Un pacto en Catalu?a

Las elecciones del 21 de diciembre constituyen el primer paso hacia la recuperaci¨®n de la estabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica que se ha perdido de forma alarmante, incluso catastr¨®fica en algunos aspectos, durante el llamado proc¨¦s. El da?o pol¨ªtico causado por la v¨ªa unilateral a la independencia es conocido: un enfrentamiento social peligroso para la convivencia, entre espa?oles y catalanes y entre los propios catalanes, y la percepci¨®n de que pasar¨¢ mucho tiempo antes de que se restaure la concordia civil plena. Adem¨¢s, se ha pretendido cuestionar la reputaci¨®n democr¨¢tica de Espa?a ante los ciudadanos y ante la comunidad internacional con argumentos peregrinos y contradictorios.

Pero es en el ¨¢mbito econ¨®mico donde se aprecian da?os inmediatos y cuantiosos, para el bienestar de los catalanes ¡ªla par¨¢lisis de infraestructuras y servicios se pone claramente de manifiesto en la serie que arranca hoy en EL PA?S¡ª y tambi¨¦n, de forma indirecta pero sustancial, para el conjunto de la econom¨ªa espa?ola. El impacto en Catalu?a ha sido r¨¢pido y brutal: m¨¢s de 3.000 empresas han trasladado su sede al resto de Espa?a; el consumo ha ca¨ªdo, la inversi¨®n se retrae, el desempleo aumenta comparativamente m¨¢s que en el resto del pa¨ªs y el turismo se desploma.

El proc¨¦s ha se?alado a Catalu?a en el mapa inversor como una zona econ¨®mica conflictiva. La seguridad jur¨ªdica, esencial para las empresas, se ha venido deteriorando al menos desde 2015 y salt¨® por los aires cuando se inici¨® el proceso para declarar la independencia.

Las urnas, por s¨ª solas, no van a restaurar la estabilidad ni a recuperar la confianza en la econom¨ªa catalana. La normalizaci¨®n empresarial ser¨¢ larga y tortuosa, porque muchas empresas que abandonaron Catalu?a no van a volver. Y, despu¨¦s, porque la persistencia de pulsiones independentistas repele cualquier intenci¨®n inversora. Las oportunidades de negocio en Catalu?a est¨¢n vinculadas a la pertenencia a Espa?a y a la Uni¨®n Europea; all¨ª donde una posible mayor¨ªa pol¨ªtica ¡ªERC, JxCat¡ª rechaza esta premisa crucial, la inversi¨®n decae y desaparece.

Para recuperar la confianza econ¨®mica y la estabilidad pol¨ªtica es esencial que el bloque independentista, desde el Gobierno o desde la oposici¨®n, se comprometa a renunciar expl¨ªcitamente a sus objetivos; que se sujete a la exigencia de mayor¨ªas muy cualificadas para reiniciar una negociaci¨®n pol¨ªtica sobre cualquier consulta secesionista que nunca podr¨¢ ser unilateral; y que la labor parlamentaria (y de gobierno, si gobiernan) no va a estar orientada ¨²nica y exclusivamente a la preparaci¨®n de un nuevo proc¨¦s. El secesionismo institucional que ha gobernado Catalu?a ha perdido un tiempo precioso en enso?aciones separatistas, tiempo que podr¨ªa haber dedicado a reformas econ¨®micas, laborales y fiscales.

Ha pasado la hora del fatigoso y fatigante debate identitario. La campa?a electoral deber¨ªa centrarse en cu¨¢les son las necesidades de inversi¨®n (p¨²blica y privada) de Catalu?a, c¨®mo puede mejorarse la calidad del empleo y si la financiaci¨®n de sus ayuntamientos es la correcta. La recuperaci¨®n de la confianza econ¨®mica ser¨¢ dif¨ªcil; pero si se insiste en el enconamiento identitario resultar¨¢ imposible.