Regalos de Reyes
¡°Pachuchos¡± puede ser una comida para perros; ¡°aguacero¡±, ni gota de agua; y ¡°universo¡±, un poema de una l¨ªnea
El genio del idioma espa?ol tambi¨¦n se divierte. Ya sabemos que, por un lado, ese pesonaje misterioso dicta ciertas normas m¨¢gicas que millones de hablantes obedecen sin darse cuenta. Por ejemplo, ha decidido que nuestros vocablos patrimoniales no formen plurales como ¡°¨¢rbols¡± o ¡°relojs¡±. Pero, por otra parte, el gran encantador de la l¨¢mpara maravillosa del lenguaje tambi¨¦n es capaz de inventar juegos de palabras y poseer para ello las mentes desavisadas de Jos¨¦ Luis Coll, Les Luthiers o Luis Piedrahita, sin excluir cualquier otra cabeza invadida por el ingenio del genio.
En el Diccionario de Coll (1975) supimos que ¡°pateo¡± es ¡°negar a Dios con los pies¡±: con Les Luthiers aprendimos que se dice ¡°mon¨®logo¡± cuando habla uno, pero que si lo hacen dos se trata ya de un ¡°bi¨®logo¡±, y Luis Piedrahita ha imaginado el t¨¦rmino perfecto para definir la enfermedad de aquellas personas que acumulan en casa decenas de botes de gel robados en los hoteles: el s¨ªndrome de Di¨®geles. (Hallazgos como ¨¦ste menudean en su espect¨¢culo Las am¨ªgdalas de mis am¨ªgdalas son mis am¨ªgdalas o en su ¨²ltimo libro: Cambiando muy poco, algo pasa de estar bien escrito a estar mal escroto).
Sin embargo, el aprendizaje de algo tan juguet¨®n como la lengua se convierte para muchos escolares en un empe?o desalentador. Ciertas gram¨¢ticas que sufren los alumnos incluyen frases como ¨¦stas:
¡°El complemento de r¨¦gimen verbal es un sintagma preposicional que se forma mediante la preposici¨®n que exige el verbo y un sintagma nominal¡±. ¡°El complemento predicativo es un sintagma adjetivo que complementa a los verbos predicativos y concuerda en g¨¦nero y n¨²mero con el sintagma nominal¡±.
Ning¨²n ni?o puede amar la lengua as¨ª.
La gram¨¢tica no tiene por qu¨¦ ser un potro de tortura en el que se exija a los alumnos clasificar ox¨ªtonas, parox¨ªtonas y proparox¨ªtonas; cl¨ªticos, encl¨ªticos y procl¨ªticos; las parasint¨¦ticas, los de¨ªcticos, los transpositores y otros sintagmas diversos.
Si ni?os y ni?as disfrutan con los juguetes, hagamos primero que jueguen con la lengua. Y dejemos para mucho m¨¢s adelante los t¨¦rminos t¨¦cnicos y precisos con los cuales se entienden los gram¨¢ticos entre s¨ª (mucho tiempo despu¨¦s de haber sido ni?os, claro).
Fue sorprendente el ejemplo de los escolares asturianos que participaron en los homenajes a Les Luthiers con motivo del premio Princesa de Asturias que recibieron en Oviedo el pasado octubre. Sus profesores y la fundaci¨®n que organiza los galardones los convocaron a jugar con las palabras, y consiguieron recrear m¨¢s de 4.000 t¨¦rminos.
As¨ª, ¡°pachuchos¡± pas¨® a ser una comida para perros; el ¡°leotardo¡± da nombre a un leopardo de reacci¨®n tard¨ªa; la ¡°buhardilla¡± representa una mezcla de ardilla y b¨²ho; la ¡°encuesta¡± refiere una subida muy pronunciada; ¡°aguacero¡± no puede significar otra cosa que ¡°ni gota de agua¡±; el ¡°universo¡± es un poema de una sola l¨ªnea, y se llama ¡°solfatear¡± a lo que hace el perro de un m¨²sico cuando est¨¢ buscando el sol.
Vale la pena que en el a?o nuevo los ni?os jueguen con el lenguaje y con la gram¨¢tica como con un amigo y una amiga, tal vez con el apoyo del Diccionario de Coll, los v¨ªdeos de Les Luthiers o los libros de Piedrahita. Tal vez as¨ª digan orgullosos en el colegio que los Reyes Magos les han tra¨ªdo unos juegos estupendos: los juegos de palabras.
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