La estrategia del caracol
El PP ha aprobado 14 proyectos de ley durante esta legislatura. Zapatero sac¨® adelante 45 en su primer a?o
La par¨¢lisis que sufre la vida pol¨ªtica espa?ola es consecuencia de una estrategia definida por el partido en el Gobierno y por su presidente. En lo que va de legislatura, el PP ha hecho aprobar 14 proyectos de ley, 9 de ellos obligadas trasposiciones de directivas europeas, y 5, consecuencia de los Presupuestos, una cifra min¨²scula si se compara con los 45 proyectos de ley que envi¨® el PSOE al Congreso en el primer a?o de mandato de Rodr¨ªguez Zapatero. Es cierto que el PP no dispone de mayor¨ªa parlamentaria, pero a los 15 meses del primer Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que necesit¨® el apoyo de Converg¨¨ncia i Uni¨®, ya se hab¨ªan aprobado 50 nuevas leyes.
Nada hace suponer que Rajoy vaya a cambiar de estrategia, por mucho que La Moncloa asegure que va a reac?tivar su agenda. Es posible que viaje m¨¢s y se entreviste con m¨¢s l¨ªderes europeos, pero el presidente no va a cambiar su colecci¨®n de adverbios y adjetivos por pol¨ªticas reales, porque esa es la manera que ha encontrado de inutilizar a la oposici¨®n. Desde el momento en que el Gobierno no tiene iniciativas ni toma decisiones sobre sanidad, educaci¨®n, pensiones, presencia internacional, calidad del empleo, etc¨¦tera, la oposici¨®n no tiene nada que dificultar, ning¨²n argumento que presentar contra lo que no se dice, como muy bien ha comprobado Podemos, convertido en un pedazo de hielo. El pa¨ªs entero, como si fuera un gran oso, entra en estado de hibernaci¨®n.
Claro est¨¢ que el resultado de una estrategia semejante es, sobre todo, el desprestigio de la pol¨ªtica en su conjunto, pero esa es, probablemente, la menor de las preocupaciones del presidente en estos momentos. La estrategia del caracol dise?ada por Rajoy en todo lo que pueda ser objeto de discrepancia con el PSOE (es decir, todo menos las l¨ªneas b¨¢sicas para afrontar el conflicto catal¨¢n) parece dar, por el contrario, un excelente resultado para ocultar lo que deber¨ªa haber sido el centro de esta legislatura: la corrupci¨®n.
La estrategia parece dar un excelente resultado para ocultar lo que deber¨ªa haber sido el centro de esta legislatura: la corrupci¨®n
El a?o 2018 se abre con un balance para el PP que ser¨ªa estremecedor si Rajoy no fuera un experto en distracciones pol¨ªticas: est¨¢n imputados cuatro exministros, seis expresidentes de comunidades aut¨®nomas, cinco expresidentes de Diputaci¨®n, cinco parlamentarios nacionales, 18 consejeros de comunidades aut¨®nomas, tres extesoreros nacionales del partido, y hasta 800 concejales y cargos menores. Y el propio presidente figura en una lista de pol¨ªticos que, posiblemente, ha cobrado sobresueldos ilegales de su partido.
?A qui¨¦n hay que pedir explicaciones? Al PP, desde luego, pero ese primer c¨ªrculo est¨¢ cerrado por el p¨¢nico que sufre un partido cuando se enfrenta al banquillo. Hay un segundo c¨ªrculo de responsabilidad al que no se presta suficiente atenci¨®n: Ciudadanos. El partido que se present¨® como renovador de la escena pol¨ªtica espa?ola es, precisamente, el partido que sostiene al Gobierno de Rajoy y su estrategia paralizante. Sin el apoyo de Albert Rivera todo el mecanismo puesto en pie por el PP se vendr¨ªa abajo y eso no lo oculta el excelente resultado de In¨¦s Arrimadas en Catalu?a. Bertrand Russell dec¨ªa que es indeseable creer algo cuando no existe fundamento alguno para suponer que sea verdadero, y en estos momentos no existe fundamento alguno para creer que Ciudadanos quiere desempe?ar un papel decisivo contra la corrupci¨®n pol¨ªtica.
Cada cual tiene su propia responsabilidad y, por supuesto, el PSOE tiene tambi¨¦n la suya. Primero, por haberse enzarzado en una desoladora lucha interna, y despu¨¦s, por renunciar a poner en evidencia hoy a Ciudadanos, quiz¨¢s pensando que un d¨ªa puede necesitarle. Ninguna estrategia valdr¨¢ la pena si no transmite a la sociedad la urgencia de sacudirse la capa de hielo que la atenaza.
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