Lascivia en las cartas de amor del siglo XXI
La francesa Morgane Ortin quiere demostrar que la correspondencia amorosa sigue viva. Tan solo est¨¢ encerrada en nuestro tel¨¦fono
EL FIL?SOFO Adolph Knigge avis¨® de que el ¨²nico remedio contra el amor era la huida antes de que este llegara a producirse. Visto lo visto, nadie le hizo mucho caso y el rechazo a sus ense?anzas contin¨²a siendo un ¨¦xito.
A prop¨®sito de ello, la joven francesa Morgane Ortin ha puesto en marcha una cuenta de Instagram llamada Amours solitaires que est¨¢ arrasando. Ortin, responsable adem¨¢s de una editorial dedicada a la correspondencia de grandes autores ¡ªEditions Des Lettres¡ª y autora del libro Les SMS des grands ¨¦crivains, ha creado la cuenta para preguntarse c¨®mo se escribe el amor en 2017. El proyecto se basa en hacer acopio de pantallazos de mensajes que la gente le env¨ªa y que van desde la confesi¨®n de amor m¨¢s cursi a la invitaci¨®n m¨¢s atrevida.
Busco ¡°amours solitaires¡± en Instagram y me hago seguidor de la cuenta. El primer mensaje que encuentro dice: ¡°A menudo me pregunto desde cu¨¢ndo te amo, creo que desde siempre, porque tu nombre se ha convertido en sentimiento¡±. 5.187 me gusta y 95 comentarios. Acto seguido leo el manifiesto de la creadora: ¡°Se dice que la carta de amor est¨¢ muerta, que las personas ya no saben escribir y que la palabra ha desaparecido en beneficio de la imagen. Pero cada d¨ªa circulan mensajes que, aislados en la intimidad del tel¨¦fono, contradicen todo esto. Amours solitaires ha nacido para decir que la carta de amor evoluciona con los nuevos soportes que nos ofrece la tecnolog¨ªa. ?Qui¨¦n dice que el sentimiento estaba muerto? El sentimiento es vanguardia¡±.
"S¨ª, Ana?s, pensaba en c¨®mo traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco¡ No s¨¦, ay, lo que me digo"
Cuando me topo con el siguiente SMS, ¡°Quiero que tus hoyuelos acaricien el interior de mis muslos¡±, no puedo evitar abrir los Fragmentos de Barthes y recordar aquello de que ¡°el lenguaje es una piel. Yo froto mi lenguaje contra el otro¡±. Y como tengo a mano las 856 cartas entre Albert Camus y Mar¨ªa Casares, leo: ¡°Hay algo que es solo nuestro y donde te encuentro siempre sin esfuerzo. Son las horas en las que guardo silencio y t¨² dudas de m¨ª. Pero poco importa, mi coraz¨®n est¨¢ lleno de ti. Adi¨®s, querida¡±.
En una entrevista en la revista Les Inrocks, Ortin aseguraba: ¡°Cuando hablo de cartas de amor por SMS la mayor¨ªa se r¨ªe de m¨ª, pero lo ¨²nico que ha cambiado es nuestra concepci¨®n del tiempo. En los mensajes no hay la noci¨®n de ausencia de una carta, que nos autoriza a ser m¨¢s l¨ªricos porque sabemos que la respuesta tardar¨¢. Las ¨¦pocas han cambiado pero los procedimientos son id¨¦nticos¡±.
Para certificarlo acudo a Henry Miller escribiendo a Ana?s Nin, que no ten¨ªa wifi, pero s¨ª el alcohol que tantas veces otorga atrevimiento: ¡°?Y qu¨¦ es lo que te lleva a hacer eso, el amor? Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo. No s¨¦ lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Me gusta incluso tu enga?o, tu traici¨®n. Me parece aristocr¨¢tico (?suena inapropiada la palabra aristocr¨¢tico en mi boca?). S¨ª, Ana?s, pensaba en c¨®mo traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco¡ No s¨¦, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque t¨² no te encuentras aqu¨ª. Me gustar¨ªa dar una palmada y voil¨¤, ?Ana?s!¡±.
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