?Para qu¨¦ estamos formando a los mejores doctores de la historia?
La formaci¨®n en las competencias investigadoras se ha convertido en el foco de atenci¨®n por parte de las agencias de calidad universitarias
Espa?a se adhiri¨® a las nuevas tendencias y cambios acelerados que se est¨¢n produciendo en la formaci¨®n doctoral en Europa con la aprobaci¨®n de una nueva normativa en 2011 (RD 99/2011). Uno de los cambios estructurales de la normativa fue el de dotar de m¨¢s transparencia al proceso formativo e investigador a trav¨¦s de la obligatoriedad de disponer de un documento de actividades en el que se registran y validan las actividades formativas por parte del director de la tesis y el tutor del doctorando. Asimismo, se vincula a la comisi¨®n acad¨¦mica del programa de doctorado la responsabilidad de validar en hitos anuales el plan y el desarrollo de la tesis; el director de tesis ya no tiene la ¨²ltima palabra sobre el proceso de investigaci¨®n y la evaluaci¨®n sumativa del doctorando.
La formaci¨®n en las competencias investigadoras se ha convertido en un elemento clave en la propia normativa y el foco de atenci¨®n por parte de las agencias de calidad universitarias que acreditan los doctorados en nuestro pa¨ªs. Ello quiere decir que si las universidades, a trav¨¦s de las escuelas de doctorado que se han creado en poco m¨¢s de un lustro, no son solventes en una formaci¨®n doctoral exhaustiva, transparente y de excelencia, tendr¨¢n dificultades con las agencias de calidad para mantener sus programas.
Es muy probable que estas medidas est¨¦n afectando positivamente a la calidad de los doctores: el acceso es mucho m¨¢s restringido con la nueva norma y tambi¨¦n se tiende a eliminar a aquellos doctores de los planes antiguos cuya finalidad era la de obtener el t¨ªtulo como recurso decorativo; las universidades ni deben ni pueden invertir en esa especie en extinci¨®n. Los que nos doctoramos en los planes antiguos somos conscientes de la gran diferencia que hay en la formaci¨®n en el nuevo marco normativo vigente, justificado en el papel que los futuros doctores han de jugar en el nuevo modelo productivo y en la dimensi¨®n de aportar valor a trav¨¦s de la transferencia de conocimiento y el impacto social de sus investigaciones. La formaci¨®n doctoral se va a ir adecuando a las demandas del impacto social de la ciencia.
En un art¨ªculo anterior pon¨ªa en evidencia la distancia entre la transferencia del conocimiento y las pol¨ªticas p¨²blicas, y los pol¨ªticos, en Espa?a, sin duda un mal s¨ªntoma de su aprecio por la investigaci¨®n. Por la parte que le corresponde al investigador en formaci¨®n, cada vez hay una mayor conciencia, sobre todo en la cultura anglosajona, de que el investigador ha de preocuparse no solo por su impacto acad¨¦mico (publicaci¨®n en revistas de alto nivel, cantidad de citas de los pares¡) sino por las alm¨¦tricas de su investigaci¨®n, es decir, por indicadores cuantitativos y cualitativos del impacto de su investigaci¨®n en las redes sociales, en los medios de comunicaci¨®n, etc¨¦tera, y su poder de transferencia en los campos en los que investiga.
Pero para que todo este cambio en el ethos de los doctorandos y la mejora de la calidad en su formaci¨®n se traduzca en valor p¨²blico se necesita que haya en la otra parte institucional un l¨®gico correlato, que no es otro que la pol¨ªtica de I+D+i y el sector productivo. La I+D privada no valorar¨¢ adecuadamente lo que suponen sus doctorados si pondera solo la cuenta de resultados sin tener en cuenta otros beneficios que aportan en sus recursos humanos.
Por otro lado, la pol¨ªtica de I+D+i en forma de incentivos fiscales y subvenciones para las empresas es claramente insuficiente, seg¨²n el FMI. Necesitamos, adem¨¢s, cambiar la cultura del sector productivo espa?ol y mejorar mucho la pol¨ªtica de I+D+i, p¨²blica y privada, para potenciar y aprovechar la innovaci¨®n en la formaci¨®n que poseen los nuevos doctores.
Los recursos y la planificaci¨®n de la formaci¨®n en las escuelas de doctorado est¨¢n ya aportando un valor a la sociedad que tendremos que ir testando en un futuro pr¨®ximo y mejorando continuamente. A los programas de doctorado se les exige por parte de las agencias un seguimiento de inserci¨®n laboral de los doctores y las escuelas ya han dise?ado el seguimiento. Institucionalmente la universidad est¨¢ trabajando en la consecuci¨®n del reto de formar los mejores doctores de su historia no solo para nutrir a la academia sino para desarrollar su pericia -riqueza de los datos que maneja, nuevas ideas, nuevas formas de enfocar interdisciplinarmente un problema, tendencia a que su investigaci¨®n tenga impacto tanto en la academia como en su transferencia de conocimiento-, en los sectores empresariales y en las pol¨ªticas p¨²blicas. L¨®gicamente, unas universidades lo har¨¢n con m¨¢s ¨¦xito que otras en funci¨®n de sus recursos y estrategias, pero la pelota ahora est¨¢ en el campo de la pol¨ªtica y de la empresa.
Juan Arturo Rubio Arostegui es director de la Escuela de Doctorado de la Universidad Nebrija.
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