Qu¨¦ ocurre cuando no le recomiendas tu trabajo a tu hijo
Con la resignaci¨®n y la queja ense?amos par¨¢lisis y conformismo a nuestros hijos
?Qu¨¦ es lo que te gustar¨ªa ense?ar a tu hijo sobre el trabajo, que es un mal necesario porque da un salario para llegar a fin de mes y poco m¨¢s, o, por el contrario, que puede ser un sitio apasionante en el que uno se realiza? ?Qu¨¦ mensaje te gustar¨ªa trasladarle? Pues bien, lo que t¨² consigas ense?arle no va a depender de lo que le digas, sino de c¨®mo act¨²es t¨². Ya sabemos: educamos con el ejemplo. Si decimos que el trabajo puede ser algo divertido pero llegamos con un humor de perros todos los d¨ªas, tu hijo se quedar¨¢ con lo que vea. Si, por el contrario, asumes riesgos, no te conformas con lo que tienes si no te gusta o eres capaz de encontrar un mensaje optimista a las situaciones que no puedes cambiar, le estar¨¢s ense?ando valores que le ayudar¨¢n para su futuro.
La resignaci¨®n y la queja act¨²an como un c¨¢ncer silencioso, no solo por lo que nos afectan en nuestra vida, sino porque ense?amos par¨¢lisis y conformismo a nuestros hijos. Y este es un flaco favor, ya que el mundo laboral tambi¨¦n puede ser un lugar para crecer como personas, para superarnos y para encontrar felicidad. As¨ª pues, comenzar con nosotros mismos y buscar o crear un trabajo ilusionante es el primer paso para dar ejemplo (y para no tener un humor de perros en casa). Veamos qu¨¦ cuatro caracter¨ªsticas ha de reunir un trabajo que nos motiva, independientemente de nuestra edad, g¨¦nero o cultura, seg¨²n un art¨ªculo publicado por Bruce Pfau en Harvard Business Review:
- ?Me siento realizado con lo que hago? A todos nos motiva desarrollar nuestro potencial. Si pensamos que podemos hacer m¨¢s cosas de las que tenemos oportunidad, saltar¨¢n las alertas. Nos aburriremos, nos sentiremos frustrados y acabaremos quemados con trabajos que est¨¢n por debajo de nuestras posibilidades.
- ?Me siento reconocido emocional y econ¨®micamente? El dinero es importante, pero lo intangible tambi¨¦n cuenta, como cuando percibimos que nuestra opini¨®n importa o cuando estamos en un ambiente donde nos encontramos a gusto.
- ?Me divierto? ?Tiene sentido lo que hago? Si disfruto con mi trabajo, tengo un mayor aliciente para estar motivado. Y si adem¨¢s entiendo el para qu¨¦, le encuentro sentido, a¨²n me sentir¨¦ m¨¢s comprometido.
- ?Me siento orgulloso de la organizaci¨®n en la que trabajo? Nos gusta estar en empresas ganadoras o en aquellas que hagan cosas de las que nos sintamos satisfechos, que podamos comentar a amigos o a familiares.
Las cuatro preguntas anteriores definen los trabajos que realmente nos motivan. Pero, ?qu¨¦ ocurre cuando alguna de las preguntas no es un ¡°s¨ª¡± y no tenemos la posibilidad de cambiar tan alegremente de trabajo? Si queremos dar un buen ejemplo a nuestros hijos ante situaciones que no nos gustan, lo primero que tenemos que hacer es evitar la resignaci¨®n, mover ficha. No debemos quedarnos en sitios desmotivantes, porque la vida es demasiado corta y porque se trata de una mala ense?anza para los que nos rodean. Ahora bien, si despu¨¦s de intentarlo, no se puede, el siguiente paso es encontrar lo positivo de lo que tenemos. Nadie est¨¢ obligado a quedarse en un trabajo de por vida. Somos libres, podemos irnos y, si no lo hacemos, al menos qued¨¦monos con aquello que nos aporta algo amable, aunque sea un salario para llegar a fin de mes. Si desarrollamos esta manera de verlo, evitamos la resignaci¨®n y ense?amos optimismo, nos sentiremos m¨¢s felices con nuestro d¨ªa a d¨ªa.
En definitiva, como dice mi amigo y conferenciante Luis Galindo, a nuestros hijos les tenemos que dar ra¨ªces y alas: ra¨ªces en formato valores, que les ayuden a sentirse fuertes y con seguridad en ellos mismos, y alas para que se atrevan a conquistar sus sue?os. Y eso solo lo conseguimos si sabemos darles ejemplo con nuestra propia vida, incluyendo nuestras decisiones en el mundo laboral.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.