Rusia al ataque
Mosc¨² est¨¢ utilizando una estrategia con elementos de coerci¨®n destinada a impulsar y alcanzar los objetivos de su pol¨ªtica exterior.
La campa?a de desinformaci¨®n rusa durante los peores momentos de la crisis catalana deber¨ªa ser motivo de reflexi¨®n para quienes, de forma un tanto complaciente, sostienen que la cadena de televisi¨®n RT o la agencia de noticias Sputnik, dos de los principales medios p¨²blicos de Rusia, son fuentes de informaci¨®n alternativas adem¨¢s de una contribuci¨®n a la pluralidad. Sus mentiras y sus noticias groseramente manipuladas sobre Catalu?a, as¨ª como la posterior amplificaci¨®n de dichas falsedades en las redes, revelan la nocividad latente de esos medios, por mucha vocaci¨®n internacional que exhiban y por mucho que emitan o publiquen en varios idiomas para una audiencia global.
Para el presidente ruso Vladimir Putin los medios de comunicaci¨®n ¡°se han convertido en un arma temible porque pueden manipular la conciencia social¡±, dijo en 2014 en el estreno de la emisi¨®n de RT a trav¨¦s de la plataforma p¨²blica de la televisi¨®n argentina. Es por esta raz¨®n que un objetivo primordial de los medios financiados por el Kremlin sea contrarrestar los ¨Cseg¨²n Putin¨C ¡°intentos de actores internacionales de establecer su monopolio de la verdad¡±. Ahora bien, mientras los medios oficiales de otros reg¨ªmenes autoritarios, como el chino, tratan de neutralizar el discurso occidental m¨¢s sutilmente, los rusos optan por una abierta beligerancia que aspira a socavar la credibilidad de las democracias occidentales. Todo ello con manipulaciones y mentiras de toda ¨ªndole.
Mientras muchos medios occidentales atraviesan dificultades financieras, los rusos (como los chinos) manejan presupuestos millonarios para tener mayor alcance y proyecci¨®n internacionales. Con el dinero que otros no tienen logran acuerdos para que su canal oficial emita en otros pa¨ªses, produzca contenidos period¨ªsticos que ceden gratuitamente a terceros y pongan en marcha proyectos de cooperaci¨®n. A su vez, las nuevas tecnolog¨ªas y la globalizaci¨®n sirven en bandeja la viralizaci¨®n de sus noticias falsas. Aunque hay analistas que apuntan a la dificultad de atribuir la autor¨ªa de las campa?as de intoxicaci¨®n en las redes, los informes de inteligencia aseguran que esos actores suelen tener v¨ªnculos con los Estados y que muchos proceden de Rusia.
La irrupci¨®n medi¨¢tica rusa, por tanto, no tiene nada que ver con enriquecer el debate, o aportar puntos del vista alternativos. Al contrario: la cobertura de la crisis catalana demostr¨® que tiene como objetivo explotar las vulnerabilidades detectadas en las democracias. En realidad, la cruzada de los medios oficiales rusos forma parte de una estrategia mayor promovida por Mosc¨² para proyectar su influencia pol¨ªtica a nivel global. En ella el rol de los medios de comunicaci¨®n es importante, pero no m¨¢s que el de otras instituciones que act¨²an tambi¨¦n coordinadas por el Estado. Entre ellas, la agencia federal encargada de promocionar la diplomacia p¨²blica, conocida como Rossotrudnichestvo, y distintas fundaciones y pseudo-ONG en apariencia ¡®civiles¡¯ pero vinculadas financieramente al Kremlin.
El gobierno de Putin dio un impulso a esa pol¨ªtica en 2013, al entender que su autoridad en el llamado espacio post sovi¨¦tico estaba vi¨¦ndose comprometida por la creciente influencia occidental en la regi¨®n. Desde las sanciones impuestas por su intervenci¨®n militar en Ucrania, Mosc¨² proyecta esa pol¨ªtica tambi¨¦n en otras zonas del mundo como forma de equilibrar su relaci¨®n con Estados Unidos y Europa, ya que Mosc¨² considera que las ¡°injerencias occidentales¡± en su frontera responden a la l¨®gica de querer cercar y humillar a Rusia. Al tiempo, aspira a sellar nuevas alianzas, por ejemplo en Am¨¦rica Latina, donde sus v¨ªnculos m¨¢s estrechos han sido tradicionalmente con gobiernos de izquierda enemistados con EEUU.
Como demuestran las campa?as de intoxicaci¨®n medi¨¢ticas rusas y los ataques cibern¨¦ticos, no estamos exactamente ante una estrategia basada en una atracci¨®n benigna ni en la seducci¨®n del llamado poder blando. Rusia, como otros pa¨ªses, promociona su imagen internacional a trav¨¦s de su lengua, su cultura o la cooperaci¨®n acad¨¦mica, pero tambi¨¦n esgrime una serie de m¨¦todos m¨¢s expeditivos para apuntalar su influencia: entre otros, el grifo del suministro energ¨¦tico, su pujanza econ¨®mica, una diplomacia dura y, m¨¢s recientemente, la propaganda y la desinformaci¨®n. En conjunto, se trata de una estrategia con elementos de coerci¨®n destinada a impulsar y alcanzar los objetivos de su pol¨ªtica exterior.
Tal como se refiere el informe Sharp Power: Rising Authoritarian Influence (Poder Incisivo: la creciente influencia autoritaria) sobre el poder blando ruso y chino en Polonia, Eslovaquia, Argentina y Per¨², de reciente publicaci¨®n, el ¡°poder incisivo¡± del que Rusia hace gala lleva incorporada ¡°la naturaleza maligna y agresiva¡± de los reg¨ªmenes autoritarios. Es obligado, por tanto, que las democracias identifiquen esos riesgos y se defiendan de esa influencia negativa.
Juan Pablo Cardenal es periodista e investigador asociado del Centro para la Apertura y el Desarrollo de Am¨¦rica Latina (CADAL). Coautor del informe: Sharp Power: Rising Authoritarian Influence (National Endowment for Democracy, 2017).
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