¡®Ferdinand¡¯ y el empleo precario
?Es noticia que los contratos sean mayoritariamente temporales? Protestas por contar con detalle el filme del famoso toro
No es raro recibir cartas de lectores disconformes con el tratamiento que da el peri¨®dico (por excesivo o escaso) a un determinado tema. Me sorprendi¨®, sin embargo, la queja de un lector que rechaza en¨¦rgicamente que la noticia de portada del pasado 4 de enero lo sea realmente. Agust¨ªn Garc¨ªa Laso, el lector en cuesti¨®n, se refiere al texto titulado M¨¢s del 90% de los contratos de 2017 fueron temporales. ¡°Es tremendo que esto se considere noticia¡±, escribe, ¡°cuando lleva sucediendo, mes tras mes, desde la reforma de 1984 (s¨ª, 1984) que cre¨® este sistema de contrataci¨®n¡±. Noticia debe ser algo novedoso, insiste este lector, y no puede serlo, ¡°algo que lleva sucediendo m¨¢s de treinta a?os¡±.
El director adjunto, Jorge Rivera, no est¨¢ de acuerdo con ese an¨¢lisis, ya que, explica: ¡°Es cierto que es algo recurrente en nuestro mercado laboral desde hace mucho tiempo, tal y como se recog¨ªa en el art¨ªculo. Pero el titular responde a lo acaecido justamente en 2017, que ese d¨ªa era la noticia puntual, puesto que era la primera vez que se conoc¨ªan esos datos concretos¡±.
La noticia, ampliamente desarrollada en las p¨¢ginas de Econom¨ªa, dejaba claro, con la ayuda de un gr¨¢fico que recog¨ªa los contratos firmados desde 2006, que los temporales han representado siempre, al menos desde esa fecha, la abrumadora mayor¨ªa del total. Sin embargo, al destacar en la portada el dato de 2017 aisladamente, se le daba la importancia de un hecho nuevo cuando era la confirmaci¨®n de una tendencia hist¨®rica.
Si lo que esperan los lectores de un diario es que recoja la actualidad de la forma m¨¢s amplia y precisa, no es menos cierto que tambi¨¦n exigen contenci¨®n informativa en algunas cuestiones. Lo saben bien los cr¨ªticos de cine, teatro o televisi¨®n que evitan relatar pormenorizadamente el espect¨¢culo que analizan. Por eso ha sorprendido desagradablemente a algunos lectores encontrarse con una detallada descripci¨®n de la pel¨ªcula Ferdinand, la famosa historia de un toro pacifista, estrenada a finales de diciembre, en un art¨ªculo que se public¨® el pasado domingo en la edici¨®n digital. La conmovedora, tierna, sensiblera y mentirosa historia del toro Ferdinand, se titulaba el texto, firmado por el cr¨ªtico taurino de este diario, Antonio Lorca.
Temo que el autor no ha sido consciente de la gran difusi¨®n que iba a tener el texto una vez colocado en la portada digital
¡°Lo que hace el autor en este art¨ªculo destripando la pel¨ªcula es una verg¨¹enza¡±, escribe Jon Ruiz Pastor. ¡°Este art¨ªculo, que lleg¨® a m¨ª por casualidad y que no se si clasificar como cr¨ªtica de cine o alegato pro-taurino, desvela el cien por cien del argumento de la pel¨ªcula, y exige veracidad a lo que el mismo autor reconoce no es sino una fantas¨ªa antib¨¦lica¡±, escribe Pedro Bra?as.
Ana Mu?oz protesta por el juicio negativo que se hace del filme y porque el art¨ªculo cuenta, dice, ¡°todas las escenas¡±.
Antonio Lorca lamenta lo ocurrido. ¡°No soy cr¨ªtico de cine, pero s¨ª un atento espectador¡±, explica, ¡°y desde esa perspectiva me he atrevido a reflexionar sobre una pel¨ªcula que traslada el anti belicismo del cuento publicado en 1936 a un ataque sin piedad contra la fiesta de los toros¡±.
Respecto a la queja de que ¡°destripa¡± el argumento, a?ade: ¡°Me limito a destacar lances en los que el protagonista se comporta como una persona, pero la historia es mucho, mucho m¨¢s rica que lo que yo cuento. No cre¨ª, no obstante, que comet¨ªa pecado alguno al hacerlo, pues una pel¨ªcula animada no se caracteriza por el suspense ni la intriga, y ning¨²n espectador podr¨ªa imaginar otro final que no fuera el triunfo del ¡®pacifista¡¯ protagonista, -en este caso el toro-, sobre el ¡®malvado¡¯ torero. Me lo pas¨¦ pipa en el cine y disfrut¨¦ como todos los ni?os que llenaban la sala, pero me dio pena que a esos menores no se les ofrezca la posibilidad de decidir desde el conocimiento del mundo del toro y s¨ª desde la manipulaci¨®n de un animal que, supuestamente, habla, piensa, es solidario y decide su futuro¡±.
Temo que el autor del texto no ha sido consciente de la difusi¨®n que iba a tener, una vez destacado en la portada digital. De lo contrario, habr¨ªa evitado detallar las secuencias y, por supuesto, contar el final. Aunque no sea una pel¨ªcula de suspense es razonable pensar que los espectadores prefieran enterarse de lo que ocurre en ella vi¨¦ndolo en la sala con sus propios ojos.
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