?Qu¨¦ fantas¨ªas sexuales tienen las mujeres en la cabeza? 30 se confiesan
Es una herramienta al alcance de todos para disfrutar. Preguntamos a ellas c¨®mo la usan
¡°Casi todas las personas tenemos un mundo interior sexuado y sentimos curiosidad por saber qu¨¦ y c¨®mo fantasean los dem¨¢s¡±, asegura la psic¨®loga y sex¨®loga Georgina Burgos en su libro Proyecto Tab¨² (Editorial Fundamentos) para el que recogi¨® los testimonios de m¨¢s de 5.000 personas acerca de sus fantas¨ªas er¨®ticas. Burgos puntualiza: ¡°La fantas¨ªa sexual es un recurso er¨®tico como lo puede ser una pel¨ªcula pornogr¨¢fica o un juguete. Mientras fantaseamos, en la imaginaci¨®n no existen las consecuencias que pudiera tener esa acci¨®n en la realidad. Tampoco tenemos que dar la talla ni vamos a ser juzgados. Si imaginamos que realizamos una pr¨¢ctica sexual que en la realidad puede causar dolor, por ejemplo, en nuestra imaginaci¨®n resulta que no es dolorosa y por lo tanto, fantaseamos con ella con absoluta libertad¡±. Es, al fin y al cabo, una herramienta al alcance de cualquiera para disfrutar de unos minutos 100% placenteros.
Sin embargo, lo que en un principio suena positivo tambi¨¦n puede ser un arma de doble filo que nos haga sufrir. Primero porque en caso de llevarla a la pr¨¢ctica, podr¨ªa acabar siendo una mala experiencia. ¡°De la fantas¨ªa a la realidad hay una distancia. T¨² puedes imaginar que tienes sexo con 17 hombres y te puede parecer s¨²per excitante. Pero a la hora de la verdad, ya ver¨ªamos si ser¨ªas capaz de aguantarlo y si al cuarto te seguir¨ªa apeteciendo tanto¡±, cuenta en tono humor¨ªstico la periodista y sex¨®loga Sylvia de B¨¦jar, autora de los libros Tu sexo es tuyo (Planeta) y Deseo (Planeta).
En las fantas¨ªas de las mujeres hay una tendencia a a?adir elementos y adornar las escenas de forma detallista. Esto es una diferencia con respecto a los hombres
¡°Nancy Friday, que ha escrito uno de los mejores libros que existen sobre fantas¨ªas sexuales femeninas, Mi jard¨ªn secreto, habl¨® con cientos de personas durante horas y dijo, literalmente, que ¡®por cada persona que me ha hecho part¨ªcipe del goce que le produjo hacer realidad sus fantas¨ªas sexuales, hay tres o cuatro que sab¨ªan de antemano que el intento no dar¨ªa resultado o habi¨¦ndolo probado se llevaron un desenga?o¡±, a?ade De B¨¦jar.
Las fantas¨ªas, a su vez, tambi¨¦n pueden ser causa de conflictos internos, incluso si no llegan a materializarse. ¡°A algunas personas, ciertas fantas¨ªas les pueden generar malestar porque les provocan una gran excitaci¨®n y consideran que no deben permitirse ese tipo de im¨¢genes. Si nosotros les damos una connotaci¨®n negativa, las vamos a percibir como algo molesto¡±, comenta la sex¨®loga Burgos.
Independientemente de c¨®mo nos alteren o nos ayuden, est¨¢ claro que tanto los hombres como las mujeres, sin distinci¨®n, tenemos unas mentes er¨®ticamente hiperactivas ya que seg¨²n las investigaciones de Proyecto Tab¨², el 95% de las personas fantasean con sexo. La pregunta es: ?hay diferencia entre lo que imaginan ellos y lo que sue?an ellas? ¡°Entre hombres y mujeres hay m¨¢s puntos en com¨²n que en discordia. A¨²n as¨ª, hay algunos matices que les separan. Por ejemplo, en las f¨¦minas hay una tendencia a a?adir elementos y adornar las fantas¨ªas con m¨¢s detalles¡±, aclara Georgina Burgos.
A trav¨¦s de las fantas¨ªas tambi¨¦n podemos estar sacando fantasmas, miedos o cosas que nos han podido suceder en alg¨²n momento y que todav¨ªa coletean en el subconsciente
La sex¨®loga De B¨¦jar, por su parte, complementa esta afirmaci¨®n con lo que ha podido ver a lo largo de los a?os: ¡°Es en c¨®mo imaginamos en lo que a lo mejor hay m¨¢s diferencia con respecto a ellos. Nosotras somos m¨¢s imaginativas, rom¨¢nticas y proclives a a?adir m¨¢s emoci¨®n en el argumento de nuestras fantas¨ªas. Probablemente somos m¨¢s de recrear la historia. Eso nos resulta excitante aunque en nuestra ficci¨®n no est¨¦ pasando nada f¨ªsico todav¨ªa¡±.
Otra peque?o matiz es el qu¨¦. ¡°Hay de todo, pero es cierto que durante muchas generaciones las mujeres han elegido un papel bastante pasivo en las fantas¨ªas. Lo de dominar era algo que no nos autopermit¨ªamos, porque nos hab¨ªan educado en que eso es sucio y hay que ser discretita. Esto ha llevado a muchas mujeres a elegir fantas¨ªas donde se ve¨ªan en un papel pasivo. Mientras que los hombres han tendido siempre a lo visual y a la acci¨®n. Haciendo o dej¨¢ndose hacer algo, pero de acci¨®n¡±, dice la propia Sylvia.
Lo que s¨ª saben las expertas, como indica Georgina Burgos despu¨¦s de su investigaci¨®n Proyecto Tab¨², es el tipo de fantas¨ªa sexual recurrente en las mujeres. ¡°La m¨¢s frecuente es la que involucra lugares que tienen un sentido er¨®tico o que aportan un plus de erotismo, como hacerlo sobre el cap¨® de un coche, en la playa, en un ascensor o en un probador de una tienda. Es decir, el lugar como centro y componente er¨®tico. Las otras m¨¢s habituales son los tr¨ªos y tener una relaci¨®n sexual con un desconocido. Esta ¨²ltima, por ejemplo, se presenta en el 12% de las mujeres, mientras que en ellos el porcentaje solo llega al 5%¡±, describe la psic¨®loga-sex¨®loga.
Para las mujeres es importante el lugar como centro y componente er¨®tico: hacerlo sobre el cap¨® de un coche, en la playa, en un ascensor o en un probador de una tienda
Sin embargo, que sean las m¨¢s frecuentes no significa que sean las ¨²nicas, porque las hay para todos los gustos, como especifica De B¨¦jar: ¡°Hay algunas muy inocentes, de gente que tiene fantas¨ªas muy simples, y otras muy complicadas¡±. ?Y las hay que sean m¨¢s perversas que otras? ¡°Pues s¨ª, la zoofilia es una perversi¨®n para muchas personas, pero hay que recordar que la perversi¨®n est¨¢ en los ojos de quien mira. Es decir, que si a una persona que se dedica al BDSM (bondage, sumisi¨®n y masoquismo) le cuentas que tienes una fantas¨ªa donde te atan y te dan cachetes en el culo te dir¨¢ que menuda cosa tonta sin importancia. En cambio, si se lo dices a una persona que esto ni sabe lo que es, ni lo vive, te dir¨¢ que qu¨¦ horror. T¨² creas las fantas¨ªas a partir de muchas cosas, pero en cualquier caso, sea lo que sea lo que pensemos, salvo que nos horrorice lo que pensamos, que a veces pasa, todo vale¡±, afirma De B¨¦jar.
Sylvia de B¨¦jar subraya: ¡°Recrearse en una fantas¨ªa no es sin¨®nimo, en ning¨²n caso, de querer llevarla a la pr¨¢ctica¡±. Lo que sucede es que, como explican las sex¨®logas, a trav¨¦s de las fantas¨ªas tambi¨¦n podemos estar sacando fantasmas, miedos o cosas que nos han podido suceder en alg¨²n momento y que todav¨ªa palpitan en el subconsciente.
Estudios y libros, como Confesiones sin verg¨¹enza, de Val¨¦rie Tasso (Grijalbo), o D¨ªmelo al o¨ªdo, de Sonsoles Fuentes y Laura Carri¨®n (Temas de Hoy), confirman que el universo er¨®tico femenino de las espa?olas es tan amplio como el masculino.
En un art¨ªculo ya publicado en ICON, nos pregunt¨¢bamos qu¨¦ fantas¨ªas sexuales tienen los hombres en la cabeza. Esta vez les toca a ellas, y este es el resultado que una treintena de mujeres han compartido con ICON. Los apellidos se han omitido por deseo de las participantes:
1. Almudena (contable, 27 a?os): ¡°Me excito pensando en la idea de que mi novio aparezca por sorpresa en el dormitorio, me agarre por detr¨¢s y comience a hacerme el amor de pie con el balc¨®n abierto de par en par. Yo no le veo la cara, pero le siento intensamente, mientras s¨¦ que todos los vecinos nos observan y pueden ver las expresiones de placer de mi rostro y cuerpo¡±.
2. Irene (delineante, 37 a?os): ¡°Una de mis fantas¨ªas de los ¨²ltimos meses es tener un tr¨ªo con mis dos ¨²ltimos ex. Me entrego a ellos por igual sin hacer comparaciones despu¨¦s de que estuve mucho tiempo compar¨¢ndoles. Y tambi¨¦n siento que ellos dejan de comportarse con celos despu¨¦s de que siempre estuvieran compitiendo por m¨ª. Me excita y, a la vez, me deja con la conciencia tranquila¡±.
3. Silvia (funcionaria, 30 a?os): ¡°Es algo que Woody Allen plantea muchas veces en sus pel¨ªculas y yo tambi¨¦n en mis fantas¨ªas: lo de enrollarme con el psicoanalista¡±.
4. Mar¨ªa (reponedora de gasolinera, 24 a?os): ¡°Un intercambio de parejas con mi mejor amiga y su novio es una de esas visiones que de vez en cuando se apodera de mi imaginaci¨®n. La verdad es que tanto su chico como el m¨ªo son estupendos, y creo que estar¨ªamos a gusto. Pero, por ahora, prefiero que siga siendo una fantas¨ªa, por si las moscas.¡± .
5. Luisa (comercial, 41 a?os): ¡°Vestirme de doncella, con cofia, faldita y delantal. Sin ropa interior y armada con un potente vibrador de los de tama?o real. En mi fantas¨ªa recreo la escena de que voy a servir a un hombre, al tiempo que soy yo quien usa el juguete y tiene el control¡±.
6. Idoia (profesora, 35 a?os): ¡°Tener sexo con el secretario de mi colegio a espaldas de mi novio. S¨¦ que parece un mero pensamiento de infidelidad, pero el punto de que sea el secretario de mi colegio es lo que me pone, porque en la realidad s¨¦ que jam¨¢s querr¨ªa nada con ¨¦l¡±.
7. Carmen (enfermera, 44 a?os): ¡°Todo lo que percibo como prohibido por la educaci¨®n que he recibido, en mi imaginaci¨®n es lo que m¨¢s me excita. Como flirtear, seducir y acabar teniendo sexo oral con un hombre casado al que he visto solo un par de ocasiones. En plan American beauty, pero al rev¨¦s¡±.
8. Justina (funcionaria, 47 a?os): ¡°No soy de fantas¨ªas muy rebuscadas, pero s¨ª confieso que de vez en cuando me excita pensar en mi marido cuando est¨¢ en el gimnasio y se desnuda para irse a las duchas. Y est¨¢ ah¨ª, desnudo, entre tanto hombre macizorro. Uff¡¡±.
9. Esther (qu¨ªmica, 32 a?os): ¡°Despu¨¦s de que mi mejor amiga me confesara que era lesbiana, descubr¨ª que me excitaba mucho ir a los bares de chicas con ella y que me mirara la camarera. S¨¦ que no tendr¨ªa una relaci¨®n f¨ªsica con otra mujer, pero el hecho de ser un objeto de deseo para una de esas chicas monas que est¨¢n atendiendo en una barra me da bastante morbo cuando estoy a solas en casa¡±.
10. Alessandra (gestora cultural, 35 a?os): ¡°Tener sexo con alguien m¨¢s inexperto, un jovencito universitario, para ense?arle y que se dejara hacer de todo¡±.
11. Chus (odont¨®loga, 40 a?os): ¡°Pienso mucho en un celador del hospital donde trabaja mi marido: es negro y mi marido me cuenta los chismes que corren acerca de la masculinidad de la que presume. Y, entonces, me imagino que en una de las tardes que me acerco al hospital, me lo encuentro en los pasillos, nos saludamos, flirteamos y, en una de las salas privadas, me seduce hasta demostrarme que, efectivamente, lo que se cuenta de ¨¦l es cierto¡±.
12. Beatriz (periodista, 29 a?os): ¡°Ir de compras con mi pareja y acabar en el probador haciendo un rapidito es una de las cosas que m¨¢s me pueden poner. Ya conocemos el de Zara y el de Mango¡±.
13. Marta (dependienta, 24 a?os): ¡°Me encantan los uniformes. Y cuando necesito un extra de excitaci¨®n pienso que estoy haci¨¦ndomelo con dos azafatos de compa?¨ªas a¨¦reas, luego aparecen vestidos de militares y, por ¨²ltimo, se enfundan el traje de bomberos. La repera¡±.
14. Elena (polic¨ªa, 31 a?os): ¡°Soy m¨¢s de lugares que de acciones. Lo de imaginarme con un hombre debajo de la ducha ya me resulta muy morboso¡±.
15. Diana (esteticista, 36 a?os): ¡°Lo de tener una relaci¨®n sexual al aire libre, entre dunas, es el no va m¨¢s de mis fantas¨ªas. La posibilidad de que me vean, pero sobre todo la sensaci¨®n de sentir el calor, el mar, la arena, el sudor, los jadeos, el cuerpo de mi pareja, el m¨ªo¡ Sin palabras¡±.
16. Ana (masajista, 27 a?os): ¡°Me gustar¨ªa, en alg¨²n momento, saber qu¨¦ pasa y qu¨¦ se siente cuando entras en la ducha del vestuario del gimnasio con otra mujer. De pronto imagino que la sorprendo, entro sin avisar, comienzo a besarla, ella se extra?a pero se deja, mientras el agua corre por nuestras cabezas, seguimos bes¨¢ndonos y vamos a m¨¢s¡±.
17. Juncal (empresaria, 43 a?os): ¡°Aunque pueda sonar t¨ªpica, lo de verme vestida de dominatrix, con l¨¢tigo y cors¨¦ de cuero, es algo que me pone a mil. Y m¨¢s cuando imagino que a quienes someto son cuatro de los empleados m¨¢s fornidos que tengo a mi cargo, semidesnudos, cachas y lami¨¦ndome como perrillos¡±.
18. Paloma (arquitecta, 45 a?os): ¡°Una vez tuve un l¨ªo con un chico m¨¢s joven que yo. En su dormitorio ten¨ªa unas esposas y un l¨¢tigo. Nunca los usamos, pero imaginar que me hac¨ªa el amor despu¨¦s de haberme atado al cabecero de la cama y golpeaba el suelo con el l¨¢tigo me excitaba mucho¡±.
19. Paula (profesora, 31 a?os): ¡°Estoy en el dormitorio de mi novio, comenzamos a besarnos y a desnudarnos, y hacemos el amor. De pronto, aparece el guapo y encantador de su primo, c¨¢mara en mano, y nos graba. Todo es muy normal y dulce, y yo comienzo a moverme de forma sensual, m¨¢s para el deleite del primo que para el de mi novio. Y eso nos excita mucho a los tres¡±.
20. Iciar (abogada, 33 a?os): ¡°Hacer un tr¨ªo con mi novio y otra mujer¡±.
21. Lola (artista, 28 a?os): ¡°Me gustaba fantasear con un cantante que me encantaba. En mi historia, yo iba a uno de sus conciertos, ¨¦l me ve¨ªa en la cola para entrar, me cog¨ªa de la mano, me llevaba hasta dentro, a los camerinos, me invitaba a una copa y dejaba que viera c¨®mo se cambiaba. Se quedaba en slip y se sentaba enfrente de m¨ª. Y ah¨ª est¨¢bamos, simplemente mir¨¢ndonos. Poco a poco observaba c¨®mo se excitaba y ten¨ªa una erecci¨®n. No pasaba nada m¨¢s, porque aparec¨ªa su m¨¢nager diciendo que quedaban minutos para salir a escena. ?l se iba a cantar y yo me quedaba ah¨ª, muy excitada¡±.
22. Sara (economista, 34 a?os): ¡°Mi marido me confes¨® que ¨¦l fantaseaba con la idea de hacerlo en un lugar semip¨²blico. Lo cual encajaba perfectamente con una de las im¨¢genes er¨®ticas que m¨¢s me ponen: tener sexo con ¨¦l en el palco de un teatro¡±.
23. M¨®nica (soci¨®loga, 41 a?os): ¡°Masturbarme y llegar al orgasmo en el coche, en mitad de un atasco monumental¡±.
24. ?ngeles (fil¨®loga, 24 a?os): ¡°Ser un objeto sexual para un hombre con mucho dinero, que me guste f¨ªsicamente. Yo me despreocupo de todo. No tengo que pensar en nada, salvo en darle placer y sucumbir a sus caprichos y sus deseos¡±.
25. Cristina (reponedora, 20 a?os): ¡°Insinuarme a un chico delante de mi novio, mientras estamos tomando una copa en una terraza, por ejemplo. Y cuando voy al ba?o, ¨¦l se da cuenta, me sigue y tenemos un rollo pasional mientras mi novio espera fuera¡±.
26. Adela (enfermera, 29 a?os): ¡°Una de las fantas¨ªas que me excita, pero que a su vez me da cierto respeto, es que estoy esperando el autob¨²s y se para un coche con un caballero apuesto que se ofrece para llevarme donde quiera. Acepto, subo al auto y en mitad del camino, me propone sexo. Acabamos haci¨¦ndolo en la parte trasera del coche de una forma extraordinariamente delicada¡±.
27. Vicky (administrativa, 21 a?os): ¡°Me excita imaginar que entro al despacho de mi jefe, aterrorizada porque me ha llamado y creo que los informes que le he pasado est¨¢n mal o no son de su gusto. Entonces, una vez ah¨ª, ¨¦l cierra la puerta, me dice que me ponga c¨®moda, me mira con calma y me sonr¨ªe. Se acerca, me acaricia y, sin preguntar, comienza a desabrocharse el cintur¨®n lentamente. Estoy tan excitada y ¨¦l es tan delicado en sus movimientos y en la forma de propon¨¦rmelo, que yo contin¨²o¡ Lo malo es que cada vez que me llama de verdad, en la realidad, entro a su despacho temblando y debe de pensar que soy una tipa muy rara¡±.
28. Patricia (dise?adora gr¨¢fica, 31 a?os): ¡°Me encantar¨ªa tener un encuentro ocasional y muy sexi con alguno de los pasajeros bien vestidos, de traje y chaqueta, que est¨¢n esperando mi mismo vuelo en la sala de embarque¡±
29. Sonia (traductora, 28 a?os): ¡°Una vez estaba cocinando en casa. La ventana da a un patio de luces al que dan las ventanas del cuarto de ba?o de los vecinos. En una casa, entr¨® un hombre a la ducha. Despu¨¦s otro. Y me qued¨¦ ah¨ª, mirando durante bastante tiempo viendo c¨®mo ten¨ªan sexo. Desde entonces, lo recreo en mi imaginaci¨®n y me excito mucho¡±.
30. Mar¨ªa (camarera y estudiante, 18 a?os): ¡°Una de las cosas que a¨²n no hemos hecho mi chico y yo, y desearlo me excita mucho: estar comiendo con sus padres y que ¨¦l me est¨¦ metiendo mano por debajo de la mesa¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.