nuevos pescaditos de oro. Un c¨ªrculo vicioso: ?d¨®nde est¨¢ el dinero?, ?los beneficios?, pensar¨¢. No caiga en la trampa de lo material. Esta es la primac¨ªa del placer por el placer de hacer algo. La primac¨ªa de la libertad.
Nuccio Ordine escrib¨ªa un manifiesto en 1958 en defensa de lo in¨²til, harto del abrazo mortal del lucro. ¡°Ni siquiera un cheque en blanco nos permitir¨¢ adquirir mec¨¢nicamente lo que solo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasi¨®n¡±, rezaba. La pasi¨®n es lo que me mueve. El placer de grabar por grabar como lema vital, y en esta honestidad sin provecho me entrego a amar lo bello y no lo ¨²til.
Pero no solo hablemos de mi placer, ?qu¨¦ hay del placer que siente mi divertida y locuaz madre? En estos a?os de grabaciones in¨²tiles ha surgido entre nosotros una relaci¨®n m¨¢s all¨¢ de madre e hijo. En este momento crucial de la madurez, despu¨¦s de haber perdido la comunicaci¨®n en la adolescencia, la c¨¢mara se transforma en un nuevo cord¨®n umbilical que nos une y a trav¨¦s del cual nos alimentamos mutuamente. Todo es gestar y luego parir, que dec¨ªa el gran Rilke.
Espero, querido lector, que sus pupilas sean de nuevo diminutas y coquetas piedras de azabache.
Marzo de 2012. Reconozco que 10 a?os grabando a mi madre en cualesquiera situaciones y estados no es algo, llam¨¦moslo, normal. Ayer al entrar en casa de mis padres les escuch¨¦ decir:
¡ªPobre Gustavo. Me da l¨¢stima ¡ªdec¨ªa mi decorosa madre.
¡ªA m¨ª me preocupa su estado mental ¡ªdec¨ªa mi honorable padre.
¡ªNos graba porque no tiene trabajo de actor ¡ªa?ade mi inteligente madre.
¡ªA nosotros, dos viejos sin inter¨¦s ¡ªresume mi valiente padre.
Entr¨¦ r¨¢pidamente en el despacho para que lo repitieran a c¨¢mara.
Hoy, en la soledad del creador, me he vuelto razonable. He decidido ir a ver a un psic¨®logo.
Junio de 2012. El doctor Pedro de Casso me trat¨® durante un a?o. Su inmensa bondad me permiti¨® grabar las terapias a pesar de no aceptar el dinero extra que le ofrec¨ª.
Hoy he visionado las terapias y tengo una gran noticia. Voy a hacer un documental con las terapias. Qu¨¦ gran idea, ?verdad? Por cierto, no pienso pedir una subvenci¨®n. Me queda algo de orgullo todav¨ªa. Aplauda, aplauda, no se corte.
Abril de 2013. Mi querida madre est¨¢ delicada de salud y para colmo se ha obsesionado con su muerte. ?Ah! Qu¨¦ punzada en el pecho cuando habla. Lo hace con uno de esos acentos del coraz¨®n que tanto cuesta escuchar con sangre fr¨ªa. Ayer la grab¨¦ preparando un ritual para el d¨ªa de su muerte. ?Dios m¨ªo! ?Qu¨¦ cinematogr¨¢fica es la muerte!
Entonces pienso. S¨ª, me veo obligado a confesar que a veces pienso.
Ser o no ser. ?Ser el hijo que se enfrenta a la muerte de su madre, desechando el disfraz de la inmortalidad con el que la ten¨ªa ataviada, o no ser hijo, sino director, obviando el sufrimiento que su posible ausencia me cause y seguir grabando esta obsesi¨®n que mantiene mi noble alma en la duda?
Octubre de 2013. Es oto?o en el castillo. He perdido la cuenta de los a?os que llevo buscando la v¨¦rtebra. ?Qu¨¦ ardua tarea! Sentado en la terraza observo a mis padres. ?l hace cuentas; ella, sentada a su lado, le ofrece una pera a trocitos. ?Qu¨¦ delicada escena! ?Cu¨¢nto amor sin darse cuenta y cu¨¢nto amor que cuenta! Tengo que pedir disculpas por este romanticismo rancio. El motivo pudiera ser que dentro de poco cumplir¨¦ a?os. Me veo obligado a confesar, cuando fecho otras 25 cintas grabadas m¨¢s, que me siento viejo. Viejo y perdido, a pesar de que mi querida madre ha olvidado la palabra ¡°no¡± en lo que a m¨ª respecta, y mi admirado padre me ha ense?ado uno de los m¨¢s preciados dones del arte: la paciencia. Estoy perdido, pero nadie me lo reprocha, salvo el ego art¨ªstico de que no haya final en esta empresa. Querida bisabuela, no renunciar¨¦ a encontrarte a pesar de que se ahogan mi raz¨®n y mi prudencia y lloro la encrucijada en la que el arte me hace poner la cabeza. ?Santo cielo! Shakespeare me ha pose¨ªdo. ?Maldici¨®n! Aqu¨ª llega mi padre.
¡ªHijo, ?qu¨¦ te pasa?
¡ªNada, padre, nada.
¡ª?Lloras?
¡ªNo, no ?Qu¨¦ cosas tienes! Es que estaba cronometrando cu¨¢nto tiempo aguanto sin pesta?ear.
Abril de 2015. Hoy por primera vez en los 12 a?os que llevo de rodaje he sentido el abrumador peso de la responsabilidad mientras grababa a mi adorable madre durante una conversaci¨®n telef¨®nica que aqu¨ª recreo.
¡ªGustavo me est¨¢ grabando. S¨ª, me est¨¢ grabando ahora mismo. Lleva mucho tiempo grabando. Es que est¨¢ haciendo una pel¨ªcula. Yo soy la protagonista.
Sonr¨ªe cual colegiala al primer halago del incondicional amante cuando pronuncia: ?Yo soy la protagonista! ?Qu¨¦ cruel es la responsabilidad! Ahora siento la obligaci¨®n como sent¨ª la alegr¨ªa cuando le escuch¨¦ aquella primera frase 12 a?os atr¨¢s. Es m¨¢s que una obligaci¨®n. ?El deber me llama! No puedo fallarla. Hay que dar por finalizado este periodo de devaneos. Ha llegado el momento de empezar a montar la pel¨ªcula.
Julio de 2017. Hoy es el d¨ªa m¨¢s glorioso de mi vida. De la vida de un solter¨®n que, a pesar de que este proyecto le haya dejado tieso, no pierde el buen humor.
Hoy me encuentro en la Rep¨²blica Checa con mi respetable familia y todo es felicidad. Muchos hijos, un mono y un castillo, mis 88 minutos de pel¨ªcula, han conseguido el Gran Premio del Jurado a Mejor Documental en la 52? edici¨®n del Festival Internacional de Karlovy Vary.
S¨ª, por fin puedo compartir con usted no solo la duda y la desorientaci¨®n, aderezados con alg¨²n momento de euforia, sino el asentamiento de este humilde artista en el trono de la obra acabada. Despu¨¦s de 12 a?os de grabaciones, 2 a?os de edici¨®n, de m¨¢s de 6 montadores, de m¨¢s de 75 versiones, de m¨¢s de 30 visionados para m¨¢s de 200 personas, de 8 kilos que se han ido y de la barriguita que se ha quedado, de que mi cabello haya tornado blanco, he terminado.
?Estoy fuera de m¨ª! No cabe mi alma gozosa en este cuerpo subterr¨¢neo.
Formad los batallones, ha llegado el momento de la ejecuci¨®n.
?Atenci¨®n, soldados! ?Firmes! Apunten al coraz¨®n del pasado. El presente y el futuro me pertenecen.
No puedo abandonar estas p¨¢ginas sin ofrecerle, querido lector, mi m¨¢s humilde agradecimiento. No solo por acompa?arme en esta loca aventura, sino por tener el buen gusto para ir a ver mi pel¨ªcula en vez de la de un enano verde que se hace llamar Yoda. Le aseguro que en la revelaci¨®n final que le ofrezco hallar¨¢ usted el significado de la vida que tanto he tardado en encontrar. Le aseguro que ser¨¢ de su total agrado y, si ni quiera consigo arrancarle unas risas, me encontrar¨¢ en Cuenca comiendo zarajos.
El documental Muchos hijos, un mono y un castillo se estrena en salas de cine el pr¨®ximo 15 de diciembre. Beatriz Monta?ez es co-guionista del largometraje.
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