Donald Trump es lo que parece
El pol¨¦mico libro de Wolff retrata a un presidente estrafalario y accidental que parad¨®jicamente podr¨ªa ser reelegido
El retrato atroz de Trump que Michael Wolff acaba de publicar en EE?UU ocupa un altar comercial en la librer¨ªa de Harvard. Destaca en el escaparate con los s¨ªntomas de un manual exorcista y se apila en el interior como una obligaci¨®n a cualquier lector responsable. Duelen estos libros en el honor acad¨¦mico del suburbio bostoniano. Porque Harvard fue la universidad de John Adams y la instituci¨®n donde se graduaron Roosevelt, JFK, George Bush II y Barack Obama. Y porque el estrambote de Trump representa una dimensi¨®n degenerativa, par¨®dica, blasfema, en el h¨¢bitat de los padres de la patria. Est¨¢ recubierta de nieve y de hielo Boston a semejanza de una distop¨ªa climatol¨®gica, pero m¨¢s recubierta se halla de monumentos, itinerarios, templos y fetiches que evocan el prodigio del milagro americano en la fe de sus fundadores. En la estilizaci¨®n de sus hitos. Y hasta en la desmesura hagiogr¨¢fica de sus proezas.
Es la perspectiva desde la que produce estupor ¡°descubrir¡± que Donald Trump es exactamente lo que parece. Puede que estribe en semejante transparencia, incluso, la raz¨®n por la que ha sido elegido ¡ªel tipo que dice las cosas que piensa, y sobre todo que dice las cosas sin pensarlas¡ª, pero avanzar en las p¨¢ginas de Fuego y furia implica un angustioso ejercicio de exposici¨®n a las propias impresiones superficiales. Confirma que Trump no pensaba ser presidente ni quer¨ªa serlo. Que hubiera dimitido de haber podido. Que destruy¨® su familia a cuenta de la bravuconada. Que sus impulsos y arbitrariedades obligan a esconderle el malet¨ªn nuclear. Y que se ha puesto a regir el planeta con la ebriedad del cu?ado que se apropia del micr¨®fono del karaoke en las bodas.
Ha intentado Trump prohibir el libro. Y la iniciativa ha resultado contraproducente. No s¨®lo por la nefasta demostraci¨®n de oscurantismo, sino porque la amenaza ha servido de est¨ªmulo comercial. Fuego y furia ocupa el debate de las mismas televisiones que hicieron a Trump presidente. No porque fuera su objetivo, pero s¨ª porque el espect¨¢culo del candidato histri¨®nico y bufonesco estimulaba las audiencias...tanto como termin¨® estimulando los votos.
Vengarse de Trump ahora se antoja un remedio tard¨ªo y ventajista de aquella irresponsabilidad medi¨¢tica. El propio libro de Wolff es un ajuste de cuentas de Steve Bannon, asesor del presidente hasta que lo depur¨® y confidente del manual incendiario, pero no est¨¢ claro que vaya a debilitarse la carrera de Trump ni que la caricatura presidencial haya sido inhabilitante.
El primer aniversario tanto ha consolidado la imagen del mamarracho xen¨®fobo y machista, como ha proporcionado estabilidad econ¨®mica, prosperidad laboral y menor tensi¨®n internacional de la que cab¨ªa temerse. Trump ha eludido el aislacionismo que prometi¨®. Representa una nefasta ¨¦tica y est¨¦tica. Y ha conducido hasta el despacho oval la epidemia del mesianismo populista, pero los lectores de Harvard empiezan a asimilar que la convivencia de Trump puede prolongarse siete a?os.
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