Nueva gran coalici¨®n

El principio de acuerdo alcanzado para la reedici¨®n de una gran coalici¨®n de gobierno entre democristianos y socialdem¨®cratas augura un periodo de estabilidad en Alemania que permitir¨¢ a Europa abordar con relativa tranquilidad los retos a los que se enfrenta.

La zozobra que hubiera generado, tanto en el pa¨ªs germano ¡ªque ya lleva m¨¢s de 110 d¨ªas con un Gobierno en funciones¡ª como en el resto del continente, una repetici¨®n de las elecciones generales celebradas el pasado septiembre hubiera llegado en un peligroso momento de auge populista, cuyo discurso precisamente se nutre de dicha inestabilidad. Con lo acordado en una maratoniana ronda de negociaciones entre la canciller Angela Merkel, de la CDU, y Martin Schulz, del SPD, el Gobierno de Berl¨ªn tendr¨¢ cuatro a?os para desmontar con hechos el demagogo discurso nacionalista y xen¨®fobo de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD). Al tiempo, estar¨¢ en disposici¨®n de liderar junto a Francia los embates que se produzcan en la UE como consecuencia del proceso de salida de Reino Unido.

Como en toda negociaci¨®n, no ha habido un ganador claro. Aunque los socialdem¨®cratas no han logrado que los conservadores acepten una subida de impuestos a las rentas m¨¢s altas ni el aumento de la deuda p¨²blica, s¨ª que, en cambio, han logrado que los 38.000 millones de euros de super¨¢vit fiscal sean dedicados a partidas de car¨¢cter social tales como ayuda a la dependencia, educaci¨®n, escuela gratuita desde los tres a?os y sanidad. De ese modo, esta nueva Gran Coalici¨®n tendr¨¢ un car¨¢cter mucho m¨¢s progresista que la primera. Esto era imprescindible para el SPD, que corr¨ªa el riesgo de verse anulado en la pr¨¢ctica por los conservadores y pagarlo posteriormente en la pr¨®xima convocatoria electoral. No hay que perder de vista que la segunda fuerza pol¨ªtica de Alemania se dej¨® 40 esca?os en las ¨²ltimas elecciones legislativas, entre otras razones por su irrelevancia pr¨¢ctica en la pasada coalici¨®n de gobierno.

Sin embargo, menos aperturista es el resultado de las conversaciones en el espinoso tema de la inmigraci¨®n, del que la extrema derecha ha hecho su bandera. Finalmente, la imposici¨®n de un tope m¨¢ximo de entre 180.000 y 200.000 refugiados anuales constituye una victoria del bloque conservador, especialmente de la CSU b¨¢vara, el socio del partido de Merkel en ese Estado federal. En el mismo sentido apunta la limitaci¨®n de la reunificaci¨®n familiar de las personas con la llamada protecci¨®n subsidiaria a 1.000 casos al mes que, adem¨¢s, de momento quedar¨¢ suspendida.

Por lo que respecta a Europa, finalmente, Berl¨ªn estar¨¢ en plena disposici¨®n de abordar la reforma de la eurozona y, aunque en principio no se apoyen expl¨ªcitamente los planes del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, en asuntos como la mutualizaci¨®n de la deuda ni la creaci¨®n de un ministro de Finanzas europeo, es indudable que el Gobierno alem¨¢n podr¨¢ afrontar ahora estos asuntos sin estar pendiente de las encuestas ni de las andanadas oportunistas de la extrema derecha.

Los acuerdos pol¨ªticos entre socios fiables siempre son buenos. Por eso, Alemania ha decidido repetir la f¨®rmula.