El r¨¦gimen del 78

Algunos dirigentes de Podemos han dado en la flor de llamar a la democracia espa?ola nacida tras la dictadura ¡°el r¨¦gimen del 78¡±.

Si uno acude al Diccionario, encontrar¨¢ que la definici¨®n de ¡°r¨¦gimen¡± no contiene ning¨²n sentido peyorativo: ¡°Sistema pol¨ªtico por el que se rige una naci¨®n¡±, dice la Academia en la primera de sus acepciones. Pero ese t¨¦rmino se contamin¨® con los contextos estables que lo han acompa?ado.

Las palabras denotan porque significan, pero adem¨¢s connotan porque se contagian. Adquieren as¨ª un valor adicional derivado de sus asociaciones emocionales, unas dimensiones superpuestas (Helena Beristain, 2008: 106) que ser¨ªa imposible recoger al completo en un diccionario.

Charles Leslie Stevenson (1984: 73) ya observ¨® que ¡°cuando un signo sugiere algo con persistencia, esa sugerencia se convierte en connotaci¨®n¡±. Y Emilio Lled¨® escribi¨® que ¡°toda palabra es previa a s¨ª misma¡± (1999: 25).

En la memoria hist¨®rica de muchos espa?oles, el t¨¦rmino ¡°r¨¦gimen¡± se identifica con el franquismo; y es por tanto una palabra previa a s¨ª misma. As¨ª, no s¨®lo se hablaba entonces de ¡°el r¨¦gimen de Franco¡±, sino que la sola menci¨®n de ese sustantivo (sin adjetivo adicional) ya se identificaba con la dictadura: ¡°el r¨¦gimen¡± era por antonomasia el franquismo.

Incluso sus partidarios se llamaban a s¨ª mismos ¡°adictos al r¨¦gimen¡±, como testimonia por ejemplo un personaje de Mercedes Salisachs en La gangrena (1975): ¡°Repas¨® mis actividades juveniles, tan dignas de alabanza: ¡­ adicto al r¨¦gimen desde el primer d¨ªa (¡­)¡±.

Ese vocablo acoge tambi¨¦n otro significado de evocaciones restrictivas: el r¨¦gimen que engloba un conjunto de normas destinadas a regular la cantidad y la clase de los alimentos que debe tomar una persona, ya sea por su salud o por su propio peso.

Cont¨¢base un chiste durante el franquismo que refer¨ªa una comilona oficial de gerifaltes de la dictadura. El camarero le preguntaba a uno de ellos si deseaba tomar postre. Y ¨¦ste le respond¨ªa: ¡°No, que yo como de r¨¦gimen¡±. A lo que el empleado apostillaba: ¡°?Y de qu¨¦ cree que est¨¢n comiendo los dem¨¢s?¡±.

El sustantivo ¡°r¨¦gimen¡± se diluy¨® en el uso, a medida que Espa?a se alejaba del franquismo. Se hablaba ya de ¡°la democracia espa?ola¡±, ¡°el sistema democr¨¢tico¡±, ¡°la nueva democracia¡±¡­ sin la compa?¨ªa de un t¨¦rmino que se hab¨ªa convertido en sospechoso.

Por todo ello, la expresi¨®n ¡°el r¨¦gimen del 78¡± les sonar¨¢ descalificadora, molesta y ofensiva a muchos conciudadanos que vivieron esa ¨¦poca no tan lejana. Por v¨ªa de connotaci¨®n, no por denotaci¨®n.

El sustantivo ¡°r¨¦gimen¡± podr¨ªa cambiar sus connotaciones en el futuro, claro, si habl¨¢ramos m¨¢s a menudo de ¡°nuestro r¨¦gimen democr¨¢tico¡±. Pero este c¨¢lido adjetivo queda excluido de la locuci¨®n para que ocupen su lugar esos dos fr¨ªos d¨ªgitos.

Por tanto, la aparentemente inocua referencia a ¡°el r¨¦gimen del 78¡± ejecuta una buena maniobra de distracci¨®n: ejerce sus efectos descalificatorios sin que para ello hagan falta calificativos.

El puente festivo que hoy llega a la otra orilla se sigue denominando, sin embargo, ¡°el puente de la Constituci¨®n¡±, y no ¡°el puente del r¨¦gimen del 78¡±.

Luminosa vinculaci¨®n, por cierto, la del vocablo ¡°puente¡± con el t¨¦rmino ¡°Constituci¨®n¡±, la ley fundamental de los espa?oles que se concibi¨® para tenderlos.