¡°No queremos vestir como mesas camilla por llevar una talla 46¡±
Las mujeres que usan tallas grandes est¨¢n obligando a la industria textil a dejar de ignorarlas. Exigen moda y no solo ropa. Gracias a las redes sociales e impulsadas por una nueva generaci¨®n que se niega a vestirse como sus abuelas, conquistan el lugar que les corresponde
EN LA PLANTA de mujer de unos grandes almacenes, en un rinc¨®n al final del pasillo se encuentra la secci¨®n de tallas grandes. Abrigos cocoon, vestidos t¨²nica, todo largo, suelto, holgado; excepto unos vaqueros pitillo que lucen sobre un mostrador casi como una extravagancia, el colmo de la modernidad y el atrevimiento en un oc¨¦ano de prendas oscuras y m¨¢s sopor¨ªferas que un w¨¦stern a la hora de la siesta. Entre ellas pasean varias mujeres de mediana edad con un entusiasmo acorde a la oferta. ¡°As¨ª es como nos han ense?ado a vestir. De azul marino o negro para disimular. Y nada de bolsos peque?os porque queda desproporcionado. Se trata de ir como una mesa camilla o quedarte directamente en casa¡±, explica Rebeca G¨®mez Polo, fundadora junto a Elena Devesa del portal espa?ol We Lover Size, ¡°una web de moda y encuentro para mujeres con cuerpos que no responden a los c¨¢nones actuales de belleza¡± y que cuenta con 168.000 seguidores en Instagram y 134.000 en Facebook (el Partido Popular tiene 177.000). Su numerosa y activa comunidad habla de un nicho de mercado hist¨®ricamente ignorado ¡ªel de las plus size, curvys, gordas, mujeres con una talla superior a la 44¡ª y de su deseo de que la industria textil las trate como consumidoras de primera clase. Impulsadas por una nueva generaci¨®n que se niega a compartir armario con sus abuelas y gracias al poder de las redes sociales, exigen moda y no solo ropa. Igual que si llevasen una 38. Lentamente, pero de forma inexorable, est¨¢n revolucionando la industria.
¡°Se trata de conseguir el sitio que merecemos en el sector. Tener acceso a los dise?adores y a las cadenas low cost, sentirnos sexis y llevar lo que nos d¨¦ la gana¡±, explica Tess Holliday, la modelo estadounidense que con 1,60 metros de altura, 120 kilos y 1,5 millones de seguidores en Instagram se ha convertido en abanderada del creciente y poderoso movimiento curvy. Una categor¨ªa que, dependiendo de las marcas o asociaciones, comienza en una talla 46 (que corresponde a 88 cent¨ªmetros de cintura aproximadamente) o 44 (83 cent¨ªmetros). Son lo que el marketing ha dado en llamar ¡°mujeres reales¡±, como si las flacas, atl¨¦ticas o con poco pecho fuesen seres de fantas¨ªa o menos mujeres que sus cong¨¦neres m¨¢s voluptuosas.
En Reino Unido se espera que el mercado de tallas grandes crezca un 24% en dos a?os hasta alcanzar los 8.745 millones de euros
Gracias a informes como el de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico, se calcula que en Espa?a casi el 17% de la poblaci¨®n mayor de 15 a?os padece sobrepeso, pero no existen cifras oficiales sobre el mercado de las tallas grandes. Sin embargo, los datos correspondientes a Estados Unidos (con un 38,2% de obesos) o Reino Unido (26,9%) permiten hacerse una idea de la importancia actual del sector.
El a?o pasado, en Estados Unidos las ventas de prendas de la talla 44 en adelante ascendieron a 17.250 millones de euros. Lo que representa un 17% m¨¢s que en 2013; un crecimiento dos veces mayor que el segmento de textiles globales, tal y como recoge un estudio de la asesor¨ªa NPD Group. Seg¨²n un informe de la agencia Conlumino, en Reino Unido ¡ªdonde los compradores de tallas grandes representan casi un cuarto del total¡ª el mercado XL crecer¨¢ un 24% durante los dos pr¨®ximos a?os hasta alcanzar los 8.745 millones de euros.
Se trata, por tanto, de un sector relevante, que evoluciona m¨¢s r¨¢pido y donde hay menos competencia. ?Por qu¨¦ entonces las marcas no se han volcado en ¨¦l? Hace apenas un a?o que Zara ampli¨® su oferta hasta la XXL (una 46), y Violeta, la ense?a de Mango con prendas de la 40 a la 52, todav¨ªa no ha cumplido cuatro. Son solo dos buenos ejemplos que, junto a H&M, vienen a sumarse a pioneros como Adolfo Dom¨ªnguez ¡ª¡°cu¨¢ntas bodas y comuniones me ha salvado¡±, recuerda Beatriz Romero, autora de We Lover Size¡ª o la italiana Marina Rinaldi, creada en 1980 por el fundador del grupo Max Mara, Achille Maramotti, y que hoy cuenta con 230 tiendas en todo el mundo.
Nada que ver con el mercado del lujo, donde algunas firmas llegan tan solo hasta la 40 en sus dise?os. Lo sabe bien la estilista Bel¨¦n Claver, poseedora de una 44. ¡°He trabajado en las tiendas donde los uniformes de las empleadas no iban m¨¢s all¨¢ de la 42, as¨ª que no me quedaba otra que ir con unos pantalones de H&M. Me lo tomaba con sentido del humor, pero si eres una persona insegura, no encajar en una 40 es como no encajar en el mundo¡±.
Una frustraci¨®n que no distingue clases. La actriz Melissa McCarthy denunci¨® que hasta seis ense?as se negaron a vestirla para la ceremonia de entrega de los Oscar de 2012, en la que estaba nominada como mejor actriz secundaria. Ni la repercusi¨®n medi¨¢tica de la alfombra roja ni la posibilidad de asociar su imagen a la de una de las estrellas m¨¢s taquilleras de Hollywood parecieron compensar el gasto extra en tela. Su colega Christina Hendricks confirma que las marcas solo ofrecen vestidos de la talla XXS (s¨ª, existe: 60 cent¨ªmetros de cintura) a la XS. ¡°Es muy molesto que los dise?adores te digan: ¡®Nos encanta Mad Men, nos encantas t¨², pero no vamos a hacerte un vestido¡±, explica.
Desde un punto de vista puramente empresarial, que marcas que ya trabajan con un target limitado ¡ª?personas con alto poder adquisitivo¡ª se autoimpongan otra importante restricci¨®n ¡ªmujeres con cinturas de menos de 74 cent¨ªmetros¡ª parece un sinsentido. Pero as¨ª funciona la industria del lujo. Un gigante de estructura piramidal en cuya base se sit¨²an los perfumes, gafas y pa?uelos. Precisamente los productos que pueden permitirse todas aquellas mujeres que no cumplen los dos requisitos que definen a su clienta de pr¨ºt-¨¤-porter: ser ricas y delgadas; objetos que, en muchas ocasiones, alimentan el sue?o de poseer su misma cintura y bolsillo.
¡°La mayor parte de las firmas de moda todav¨ªa siguen ancladas en ese modelo est¨¦tico definido por tres palabras: joven, delgada y bella¡±, argumenta v¨ªa email Luca Solca, una de las voces m¨¢s respetadas de la industria y jefe de la divisi¨®n de an¨¢lisis de bienes de lujo del banco BNP Paribas. Se trata de ¡°un prototipo de mujer en el que la compradora se ha visto obligada a encajar si quer¨ªa entrar en el mundo de la moda; por lo que millones se han visto excluidas¡±, coincide Quico Vidal, director de la consultor¨ªa de desarrollo y estrategia de marcas Nadie.
El origen de este arquetipo tan constre?ido lo apunta Beatriz Romero, de 33 a?os, coordinadora de We Lover Size y polit¨®loga. ¡°Casi todos los dise?adores son hombres y piensan en la moda en clave art¨ªstica. Por ejemplo, hay un modista espa?ol que ha confesado sin ning¨²n reparo que prefiere vestir a mujeres sin curvas porque su ropa les sienta mejor. Puede que sea verdad, o no, pero refleja el fondo patriarcal y machista que todav¨ªa existe. Crean unos estereotipos corporales que nos tienen amarradas de una manera terror¨ªfica¡±, denuncia.
Atr¨¢s qued¨® la ¨¦poca en la que Rubens celebraba las redondeces. El arte, que siempre ha reflejado los c¨¢nones de belleza de cada ¨¦poca, confirma que, desde hace ya varios siglos, la delgadez es el ideal imperante. Los amantes de las tallas grandes, como Botero, son minor¨ªa.
Tambi¨¦n en la moda. Aunque hace d¨¦cadas que algunas marcas se han dejado seducir por estas mujeres, lo han hecho de una manera anecd¨®tica. Stella Ellis, considerada la primera maniqu¨ª de tallas grandes, conquist¨® la pasarela de Jean Paul Gaultier en 1992 y protagoniz¨® ese mismo a?o su versallesca campa?a de publicidad, m¨¢s comentada por el glorioso escote de la israel¨ª que por las prendas que luc¨ªa.
Cristina Serrato fue una de las pioneras en Espa?a. Hace 24 a?os abri¨® Cibeles desfilando junto a mujeres de todas las tallas. A lo largo de su carrera ha trabajado para Marina Rinaldi, Elena Mir¨®¡ ¡°Cuando me preguntaban por mi profesi¨®n y respond¨ªa que era modelo de tallas grandes, sol¨ªan decirme que si eso realmente exist¨ªa. Me ha pasado hasta hace relativamente poco¡±, recuerda.
Pero en los ¨²ltimos cinco a?os, asegura, la situaci¨®n ha avanzado. Y lo prueban hechos como que Ashley Graham, usuaria de una XL, protagonizara la portada de Sports Illustrated, la revista estadounidense que sienta c¨¢tedra sobre el concepto de buenorra. Sin embargo, esta misma modelo interpretaba el pasado febrero el rol de gordita en el n¨²mero de Vogue USA dedicado a la diversidad. En ¨¦l compart¨ªa protagonismo con otras seis maniqu¨ªes de distintas etnias y mismo abdomen c¨®ncavo. ¡°Incluso cuando se quiere apostar por la diversidad hay discriminaci¨®n¡±, critica la estilista Bel¨¦n Claver. ¡°Una modelo delgada puede tener una cara rara, fea, ser lo que se llama un ¡®rostro especial¡¯; pero una gorda tiene que ser un bellez¨®n: ¡®Est¨¢ un poco gorda, pero es muy guapa de cara¡±.
¡°Hoy, gorda sigue siendo sin¨®nimo de conflicto. Muchas marcas a¨²n tienen miedo de sacar una mujer grande en sus campa?as¡±
Si la creciente presencia de modelos XL responde a un ejercicio cosm¨¦tico o forma parte de un movimiento sincero es discutible, pero, en opini¨®n de Quico Vidal, representa un s¨ªntoma innegable de que las plus size est¨¢n obligando a la industria a dejar de ignorarlas. ¡°Gracias a Internet y las redes sociales, el consumidor cada vez tiene m¨¢s poder y se ha convertido en el centro de las estrategias de marca¡±, se?ala el experto.
¡°Creo que muchos dise?adores y firmas pensaban que no hab¨ªa un mercado entre las tallas grandes, pero estamos demostr¨¢ndoles que no es as¨ª¡±, confirma a trav¨¦s de un correo electr¨®nico la bloguera y activista Tess Holliday. ¡°Cuanto m¨¢s p¨²blicamente demandemos lo que queremos, m¨¢s r¨¢pidamente se producir¨¢ el cambio. Si a la gente no le importa, tienes que conseguir que lo haga. Haz que se fijen¡±, sentencia.
El colectivo estadounidense ?Guerrilleras de la Lencer¨ªa lo logr¨®, y con creces, cuando el pasado diciembre convirti¨® Times Square en una improvisada pasarela. Su versi¨®n XL del desfile de Victoria¡¯s Secret ¡ª?que fue recogido por medios de todo el mundo¡ª reivindicaba una diversidad corporal que, seg¨²n el analista Luca Solca, es todav¨ªa ¡°la excepci¨®n a la regla tanto en shows, campa?as o l¨ªneas de producto¡±. En su opini¨®n, ¡°la representaci¨®n de mujeres de distintas etnias, aun siendo deficitaria, es mucho mayor que la de mujeres con distintas tallas¡±.
¡°Desgraciadamente, hoy gorda es igual a conflicto¡±, espeta Elena Devesa, fundadora de We Lover Size junto a Rebeca G¨®mez. ¡°Hay muchas marcas que siguen teniendo miedo a toda la pol¨¦mica que puede suponer meter a una mujer grande en sus campa?as: que si hacen apolog¨ªa de la obesidad¡¡±.
En la misma l¨ªnea de acci¨®n que su web, donde no solo se dan consejos de moda, sino que se denuncian situaciones discriminatorias, se mueven otras comunidades y activistas como la instagramera Gaby Fresh, que acaba de lanzar su propia marca de ba?adores, o Calie Thorpe, que fue la primera columnista en hablar de las venturas y desventuras de las mujeres con tallas grandes en la edici¨®n brit¨¢nica de la revista Marie Claire.
No est¨¢n solas. Iconos de estilo contempor¨¢neos como Beyonc¨¦, Ni?cki Minaj o Beth Ditto ¡ªmusa de Gaultier¡ª ayudan a ampliar el concepto de belleza y los patrones de los dise?adores. ¡°No me siento ofendida por ver a mujeres delgadas en las campa?as de publicidad, pero creo que para que determinadas ideas calen en el imaginario colectivo es importante apoyarlas desde posiciones de poder como la que ostenta la industria de la moda¡±, argumenta Beatriz Romero.
Y este influyente negocio tambi¨¦n est¨¢ cambiando. ¡°El mercado XL era un tab¨², pero ha dejado de serlo. Todas las miradas est¨¢n puestas hoy en ¨¦l¡±, asegura Violeta Andic, responsable de la firma que lleva su nombre e hija del fundador de Mango. Desde 2013, su proyecto, que trasciende el vestido-visillo para ofrecer tendencias, prendas ajustadas y cortes contempor¨¢neos, ha crecido hasta las 100 tiendas ¡ªde Madrid a Mosc¨²¡ª y 700 referencias por temporada.
Todo un ¨¦xito que, sin embargo, suscita una pregunta peliaguda y extensible a cualquier gran cadena: ?por qu¨¦ crear una nueva firma en vez de llevar simplemente los dise?os de Mango hasta la 54? ¡°No funcionar¨ªa. Hacer el mismo vestido pero m¨¢s grande no es la respuesta. El patr¨®n debe ser mucho m¨¢s complejo para que siente mejor: las sisas son distintas, se suben los talles para que sean m¨¢s confortables, se escogen tejidos m¨¢s adaptables¡±, argumenta Andic.
Romero, que lleva una 56, coincide: ¡°No es solo la ropa. A m¨ª hay collares y pulseras normales que no me cierran¡±. Sin embargo, su compa?era de We Lover Size, Elena Devesa, a?ade un factor sociol¨®gico. ¡°A mucha gente no les gustan las curvys ni compartir tienda con ellas: ¡®?C¨®mo voy a comprar yo en un sitio de gordas?¡±, apunta.
¡°El mercado XL era un tab¨², pero
ha dejado de serlo. Todas las miradas est¨¢n puestas en ¨¦l¡±, asegura Violeta? Andic
Con o sin gordofobia, el negocio prospera. Andic se?ala orgullosa que Violeta ya es tan importante en t¨¦rminos de facturaci¨®n como las divisiones de hombre y ni?o de Mango. Se trata de un negocio en expansi¨®n cuya venta a trav¨¦s de Internet representa el 30% del total. Y es que las boutiques online han revolucionado el sector de las tallas grandes: no solo permiten a la consumidora acceder a marcas de todo el mundo, sino que les evitan, tal y como la define Romero, la ¡°infernal¡± experiencia del probador, a veces equipado con luces que parecen escogidas por s¨¢dicos-psiquiatras ¨¢vidos de pacientes. ¡°Yo me compro todo online. Hasta las bragas¡±, confirma Romero.
Pese al vasto universo que ha abierto la Red, la oferta sigue siendo m¨¢s limitada que la demanda. ¡°Veo cosas que me gustar¨ªa comprar y que si las hiciesen m¨¢s grandes me quedar¨ªan genial y si no lo hacen es porque no les da la gana¡±, se queja Romero. Mariah Chase, Ceo de la firma de tallas grandes Eloquii, confirmaba a la cadena CNBC que, aunque se ?estima que un 65% de las mujeres estadounidenses llevan m¨¢s de una 46, este sector solo representa el 18% de las ventas de ropa.
Con un margen de crecimiento tan grande y una sensibilidad global que, en palabras de Quico Vidal, est¨¢ virando hacia un modelo femenino m¨¢s libre y diverso, parece que la de las curvys y plus size no ser¨¢ una moda pasajera, sino una corriente que modificar¨¢ el sector. Aunque sea a medio plazo.
¡°Vamos en esa direcci¨®n. La industria de la moda se adaptar¨¢ porque no le queda m¨¢s remedio. La gente se lo va a exigir¡±, conf¨ªa Devesa, que, a trav¨¦s de su web, es testigo directo de c¨®mo las generaciones m¨¢s j¨®venes de consumidoras reaccionan duramente cuando una campa?a de publicidad solo representa un canon de belleza.
Como advierte Tess Holliday, ¡°el cambio est¨¢ en marcha. Que todo el mundo est¨¦ preparado¡±.
Maquillaje: Helena Li¨¦bana (Cool).Peluquer¨ªa: Manu Fern¨¢ndez (Cool). Ayudante de fotograf¨ªa: Alejandro Amares. Retoque: Hoffa MM. Equipo fotogr¨¢fico: Javier Sanz.
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