El pecado de ser mujer y cantar reguet¨®n: la historia de Karol G
La cantante y compositora colombiana recuerda algunos de los episodios m¨¢s duros de su carrera y sentencia: ¡°En esta industria nosotras somos intercambiables¡±
El d¨ªa de su cumplea?os un productor importante de Colombia la invit¨® a desayunar. Era la oportunidad de su vida. Le hab¨ªa prometido la firma de su primer disco, despu¨¦s le prometer¨ªa algo muy distinto. Hab¨ªa cambiado sus planes de celebraci¨®n para acudir emocionada al evento de su vida. Aquel se?or, al que prefiere no mencionar, pod¨ªa ser su padre. Pero a ¨¦l no parec¨ªa importarle. Ella no era la primera con la que desayunaba que pod¨ªa ser su hija. Carolina Giraldo (Medell¨ªn, 1991), conocida como Karol G, aquel 14 de febrero cumpli¨® de golpe m¨¢s a?os de los 18 que le tocaban.
Yo soy due?a de mi vida / a m¨ª nadie me manda.
La compositora y cantante colombiana de reguet¨®n ¡ªque acaba de presentarse en M¨¦xico con su gira Unstoppable, despu¨¦s de un tour por Europa¡ª recordaba sentada en un bar de Las Vegas uno de los episodios m¨¢s duros. Despu¨¦s vinieron otros. "En ese desayuno aprovech¨® que estaba sola para decirme que le encantaba. Yo dije: "?Ey, vos puedes ser mi pap¨¢!". Y entonces me habl¨® de lo importante que era tener una buena conexi¨®n entre los dos para explotar al m¨¢ximo el proyecto... Estaba mezclando una cosa con la otra. Me di cuenta de que como mujeres somos intercambiables". Se march¨® de ese despacho y comprendi¨® que todo iba a ser muy dif¨ªcil. Su padre, un comerciante sin apenas conocimientos en el ¨¢rea, la ha asesorado desde entonces.
Pronto decidi¨® que quer¨ªa cantar lo que ahora se aglutina en un t¨¦rmino tan sincr¨¦tico como es la "m¨²sica urbana". Antes de las etiquetas, b¨¢sicamente se sent¨ªa c¨®moda cantando reguet¨®n. Le sonaban bien sus letras sobre aquel beat. Lo que su juventud le impidi¨® entender es que el peaje le saldr¨ªa caro. Desde su Medell¨ªn natal observ¨® c¨®mo en poco tiempo sus compa?eros J Balvin, Maluma o Sebasti¨¢n Yatra se convert¨ªan en un ¨¦xito mundial. Y Medell¨ªn, uno de los templos del g¨¦nero.
Karol G habla con este diario a pocos pasos de la alfombra roja de los Grammy Latinos por donde desfilar¨¢n sus compatriotas. Ella no est¨¢ invitada. Cada uno de sus sencillos acumulan casi 100 millones de reproducciones en Youtube. Los expertos se?alan que la plataforma se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un medidor de ¨¦xito tan leg¨ªtimo como las ventas de discos. Una canci¨®n en concreto est¨¢ a punto de alcanzar los 600 millones: el tema Ahora me llama que grab¨® junto al puertorrique?o Bad Bunny. Tambi¨¦n esta canci¨®n ha estado entre el top 10 de lo m¨¢s escuchado seg¨²n la reconocida revista estadounidense Billboard.
Cuenta convencida que algo est¨¢ cambiando en uno de los g¨¦neros musicales m¨¢s abiertamente machistas. Un universo peculiar, donde caben las Cuatro babys de Maluma ¡ªChingan cuando yo les digo / Ninguna me pone pero o La peliroja chichando / es la m¨¢s que se moja ¡ª, y que se sonroja cuando una mujer canta: A m¨ª me gustan mayores / Que no le quepan en la boca (Becky G). El progreso, seg¨²n Karol, est¨¢ en que "por primera vez las que lo cantamos estamos entre los mayores fen¨®menos musicales del a?o". "Ya se rompi¨® el hielo", insiste.
"Ya no hablamos de un g¨¦nero urbano liderado por hombres, sino que ya las mujeres empezamos a lograr un espacio importante y estamos encabezando con ellos el mercado", explica la cantante. "En el top 10 de los videos musicales m¨¢s vistos a nivel mundial est¨¢ mi tema, pero tambi¨¦n est¨¢ Criminal de Natti Natasha, est¨¢ Mayores de Becky G. As¨ª que en este momento ya podemos decir que nos metimos en su negocio", remata.
Karol tiene el pelo rubio, pero unas cejas profundamente oscuras. Y una sonrisa que coloca sin esfuerzo en el punto preciso para ensalzar sus empinados p¨®mulos. Ya no tiene 18 a?os, pero tampoco aparenta los 26. Habla de su carrera como quien llevara 20 a?os pisando las tablas. Quiz¨¢ porque, como reconoce, cada a?o le ha costado dos. "Empec¨¦ con con todo ese grupo de productores y cantantes de Medell¨ªn que ahora lo est¨¢n rompiendo y me toc¨® ver c¨®mo todos crec¨ªan y yo me iba quedando atr¨¢s. Creo que mi proceso fue m¨¢s lento precisamente porque no hab¨ªa un espacio para las mujeres en el negocio de la musica urbana".
Forma parte de una nueva ola de reguetoneras que, sin pretender abanderar la lucha feminista en esta industria, han conseguido romper el molde. Cabellos recogidos hasta la nuca con una tensi¨®n que tiene que doler, aros del di¨¢metro de una taza de cereales y pesta?as de una longitud y espesor imposibles de encontrar en la vida real. Plataformas, sudaderas anchas y pantalones de deporte, sin desprenderse del aura sensual. Y para el show, nada m¨¢s abrigado que un body de cuero.
Se suben a un escenario y cantan, aunque casi siempre con un doble sentido, lo que les gustar¨ªa hacerle a los hombres, hablan de su cadera y de su trasero como antes lo hac¨ªan ellos. Tambi¨¦n rompen en un verso con el amor rom¨¢ntico: No tenemos necesidad de estarnos buscando / Ni diciendo que nos amamos.?"Lo ¨²nico que no hemos podido eliminar todav¨ªa es el machismo en esta industria: el hombre puede hacer y decir lo que quiera, pero la mujer se tiene que cuidar de todo", menciona Karol G. "Me criticaron por una letra en la que hablo de la infidelidad [ella es la infiel]. Y digo, claro, lo que pasa es que soy una mujer haciendo m¨²sica urbana y ah¨ª est¨¢ el pecado. Pero, chicos, rel¨¢jense, que estamos en el siglo XXI", cuenta entre risas.
Y ll¨¢malo como t¨² quieras / Lo que t¨² digas me resbala.
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