La campa?a catalana

El viernes 8 de diciembre, este peri¨®dico dedic¨® en su portada un peque?o espacio a la manifestaci¨®n que congreg¨® el d¨ªa antes en Bruselas a miles de independentistas catalanes. Titulado El separatismo pasea su odio a Espa?a por las calles de Bruselas, en el breve texto se contaba que los asistentes lanzaron gritos contra Espa?a y la UE, y hubo alusiones a la pervivencia del franquismo. En p¨¢ginas interiores, al final de la cr¨®nica sobre la marcha titulada Los separatistas llevan a Bruselas su mensaje de una Espa?a franquista,se subrayaba que la estrategia exterior del separatismo busca ¡°el descr¨¦dito de las instituciones espa?olas¡±.

El mismo viernes por la ma?ana varios correos de protesta llegaron al diario. Casi todos, criticando el titular de portada. Un lector, Joan Albert Vicens, se?ala, entre otras cosas, en la carta dirigida tambi¨¦n al director: ¡°Conozco a much¨ªsima gente independentista y vivo diariamente lo que es y significa el independentismo catal¨¢n: afirmar en la portada de su peri¨®dico que los mueve el odio a Espa?a es tan radicalmente falso como decir que el Sol gira alrededor de la Tierra¡±.

Otro lector, Paulo Duarte, acusa al titular de ser ¡°un ejemplo de radicalizaci¨®n period¨ªstica que nada ayuda a desbloquear la situaci¨®n catalana¡±.

Por su parte, Miguel Izu se queja de que no respete la separaci¨®n obligada entre informaci¨®n y opini¨®n: ¡°Lo que espero de un medio de comunicaci¨®n serio en sus titulares es que me d¨¦ informaci¨®n, datos, hechos, y que me permita sacar a m¨ª las conclusiones y formarme mis opiniones. En fin, que me gustar¨ªa observar en su peri¨®dico la legendaria separaci¨®n entre informaci¨®n y opini¨®n que me da la impresi¨®n de que ning¨²n medio cultiva y, por eso, cada vez m¨¢s suenan a simple propaganda de determinadas posiciones pol¨ªticas. Leg¨ªtimas, pero que no me mueven a gastar mi dinero ni mi tiempo en leerlas¡±.

Hace un a?o abord¨¦ el mismo tema por titulares sobre la crisis del PSOE y la elecci¨®n de Trump

Jos¨¦ Manuel Calvo, director adjunto y coordinador editorial, responde a los lectores.

¡°Antipat¨ªa y aversi¨®n hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea¡¯. Esa es la definici¨®n de odio que da el diccionario de la Real Academia Espa?ola¡±, explica. ¡°?Todos los separatistas que hubo en Bruselas ¡ªprocedieran de Catalu?a, Flandes o de Valonia¡ª entran en esta definici¨®n? Conf¨ªo en que no, estoy seguro de que no. Igual de seguro estoy en que era evidente el sesgo de antipat¨ªa y aversi¨®n en muchos de los manifestantes, en sus carteles, en sus gritos. Desde el amenazador y excluyente: ¡®Las calles siempre ser¨¢n nuestras¡¯, acu?ado por las juventudes antisistema de la CUP, hasta la penosa proyecci¨®n del exconsejero de Sanidad Antoni Com¨ªn, desga?it¨¢ndose (¡®sois unos franquistas, est¨¢is aterrorizados¡¯), pasando por el lema: ¡®Catalu?a, despierta¡¯, copia literal de siniestra resonancia y peores consecuencias del supremacismo y la xenofobia nacionalistas que destrozaron Europa en el siglo XX. Y creo que el odio ¡®hacia algo o alguien cuyo mal se desea¡¯ queda recogido en muchos otros ejemplos de mensajes dirigidos a Europa ¡ªla bandera de la muerte, con la calavera impresa sobre las estrellas europeas, los desprop¨®sitos contra Jean-Claude Juncker, las frases ¡®qu¨¦ verg¨¹enza, Europa¡¯¡ª y al pa¨ªs con cuyo carn¨¦ de identidad o pasaporte viajaban ¡ªaprovechando el puente de la Constituci¨®n, hermosa iron¨ªa¡ª buena parte de los manifestantes: ¡®El retorno de la Inquisici¨®n¡¯, ¡®libertad para los presos pol¨ªticos¡¯ y similares dislates¡±. Y a?ade: ¡°Teniendo en cuenta que los titulares de EL PA?S, seg¨²n su Libro de Estilo, sirven para centrar la atenci¨®n del lector e informarle del contenido, y que el prop¨®sito, al redactar cualquier texto period¨ªstico, es ¡®comunicar hechos e ideas a un p¨²blico heterog¨¦neo¡¯, creo que el titular en cuesti¨®n fue el adecuado¡±.

M¨¢s all¨¢ de que expusiera un hecho cierto, el titular era m¨¢s interpretativo que informativo. Una f¨®rmula que se ha ido imponiendo en la titulaci¨®n de las portadas en papel, tanto en EL PA?S como en otros diarios, en parte para hacer frente al desgaste que sufren las noticias en la era de Internet. Pero es un hecho que no todos los lectores est¨¢n conformes con ello. Hace poco m¨¢s de un a?o, abord¨¦ este mismo tema por las quejas que provocaron diversos titulares sobre la crisis del PSOE y sobre la elecci¨®n presidencial de Donald Trump.