Antes Alemania que el SPD

El Partido Socialdem¨®crata alem¨¢n sabe bien que las grandes coaliciones como las que ha facilitado en el pasado perjudican al socio menor, que no suele capitalizar en votos su sentido de Estado en aras de la gobernabilidad del pa¨ªs. Por ello, pero tambi¨¦n por no conceder a la pujante ultraderecha alemana la categor¨ªa de l¨ªder de la oposici¨®n, el SPD de Martin Schulz hab¨ªa rechazado esta vez negociar con Merkel, que no obtuvo en las elecciones de septiembre mayor¨ªa suficiente para gobernar.

Este jueves, no obstante, el primer congreso del SPD celebrado tras el batacazo electoral ¡ª20,5% de los votos¡ª decidi¨® dar un giro a sus promesas y autorizar a Schulz el inicio de negociaciones con Merkel para faciliciar una nueva gran coalici¨®n. La decisi¨®n es compleja y tiene riesgos: las voces internas del partido, especialmente las juventudes, clamaban por reconstruirse desde la oposici¨®n; la canciller es especialista en rentabilizar los ¨¦xitos de pol¨ªticas muchas veces promovidas por el SPD; y la ultraderechista AfD, que irrumpi¨® por primera vez en el Bundestag con 5,8 millones de votos (el 12,6%) conseguir¨¢ el gran altavoz que supone ser el primer partido de la oposici¨®n al aliarse los dos primeros.

Los riesgos son por tanto grandes, aunque algunas oportunidades tambi¨¦n se abren paso: Schulz se propone impulsar una gran programa europeo que coincide con los impulsos de Macron en Par¨ªs y con las voces que demandan una mayor integraci¨®n. Tambi¨¦n quiere influir en t¨¦rminos de inmigraci¨®n. Y, sobre todo, evitar el coste de una repetici¨®n de elecciones por la que los votantes le pueden penalizar.

La tesitura no es f¨¢cil, pero el SPD ha optado por aferrarse a las oportunidades y al sentido de Estado frente a los intereses partidistas. En la mira de luces largas est¨¢ sin duda tambi¨¦n la b¨²squeda de un modelo que intente dar nueva vida a la socialdemocracia europea, que vive horas muy bajas m¨¢s all¨¢ de la frontera alemana.