Catalu?a, el peligro sigue ah¨ª

Aunque las encuestas auguran un grave rev¨¦s para el separatismo en las elecciones catalanas del pr¨®ximo jueves d¨ªa 21, el riesgo es todav¨ªa muy elevado.

El principal es que un sector de la ciudadan¨ªa todav¨ªa no se ha percatado del enorme riesgo que conllevar¨ªa un triunfo del bloque independentista. Lo agravar¨ªa todo: fractura social, crisis econ¨®mica, p¨¦rdida del bienestar, deterioro institucional y estigmatizaci¨®n europea.

Otro peligro importante para la recuperaci¨®n de la seguridad jur¨ªdica y de la estabilidad pol¨ªtica es la peculiar concepci¨®n de la democracia del (deshilachado) bloque de los secesionistas. Su ¨²ltimo truco es de enorme cinismo: inquieren a los dem¨¢s si respetar¨¢n los resultados, incluso les llaman a dimitir si no ganan. Pero ellos no se comprometen a respetarlos si pierden.

El ventajismo es claro: si ganan, dir¨¢n que han recibido un cheque en blanco; si pierden insin¨²an m¨¢s o menos subrepticiamente que impugnar¨¢n el resultado, alegando las peculiares circunstancias de esta convocatoria, solo debidas a que el pr¨®fugo Carles Puigdemont incumpli¨® su compromiso de convocarlas y prefiri¨® huir de s¨ª mismo y fingir un rid¨ªculo exilio.

La receta para combatir este abuso es triple: denunciar esa maniobra de intoxicaci¨®n, inquirirles por su respeto a las reglas del juego y llamar a la m¨¢xima participaci¨®n, que tambi¨¦n maximizar¨¢ la legitimidad ya existente.

Conviene subrayar el car¨¢cter torticero de esa exigencia de los secesionistas. Ellos no han respetado ninguna ley, ni siquiera el Estatut, que derogaron mediante un golpe parlamentario. Ellos aplastaron los derechos de la oposici¨®n (es decir, de m¨¢s de media Catalu?a) en el hemiciclo de la Ciutadella. Ellos falsearon pol¨ªticamente una elecci¨®n ¡°plebiscitaria¡± (que perdieron como tal plebiscito, en votos populares) en un ¡°mandato democr¨¢tico¡± para la secesi¨®n y el caos.

La deriva populista y radical de los dirigentes nacionalistas otrora moderados les ha colocado ¡ªpor propia elecci¨®n y voluntad¡ª al lado de los dem¨¢s populistas continentales: junto a la Lega italiana de extrema derecha; junto al partido flamenco directamente heredero de las m¨¢s infaustas dictaduras racistas de los a?os treinta; junto al xen¨®fobo lepenismo y los dem¨¢s extremistas antieuropeos.

Con dos llamativas diferencias en su contra: ninguno de los populistas de la Europa comunitaria ha intentado derribar por la brava el marco constitucional en el que viven; ninguno ha cuestionado los resultados de ninguna convocatoria electoral cuando han perdido, ni su limpieza.

Por las proclamas antieuropeas del propio Puigdemont (matizadas, sin credibilidad, por su aparato de propaganda) y por colocarse en el polo m¨¢s extremo de sus colegas ultras, el liderazgo del secesionismo ¡ªotra cosa son sus seguidores todav¨ªa de buena fe¡ª ha quedado desprovisto de su antigua herencia europe¨ªsta y democr¨¢tica.

Como su hoja de ruta y sus propuestas ya han fracasado y carecen de cualquiera otra, solo les queda el discurso de la negaci¨®n del otro, el oportunismo antidemocr¨¢tico, las invectivas contra todo lo espa?ol, la rabia. La completa miseria moral.