De cuando Baltasar se convirti¨® en africano
Un recorrido por la historia de unos magos que llegaron a ser tres reyes y de continentes distintos
Habr¨ªa que imaginarse a un hombre de una brillante piel negra, joven y esbelto, ataviado con lujosas telas de colores tornasol, turbante y capa. Ir¨ªa sobre un camello cruzando quiz¨¢s el desierto del S¨¢hara para llevar una bolsita de mirra hasta Bel¨¦n guiado por una estrella. Es la vaporosa estampa orientalista actual de Baltasar, el rey mago africano que adorar¨ªa a Jes¨²s en el pesebre junto al anciano y canoso Melchor y al adulto Gaspar. Una recreaci¨®n que siglo tras siglo ha decorado la ilusionante e ilusionista historia que en Espa?a culmina con decenas de regalos para los m¨¢s queridos entre el cinco y el seis de enero. Pero en una mirada hacia atr¨¢s a sus or¨ªgenes, las primeras citas a estos hechiceros no recogen que fueran tres, ni reyes, ni que Baltasar fuera negro ni proviniera de ?frica. ¡°Es una atribuci¨®n que se populariza alrededor del siglo XV¡±, detalla Clementina Calero, profesora de Historia del Arte Moderno de la Universidad de La Laguna.
¡°Y cuando Jes¨²s naci¨® en Bel¨¦n de Judea en los d¨ªas del rey Herodes, he aqu¨ª, unos magos vinieron del oriente a Jerusal¨¦n (Mateo, 2, 1-12) (...) Cuando entraron en la casa, vieron al ni?o con su madre Mar¨ªa, y postr¨¢ndose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, e incienso y mirra¡±. Estas son las referencias m¨¢s claras en la Biblia a los Reyes Magos, recogidas en el evangelio de Mateo, donde no se menciona ni cu¨¢ntos eran ni de d¨®nde. ¡°Fue el af¨¢n de relacionarlos en la Edad Media con los tres continentes conocidos hasta el momento lo que llev¨® a que se representara a Melchor como europeo, Gaspar como asi¨¢tico y Baltasar como africano. En ¨¦pocas anteriores a la Iglesia no le gustaba demasiado esa interpretaci¨®n porque el color negro estaba asimilado con sat¨¢n¡±, apunta la profesora.
En el siglo III aparecen en las Catacumbas de Priscilla (Roma) los primeros rastros que despejan que estos hechiceros son tres, de tez blanca y extranjeros, porque usaban t¨²nicas sobre pantalones, que era una costumbre considerada b¨¢rbara por los romanos. Despu¨¦s, los int¨¦rpretes b¨ªblicos asociaron el Salmo 72 a estos visitantes y los convirtieron en monarcas: "Los reyes de Tarsis y las islas le traer¨¢n presentes, que los reyes de Seba y Sabas le pagar¨¢n tributo: ante ¨¦l se rendir¨¢n todos los reyes, le servir¨¢n todas las naciones¡±. As¨ª en el siglo V en las bas¨ªlicas de Santa Maria Maggiore, de Roma; y un siglo despu¨¦s en la de San Apolinar el Nuevo, de Ravena, aparecen con lujosas vestiduras y joyas, pero todav¨ªa blancos.
En el evangelio de San Mateo no se menciona ni cu¨¢ntos magos eran ni de d¨®nde
Fue el monje benedictino Beda el Venerable, el que en el siglo VIII escribi¨® que los tres magos representaban las tres zonas del mundo conocido; Europa, Asia y ?frica, y que por tanto pod¨ªan vincularse con los hijos de No¨¦, que engendraron las tres etnias de la tierra, referenciadas en G¨¦nesis 10. Una concepci¨®n que pasa con el tiempo a la iconograf¨ªa y que sienta precedentes desde Santiago de Compostela, donde en una Epifan¨ªa del siglo XII se ve reflejado un Baltasar con rasgos occidentales, pero pintado de negro.
?¡°En la Edad Media se les relacion¨® con los tres continentes conocidos. Melchor europeo, Gaspar asi¨¢tico y Baltasar africano", dice la profesora Clementina Calero
En ese mismo siglo, un texto an¨®nimo titulado Auto de los Reyes Magos y considerado la primera pieza de teatro escrita en castellano, corrobora que son tres figuras regias. No matiza que una de ellas sea negra, pero con el paso de los siglos y con m¨¢s ¨¦nfasis desde el XV, se populariza la presencia del rey africano. Hasta que en 1910, un grupo de intelectuales rescata en Granada este auto, que da origen a la primera cabalgata de reyes como se conoce ahora, con un Baltasar pintado de negro. ¡°A lo largo de los siglos, muchos artistas se han basado en los evangelios ap¨®crifos, descatalogados por la Iglesia, para encontrar detalles que inspiraran sus im¨¢genes. Es precioso y en ning¨²n otro lugar se vive como en Espa?a¡±, apunta Valero.
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