?D¨®nde ha quedado la pol¨ªtica cient¨ªfica?
El autor cree que en los ¨²ltimos seis a?os "toda reivindicaci¨®n cient¨ªfica ha desaparecido de la agenda pol¨ªtica"
Hace un par de d¨ªas le¨ªa la siguiente noticia en el Facebook de Por la creaci¨®n de un Ministerio de ciencia: ¡°Espa?a a la cabeza de la inversi¨®n en ciencia en Europa. Hoy, 28 de diciembre de 2017, en una decisi¨®n sin precedentes, todos los partidos pol¨ªticos se han puesto de acuerdo para dedicar un 4% del PIB a la ciencia, casi duplicando la media europea¡±. Obviando el d¨ªa de su publicaci¨®n y que campamos a nuestras anchas por los tiempos de la posverdad, ya pod¨ªa verse a la sexta palabra que se trataba de una inocentada. Una inocentada que no hace sino reflejar ir¨®nicamente el ya conocido en algunos c¨ªrculos como sexenio perdido de la ciencia en Espa?a. Son numerosos los cient¨ªficos y cient¨ªficas de renombre internacional que durante los ¨²ltimos a?os han denunciado p¨²blicamente recortes en investigaci¨®n o que han puesto en evidencia un sistema burocr¨¢tico y de gesti¨®n de la ciencia muy poco adecuado. Aunque algunas noticias digan lo contrario, la inversi¨®n en ciencia, los denominados fondos no financieros, siguen cayendo a?o a a?o al igual que la ejecuci¨®n presupuestaria. Mientras caminamos inexorablemente hacia la d¨¦cada perdida cabe preguntarse: ?c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª? o ?c¨®mo es posible que la comunidad cient¨ªfica haya permitido esta situaci¨®n?
Normalmente este tipo de art¨ªculos los escriben cient¨ªficos con much¨ªsima m¨¢s experiencia que el que suscribe estas l¨ªneas, un mero cient¨ªfico ne¨®fito del CSIC, pero quisiera compartir alguna de las reflexiones de los ¨²ltimos meses. En primer lugar y en contraposici¨®n a pa¨ªses, llama la atenci¨®n la poca participaci¨®n de los cient¨ªficos en pol¨ªtica. Dense un garbeo por el elenco de diputados de la XII Legislatura de las Cortes Generales: ?cu¨¢ntos cient¨ªficos ven? Con este panorama es normal que a nuestra clase pol¨ªtica no se le presuponga ni unos m¨ªnimos de cultura cient¨ªfica que s¨ª existe en otros pa¨ªses. En segundo lugar la falta de inter¨¦s por la ciencia del partido gobernante es abrumadora y ya no s¨®lo es que no entiendan, sino que no quieren entender de una ciencia a la que consideran como un gasto y no como una inversi¨®n. De hecho creo que si las p¨ªrricas inversiones p¨²blicas en I+D aguantan es porque no les queda otro remedio si no quieren que la comunidad internacional se les eche encima. En tercer lugar, la falta de interlocutores con los que contamos los cient¨ªficos entre los partidos situados a la izquierda en el espectro pol¨ªtico es pasmosa, y es la principal raz¨®n de que est¨¦ escribiendo estas l¨ªneas ahora mismo.
Mientras caminamos inexorablemente hacia la d¨¦cada perdida cabe preguntarse: ?c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª? o ?c¨®mo es posible que la comunidad cient¨ªfica haya permitido esta situaci¨®n?
En mi opini¨®n estos tres puntos han sido determinantes para que protestas individuales, de Asociaciones como Asebio, de Federaciones y Confederaciones como la COSCE no hayan servido de mucho y que durante los ¨²ltimos seis a?os toda reivindicaci¨®n cient¨ªfica haya desaparecido de la agenda pol¨ªtica. Me parece que pod¨ªamos echar la vista atr¨¢s, a la d¨¦cada de los 80, cuando pol¨ªticos de la talla de Luis Gonz¨¢lez Seara, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall o Josep Borrell contaron con el apoyo y colaboraci¨®n de cient¨ªficos como Emilio Mu?oz o Carmina Virgili y juntos modernizaron de una forma notoria y decisiva la ciencia en Espa?a. En mi humilde opini¨®n esta es la v¨ªa si de verdad queremos cambiar algo en esta ciencia amilanada que describ¨ªa Miguel Delibes de Castro hace unas semanas. Y esta v¨ªa pasa por mayor presencia, m¨¢s pensamiento y m¨¢s cultura cient¨ªfica en pol¨ªtica.
Los cient¨ªficos nos enfrentamos al reto de reconectar con la sociedad y de que sientan como propios tanto los recortes como la falta de ejecuci¨®n presupuestaria, al igual que pasa con educaci¨®n o sanidad. Necesitamos tambi¨¦n quitarnos encima el lastre que la econom¨ªa y los mercados han introducido en la ciencia en forma de cortoplacismo a la hora de sacar r¨¦dito a la investigaci¨®n. Como le escuch¨¦ una vez a Margarita Salas ¡°la ciencia va de descubrir cosas¡±, y de sobra es sabido que los grandes avances en ciencia se producen tras a?os e incluso d¨¦cadas de investigaci¨®n cooperativa: ah¨ª tienen el ejemplo de la tecnolog¨ªa CRISPR surgidas a ra¨ªz del trabajo de Francis Mojica. La ciencia merece volver al lugar al que le corresponde y que dicta el art¨ªculo 44.2 de nuestra Constituci¨®n, y que no es estar subyugada ni a econom¨ªa ni a industria, y para ello hacen falta m¨¢s cient¨ªficos en pol¨ªtica.
Borja S¨¢nchez es investigador en IPLA-CSIC
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