Carta de Reyes
Pasado el examen de conciencia con un cinco raspado, oso pediros cuatro cositas de nada
Queridos Reyes Magos, heme aqu¨ª otro enero escribiendo la lista de deseos que jam¨¢s podr¨¦ comprar ni ultrarrebajados en ning¨²n outlet. Este a?o he sido todo lo buena y lo p¨¦rfida a lo que me impele mi naturaleza, me he metido hasta las ingles en m¨¢s charcos de los precisos, he ido 20 veces a por lana para salir 30 trasquilada y, creo, he salvado el pellejo lo bastante dignamente como para dormir cinco horas del tir¨®n antes de que me despierte el zarpazo del miedo a todo y a nada. A ver, santa no es una, majestades. He cometido los siete pecados capitales e infinitos veniales. Habr¨¦ roto tantos platos, defraudado tantas expectativas y causado al menos tanto da?o como pupa me han hecho a m¨ª misma. Pero he sido lo bastante autoexigente y autoindulgente como para lapidarme y perdonarme yo solita y seguir viva y razonablemente cuerda. As¨ª pues, pasado el examen de conciencia con un cinco raspado, oso pediros cuatro cositas de nada.
Un cuarto de serenidad y criterio para distinguir lo importante de lo urgente y no consumir m¨¢s energ¨ªa de la imprescindible en esfuerzos in¨²tiles. Otro de pasi¨®n desatada, porque no solo de templanza vive el hombre ni la mujer ni el tercer sexo. Otro cuartillo de humor y distancia para sobrellevar el horror y la pena y re¨ªrme de todo y de todos, pero sobre todo de mi sombra. Y, la cuadratura del c¨ªrculo, un rej¨®n de empat¨ªa para que me revuelva la injusticia cinco minutos antes de comprarme el en¨¦simo pingo que no necesito. Si, adem¨¢s, los pajes traen algo de paciencia, humildad y amor propio, ya me pon¨¦is en mi sitio. O sea, lo de siempre. Salud, dinero y amor, que dice el bolero, entendiendo por salud la ausencia de dolor de cuerpo y alma; por dinero, los recursos para mantener calientes huesos y esp¨ªritu. Y por amor, el reflejo de una en los ojos de otros para no sentirse una n¨¢ufraga a la deriva en la cola de las rebajas de Zara. El resto sobra.
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