Portada de ¡®Intervi¨²¡¯
Que levante la mano la que no haya pensado alguna vez en ser protagonista de la legendaria revista
Desde que Pepa Flores se quitara el Marisol, portada mediante, aparecer en tetas se consider¨® un acto de rebeld¨ªa. Soy de la generaci¨®n que aspir¨® a ser portada de Intervi¨² con tal de escandalizar a quien lo mereciera.
Por el sal¨®n de mi casa siempre hab¨ªa circulando un ejemplar de Intervi¨². El que tocara esa semana. Mi madre acumulaba lo justo, as¨ª que cada lunes se cambiaba uno por otro, tirando a la basura el viejo. Aquello nos daba un toque ex¨®tico. Mi padre era militar de la base de aviaci¨®n y mi madre profesora de Escolapios. Ah¨ª es n¨¢. Todo en un pueblo en el que se cantaba el cara al sol cada 20 de noviembre en la iglesia que despu¨¦s har¨ªan catedral, y en el que lanzaban botes de pintura contra el cartel del Paseo Pablo Iglesias. En ninguno de los dos colegios situados en esa direcci¨®n, ni las monjas ni los curas, explicaron qui¨¦n era el se?or que tanto molestaba y cuyo nombre embadurnaban. En el sal¨®n de mi casa, con balconada a la calle principal del pueblo, mis padres dejaban Intervi¨² a la intemperie. En un gesto ¨¢crata de rebeld¨ªa pol¨ªtica y social: desnudos y reportajes demoledores. Demasiada dinamita para una casa familiar de finales de los 70.
La primera org¨ªa que recuerdo es la de Luis Rold¨¢n. Mi padre estaba indignado con la sinvergonzoner¨ªa del exdirector de la Guardia Civil porque ¨¦l cumpl¨ªa el reglamento a rajatabla. Que alguien con semejante cargo fuera un ladr¨®n lo sacaba de quicio. Aquel ejemplar fue el que m¨¢s dio que hablar. Los pocos o muchos que circularon por mi casa no tuvieron otra que comentar la jugada de Intervi¨². Mi padre repas¨® aquel reportaje una y otra vez, indign¨¢ndose poco a poco, lentamente, coci¨¦ndose en su propia ira. En mi casa se habl¨® de org¨ªas durante semanas sin que el sexo no convencional fuera el tema de conversaci¨®n.
Esa artiller¨ªa nos apuntaba tambi¨¦n a nosotras dos, a mi hermana y a m¨ª. No solo porque mis padres permitieran que la revista circulara por la casa, sino por lo que aprendimos con ella. No s¨¦ qu¨¦ Intervi¨² fue el primero en mi vida, no tengo una ¨²nica portada en la cabeza. S¨ª recuerdo una escandalera que se convirti¨® en regocijo. Mi madre adoraba a Pepa Flores. Sobre todo, porque era una comunista que ya pod¨ªa estar orgullosa de decirlo, como parte de su propia familia. A m¨ª se me antoj¨® que aquellas fotos eran la prueba de su rebeld¨ªa. Hasta que @ArabistaKGB me sac¨® de mi error con este hilo excelente sobre ella, en mi casa nos hab¨ªamos fabricado la pel¨ªcula de que Marisol se hab¨ªa cansado de ser la ni?a perfecta y hab¨ªa dado su particular pu?etazo en la mesa despelot¨¢ndose en Intervi¨². Lo de Bibiana Fern¨¢ndez cuando a¨²n era Bib¨ª Andersen nos lo explicaron sin mucho problema, apoy¨¢ndose en sus fotograf¨ªas sobre el escenario barcelon¨¦s. As¨ª me enter¨¦ de lo que era nacer con el sexo que no te correspondiera. El ejemplar de a?os despu¨¦s con ella en portada confirmaba que las cris¨¢lidas necesitan tiempo para convertirse en mariposas e Intervi¨² arrop¨® a Bibiana hasta que ella se convirti¨® en la m¨¢s bella de todas.
Tambi¨¦n tengo amigas que me reprochan este amor por Intervi¨² por considerarla una revista que cosifica a la mujer. Nos hemos criado con los par¨¢metros machistas que convierten un desnudo femenino en un perfecto reclamo para vender m¨¢s ejemplares. Un mill¨®n se vendieron gracias a las tetas de Pepa Flores, Sara Montiel, y otro m¨¢s gracias a las de Lola Flores. Terelu Campos y Marta S¨¢nchez debieron vender parecido y la primera ha declarado sentirse orgullosa de haber encumbrado la mayor¨ªa de las cabinas de los camiones de este pa¨ªs. Reconozco enervarme con la leyenda que circula sobre por qu¨¦ Marta S¨¢nchez fue otra de las desnudadas, leyenda que ella misma ha admitido en alguna ocasi¨®n. Y dudo que mi compromiso con el feminismo pueda tambalearse si en alg¨²n momento hubiera utilizado mi lomo para lo mismo que todas ellas, pero me qued¨¦ con las ganas de alcanzar las cifras astron¨®micas propuestas a otras. As¨ª que hasta el ¨²ltimo d¨ªa de la revista so?¨¦ con firmar junto a Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, Vanesa Lozano, Ana Mar¨ªa Pascual, David Arnanz y, por supuesto, Alberto Gayo, cuyo blog esperaba cada semana como agua de mayo. Intervi¨² fue tambi¨¦n la primera en sacar en portada a hombres. Jes¨²s V¨¢zquez fue el primero, pero no el ¨²nico. La l¨¢stima es que ninguno se haya desnudado de verdad. Si vimos alg¨²n integral masculino, para m¨ª pas¨® desapercibido. Si tengo que acusarlos de algo es de haberme dejado sin mi raci¨®n de vergas. Incluso cuando una mujer, Teresa Viejo, estaba al cargo de la revista. A cambio, qu¨¦ bonito, Teresa Viejo hizo realidad mi sue?o de ser portada de 'Intervi¨²'. Suyo es el escote de la portada del 40 Aniversario. Recup¨¦renlo, si pueden.
Ya fue. Termin¨®. El grupo Zeta cierra las redacciones de Tiempo y de Intervi¨². Nos quedamos sin tetas en los quioscos. Sin tetas y sin reportajes que otros no hacen. Si alguien cree que lo de algunos programas de televisi¨®n es parecido, que se olvide. Jam¨¢s vi a Intervi¨² culpar a la v¨ªctima de una violaci¨®n por c¨®mo vest¨ªa, cosa que se ha explotado hasta la saciedad en las ma?anas televisivas. A m¨ª se me quedaron grabadas todas esas tetas transgresoras que emerg¨ªan de sus portadas apuntando con los pezones a quienes m¨¢s molestaban, pero tambi¨¦n descubr¨ª la golfer¨ªa de los cargos p¨²blicos. Los desnudos de Intervi¨² no dejaban de ser una excusa para convencer a unos cuantos y hacer rentable la revista. Lo que mejor desnudaba Intervi¨² eran los entresijos de cualquier realidad social y pol¨ªtica.
Y esos desnudos molestan m¨¢s que cualquier par de tetas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.