Las lesiones cerebrales de los peores criminales
Un estudio con 40 asesinos o violadores muestra da?os en la red neuronal de las decisiones morales
Andrea (nombre ficticio) se oper¨® de unos p¨®lipos nasales en 1985. Algo sali¨® mal durante la operaci¨®n, perdiendo l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo. Desde entonces ya nunca fue igual: evitaba las reuniones familiares, escrib¨ªa cartas con palabras soeces al mejor amigo de su padre y la que fuera una buena estudiante era incapaz de mantener un trabajo. Con el tiempo empez¨® a tener alucinaciones y a o¨ªr voces. En 2007 les hizo caso y mat¨® a su madre. Este rar¨ªsimo caso de matricidio forma parte de un estudio que busca las ra¨ªces de los peores cr¨ªmenes en el cerebro, en particular en los cerebros da?ados.
"El cuadro fue agrav¨¢ndose lentamente, una amiga ¨ªntima nos relat¨® los cambios progresivos en su personalidad tras la operaci¨®n hasta que aparecieron los s¨ªntomas psic¨®ticos que fueron mal interpretados como esquizofrenia y luego los de tipo homicida", comenta la profesora de psiquiatr¨ªa de la Universidad de Santiago Chile, Gricel Orellana, que public¨® una investigaci¨®n sobre el caso de Andrea en 2013. "Sumado a lo anterior, su amiga relataba que era una persona normal y ¨¦tica antes de su operaci¨®n", a?ade una Orellana que tambi¨¦n es perito judicial en casos con patolog¨ªas neuropsiqui¨¢tricas.
Ahora, un grupo de investigadores de EE UU ha recopilado varias decenas de casos como el de Andrea. Se trata de historias muy extremas pero tambi¨¦n muy f¨¦rtiles para la ciencia: son personas que eran o llevaban una vida normal y que empezaron a cometer cr¨ªmenes tras una lesi¨®n cerebral. Aunque hay muchos estudios que relacionan conducta criminal con problemas mentales, pocas veces como en esta se puede establecer una conexi¨®n temporal entre da?o en el cerebro (primero) y cr¨ªmenes (despu¨¦s).
Tumores y operaciones, principales causas de las lesiones cerebrales recogidas en el estudio
El caso m¨¢s famoso puede que sea el de Charles J. Whitman. Este exmarine de EE UU inici¨® la historia de los asesinos masivos en ese pa¨ªs el 1 de agosto de 1966. Tras matar a su madre y a su mujer, se subi¨® a la torre del reloj de la Universidad de Texas en Austin para disparar a todo lo que se mov¨ªa, asesinando a otras 13 personas, una embarazada, e hiriendo a una treintena antes de ser abatido. Un mes despu¨¦s, el pat¨®logo que realiz¨® la autopsia al francotirador desvel¨® que ten¨ªa un tumor cerebral. Eso y las cartas que dej¨® escritas sobre sus extra?os pensamientos se?alaron que la lesi¨®n cerebral provoc¨® o al menos influy¨® en su conducta.
El estudio publicado ahora en la revista PNAS se apoya en los historiales cl¨ªnicos de los criminales y el escaneo de sus cerebros ya lesionados cuando ya estaban en la c¨¢rcel o, como en el caso de Andrea, internados en un centro psiqui¨¢trico. Ninguno de ellos hab¨ªa cometido un delito, y menos grave, antes de su lesi¨®n. Aunque solo se sabe el origen de las lesiones en la mitad de los 40 casos revisados, la mayor¨ªa fueron provocadas por un tumor o una operaci¨®n.
El primer resultado de la investigaci¨®n puede sorprender: en ninguno de los casos coincide la localizaci¨®n exacta de la lesi¨®n. "Creo que es dif¨ªcil de entender incluso para los neur¨®logos y los neurocient¨ªficos", dice el profesor de neurolog¨ªa de la Universidad Vanderbilt (EE UU) y principal autor del estudio Ryan Darby. "Nuestra hip¨®tesis es que las lesiones se produjeron en distintas partes de una misma red cerebral conectada", explica.
Aunque no se repita ni una vez la ubicaci¨®n de las lesiones, en todos los casos detectaron que las zonas lesionadas pertenec¨ªan a la misma red de conexiones neuronales, la de la toma de decisiones morales. "Para la conducta moral, m¨¢s relevante que una regi¨®n concreta es la interacci¨®n dentro de una red de diferentes regiones cerebrales lo que explica el cambio de conducta", comenta Darby.
El profesor de neurolog¨ªa de la Universidad de California Los ?ngeles, Mario M¨¦ndez, no relacionado con esta investigaci¨®n, lleva a?os investigando la conexi¨®n entre problemas mentales y criminalidad. Aunque reconoce la aportaci¨®n del estudio, cuestiona sus conclusiones. "La toma de decisiones morales incluye muchas cosas y tambi¨¦n puede ser afectada por cambios en diferentes ¨¢reas del cerebro. Esto implica muchos procesos, como reconocer que algo est¨¢ bien o mal, temer la implicaci¨®n del castigo, recordar las reglas sociales de comportamiento, reconocer que otras personas tienen pensamientos y sentimientos, control emocional entre otros", dice.
"Los neurocient¨ªficos a menudo creen que el cerebro determina todo el comportamiento"
El problema para el tambi¨¦n director de neurolog¨ªa de la conducta del departamento para veteranos de guerra del ¨¢rea metropolitana de Los ?ngeles es que este estudio "no nos indica c¨®mo la red de lesiones anormales realmente afecta la moralidad" y como esa moralidad est¨¢ conectada con la conducta criminal. Para M¨¦ndez, "los neurocient¨ªficos a menudo creen que el cerebro determina todo el comportamiento". Sin embargo, a?ade, "siempre y cuando los individuos entiendan que tienen opciones en su comportamiento, y si retienen el control sobre sus respuestas, el tener una lesi¨®n cerebral no excusa la criminalidad".
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