Sexualidad personal e intransferible
No todos queremos lo mismo ni nos gustan las mismas cosas. Y mucho menos en el sexo
A cada uno nos gustan unas personas con las que nos apetece hacer una serie de cosas. Nuestra sexualidad nos pertenece y como tal debe ser tratada y respetada por los dem¨¢s. La exhibamos o no.
Si est¨¢n por la plaza de ?pera revu¨¦lvanse en ese entorno y paseen por las callejuelas. Justo donde nace la calle del Espejo, est¨¢ el cordel de Espejo. No me s¨¦ la historia de qui¨¦n lo puso, jam¨¢s he visto a nadie dejar un pliego, pero la mayor¨ªa de los d¨ªas, aparece una nota tendida para que el resto la disfrutemos. La mayor¨ªa van sin firma. Poemas, reivindicaciones laborales, mensajes para recaudar ropa y juguetes para los vecinos que no tienen, mensajes de amor, gritos feministas en contra de las muertas de este a?o, hasta partituras de la pieza de una canci¨®n que se regala a los vecinos. Una exhibici¨®n de apetencias, gustos, miedos y sue?os que me gusta en mi barrio. Las semanas que no hay ning¨²n mensaje, me angustio. Me da la sensaci¨®n de que preferimos ser los habitantes de la ciudad transparente creados por Ray Loriga para Rendici¨®n. Esos capaces de vivir sin la m¨¢s m¨ªnima intimidad, pasando por la vida de puntillas sin disfrutar no vaya a molestarse cualquiera que los vea.?
No todos queremos lo mismo ni nos gustan las mismas cosas. Y mucho menos en el sexo. Todos tenemos un sexo ¨²nico y exclusivo.
1.- JUGUETES SEXUALES
Desgraciadamente, un juguete sexual no puede probarse y si no cumple nuestros requisitos, devolverse a la tienda, por eso antes de efectuar el pago de cualquiera, inf¨®rmese de cu¨¢nto puede gustarle. Para eso lo primero es conocer nuestro propio cuerpo. No todas las vergas tienen el mismo tama?o ni el mismo grosor. No todas calzan hacia el mismo lado. No todas tienen la misma sensibilidad en el tronco e id¨¦ntica en el glande. Lo mismo ocurre con nosotras. Hay mujeres para las que el cl¨ªtoris es el centro de placer m¨¢s absoluto, otras que necesitan adem¨¢s la penetraci¨®n. Hay quienes les excita que le toquen el pecho y otras no lo soportan. Si nos centramos en la penetraci¨®n, cada vagina tiene sus curvas, sus pliegues y sus lugares sensibles. Por eso es tan importante conocerse. Presuponer que todos los cuerpos son iguales es el primer error a la hora de elegir un juguete sexual.?
En las tiendas donde venden juguetes sexuales atienden todas las dudas. Y la mayor¨ªa de los puntos de venta en l¨ªnea disponen de su propio chat con los clientes. A eso hay que a?adir la cantidad de sexblogueras que han encontrado en la red en general y en YouTube en particular su escaparate perfecto. Venus O'Hara trabaja en eso: en probar juguetes sexuales y hacer una cr¨ªtica de ellos. Pero, ?se imaginan que pudi¨¦ramos fabricar nuestro propio juguete sexual? Mar¨ªa Torre de Arseroticas.com lo cuenta con todo lujo de detalles.
2.- GUSTOS SEXUALES
Nuestros gustos sexuales var¨ªan, no solo con cada persona, sino a lo largo de nuestra vida. Lo que nos excita hoy puede que dentro de un tiempo ya no nos estimule. El enriquecimiento sexual implica explorar todas nuestras apetencias, admitiendo los cambios que hayan podido sucederse y explorando las nuevas posibilidades. Las fantas¨ªas sexuales suelen ser el primer punto de partida. Las mujeres suelen tener sus propias fantas¨ªas sexuales y los hombres las suyas. Muchos deciden llevarlas a cabo y otros optan por mantenerlas en su imaginaci¨®n. Cualquier apetencia sexual en la que los implicados, mayores de edad, est¨¦n de acuerdo, merece el respeto ajeno. No existe un manual de instrucciones para la cama. Pero cuanta m¨¢s educaci¨®n sexual tengamos, m¨¢s posibilidades tendremos de encontrar nuestra propia sexualidad.
Ocurre lo mismo con la orientaci¨®n sexual. Hasta hace 39 a?os, no ser heterosexual se consideraba un peligro para la sociedad. Y como tal se persegu¨ªa y encarcelaba. La ley sobre Peligrosidad y Rehabilitaci¨®n Social establec¨ªa penas de hasta cinco a?os de internamiento en centros psiqui¨¢tricos para aquellos susceptibles de no ser heterosexuales o que fueran transexuales. Las leyes contra la homofobia y el odio persiguen los delitos de odio, pero a¨²n no existe una ley estatal. Las diferentes comunidades aut¨®nomas regulan estos delitos y, por ahora, La Rioja, Asturias, Murcia, Cantabria y las dos Castillas se resisten. La de Galicia es considerada incompleta y ha sido contestada por los propios colectivos. Ceuta y Melilla ni abren el pico. Es decir, no se protege a todos los espa?oles del mismo modo en todo el territorio nacional. Jos¨¦ Luis Predeira Massa, psiquiatra y uno de los profesionales m¨¢s implicados en la lucha contra la LGTBIFobia cree que la homofobia y la transfobia esconden a menudo otros miedos mucho m¨¢s personales:? "En psicoterapia nos ense?aban que negaci¨®n y proyecci¨®n son dos mecanismos de defensa arcaicos, primarios y por lo tanto muy duros, pero muy fr¨¢giles. ?Qu¨¦ se esconde tras esa fragilidad disfrazada de fortaleza y dureza de los que no quieren leyes que protejan al colectivo LGTBI? Tanto reforzar la 'pureza' de la cisexualidad y la heterosexualidad podr¨ªa esconder temores y miedos reprimidos a tener o poder aceptar que en ellos mismos podr¨ªan existir deseos o inclinaciones acerca de los que, con tanto ¨¦nfasis, niegan y reniegan. No ser heterosexual o ser transexual no son enfermedad. Las enfermedades son la homofobia y la transfobia."
3.-?DE UNO EN UNO O EN GRUPO?
Una de las principales demandas de informaci¨®n sexual pasa por saber m¨¢s del sexo en grupo. Y esto afecta a todos los ¨¢mbitos, desde informaci¨®n sobre org¨ªas hasta demanda de im¨¢genes de esta pr¨¢ctica sexual. Seg¨²n datos de PornHub, el intercambio de parejas es la tercera b¨²squeda m¨¢s demandada por los espa?oles. As¨ª que es normal que tambi¨¦n queramos incorporarlo a nuestras camas. Y antes de nada, mejor pasarse por Golfxs con principios y apuntarse a sus talleres sobre sexualidad. No hagan el experimento de aceptar un intercambio de parejas si no est¨¢n absolutamente de acuerdo por mucho que la persona con la que suelen acostarse se empe?e en probarlo.
La sexualidad es lo m¨¢s personal e intransferible que existe. Otra cosa es que nos animemos a probar la ajena...
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