Control de acceso
?Por qu¨¦ limitar el gusto a un n¨²mero reducido de c¨®digos restringidos al entorno inmediato? El paladar puede educarse a trav¨¦s de una cantidad incalculable de sabores y texturas. Solo hace falta animarse a probar.
La lengua es una llave. Una pieza ¨²nica y reprogramable que, a modo de dispositivo maestro, integra los c¨®digos de entrada que activan el acceso a la satisfacci¨®n de comer. Se programa desde la infancia, incluso desde la gestaci¨®n, con los aromas, sabores y texturas que marcan la cultura y el entorno. La evoluci¨®n dej¨® perfilada en nuestro cerebro la idea de que la comida, como acto de riesgo, precisa de unas claves detalladas que nos salvaguarden de las amenazas. Evaluamos por comparaci¨®n, y al ingerir algo que nos nutre y no nos causa perjuicio alguno nuestra mente lo valora como fiable y tratar¨¢ de que volvamos a consumirlo con el fin de minimizar accidentes.
La sociedad en la que estamos inmersos tambi¨¦n enmarca unas reglas de conducta alimentaria en esa direcci¨®n, con el mismo prop¨®sito que nuestro ¨®rgano de direcci¨®n. Por si fuera poco, nuestra educaci¨®n sensorial es asociativa, lo que viene a establecer que la evaluaci¨®n de las nuevas experiencias estar¨¢ adherida al contexto en el que se produjeron. De ah¨ª deriva la percepci¨®n afectiva, simb¨®lica y moral que suponen para cada uno de nosotros, individual o colectivamente, muchos bocados. Toda esta informaci¨®n se graba en la mente fraguando el control de admisi¨®n de experiencias futuras, discerniendo entre lo leg¨ªtimo o lo il¨ªcito, entre lo bueno y lo malo.
Este es el marco donde se despliegan las musas y las desconfianzas que se encuentran al otro lado de la puerta de nuestra boca. As¨ª, no respondemos igual, no sentimos lo mismo, ante una cucharada de guisantes l¨¢grima guipuzcoanos o ante otra de escamoles ¡ªhuevas de hormiga¡ª guanajuatenses, por mucho que la distancia entre ambos, si se consumen con los ojos cerrados, sea m¨ªnima. Subordinados a las ense?anzas que hayamos adoptado, nuestra llave del gusto y las muescas que la modelan se alinear¨¢n con una u otra l¨ªnea de corte, positiva o negativa, y girar¨¢n el cilindro de la cerradura en una u otra direcci¨®n. Pero la desconfianza y el asco se superan probando y, sobre todo, comprendiendo. ?Jam¨¢s probar¨ªa insectos? Pues seguramente, sin saberlo, los ha ingerido en m¨¢s de una ocasi¨®n. Algunos yogures, quesos frescos, helados, bebidas l¨¢cteas, gelatinas, mermeladas, conservas vegetales, golosinas, snacks, bebidas alcoh¨®licas y productos c¨¢rnicos elaborados, como mortadelas y salchichas, incorporan el extracto de un insecto (cochinilla o Dactylopius coccus), utilizado como colorante natural para obtener un atractivo aspecto rojizo-ros¨¢ceo.
Ahora que lo sabe, o bien dejar¨¢ de adquirir productos en cuya composici¨®n est¨¦ incluido el aditivo E-120, o bien los consumir¨¢ de otra manera: con conciencia. Conocer todo el saber que acumulan otras culturas que llevan nutri¨¦ndose con insectos durante miles de a?os, bastante m¨¢s tiempo del que nosotros llevamos comiendo guisantes l¨¢grima, es la antesala para la aprobaci¨®n respetuosa de otras formas de alimentarse y, ?qui¨¦n sabe?, puede que tambi¨¦n para animarse a probar. Es una l¨¢stima que ante la opci¨®n de tener una llave, la del gusto, programada con una cantidad incalculable de accesos a los sabores y texturas que ofrece el mundo, la limitemos al reducido n¨²mero de c¨®digos que tan solo entreabren el umbral de nuestro entorno m¨¢s inmediato.
Ciervo con crema de ajos y membrillo
Ingredientes
Para 4 personas
El ciervo
- 400 gramos de lomo de ciervo (limpio)
La marinada
- 1 litro de vino tinto
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- 3 chalotas
- 1 zanahoria
- Bayas de enebro y pimienta
- 1 hoja de laurel
- 1 rama de tomillo
La salsa
- 2 litros de caldo de carne
Crema de ajos
- 40 gramos de pasta de ajos asados
- 12 gramos de aceite de oliva
- Sal
El membrillo
- 1 membrillo
- 1 litro de agua
- 20 gramos de cal
- 2 litros de agua
Instrucciones
1. El ciervo
Limpiar el lomo de ciervo de nervios y grasa. Reservar los recortes para la salsa.
2. La marinada
Cortar las verduras, mezclar con el vino y marinar en esta mezcla el lomo de ciervo un mínimo de cuatro horas.
3. La salsa
Pasado el tiempo, sacar la carne de la marinada y colarla, separando el líquido de las verduras. En una olla, dorar las verduras junto con los recortes que se apartaron tras limpiar el lomo de ciervo. Una vez caramelizadas, agregar el líquido de la marinada y el caldo de carne. Cocinar a fuego suave seis horas. Colar y enfriar, desgrasar y reducir hasta conseguir una consistencia de salsa. Reservar.
4. Crema de ajos
Emulsionar la pasta de ajos con el aceite y poner al punto de sal. Reservar.
5. El membrillo
Pelar el membrillo e introducirlo en un baño de agua y cal (2%) durante tres horas. Lavar bien el membrillo y cocinarlo suavemente en agua hasta que el interior esté tierno y cremoso. Secar el exterior del membrillo en un horno a 180 grados durante 20 minutos y después a 130 grados durante 30 minutos. Reservar.
6. Acabado y presentaci¨®n
Marcar el lomo en una sartén hasta que el exterior esté bien dorado, dejando el interior sangrante. Reposar la carne a 55 grados unos minutos. Atemperar la crema de ajos. Cortar los gajos de membrillo y calentarlos en la salamandra o plancha. Calentar la salsa. Servir una lágrima de 10 gramos de crema de ajo y, sobre esta, el lomo de ciervo. Terminar con el gajo de membrillo fosilizado glaseado con la salsa
Propiedades
La carne de ciervo, al igual que otras carnes, posee un contenido elevado en prote¨ªnas de alto valor biol¨®gico. Destacan las vitaminas del grupo B (niacina, riboflavina y B12) y minerales como el hierro hemo, f¨®sforo y zinc. El porcentaje en grasa es bajo: se puede considerar una carne magra por su contenido lip¨ªdico inferior al 2%. Por cada 100 gramos de porci¨®n comestible, la carne de ciervo aporta 190 kilocalor¨ªas.
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