Dios nos ha dado manos para trabajar
El documental 'Machines' denuncia la explotaci¨®n laboral en las f¨¢bricas textiles de la India
Trabaj¨¦ durante bastantes a?os en una ONG para el desarrollo as¨ª que estoy familiarizada con las im¨¢genes de la pobreza en los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos. Y sin embargo debo confesar que el documental Machines me ha sorprendido y me ha cautivado por retratar la realidad de una f¨¢brica textil de la India sin explicar casi nada pero cont¨¢ndolo casi todo.
En la historia hay muchos silencios. La c¨¢mara se entretiene a menudo en un trabajador en concreto y est¨¢ un buen rato simplemente filmando su movimiento repetitivo junto a una m¨¢quina. Nadie habla. De fondo s¨®lo el ruido machac¨®n y mec¨¢nico. Tanto silencio y tanta imagen repetitiva da para observar con detenimiento el estado casi ruinoso e insalubre de la f¨¢brica por un lado, y por el otro el aspecto depauperado del trabajador, siempre esquel¨¦tico, siempre sudoroso. Uno que a veces resulta ser un ni?o, a veces un anciano.
De repente, se para el ruido de las m¨¢quinas y una voz habla. Un trabajador toma la palabra y cuenta, por ejemplo, que Dios les ha dado manos y por eso est¨¢n aqu¨ª para trabajar, que ha tenido que endeudarse para llegar hasta esta f¨¢brica. Porque de hecho ¨¦l procede de un Estado indio a 1.600 kil¨®metros de aqu¨ª. Que trabaja 12 horas diarias, lo que es un turno normal, y a cambio cobra unos 3 euros. Que el salario le da para comer y poco m¨¢s. Y concluye: "La pobreza es eso. Uno debe abandonar a su mujer, a sus hijos y a sus padres para venir a trabajar".
Otro trabajador cuenta que si los obreros se unieran no estar¨ªan pasando por una situaci¨®n tan desesperada pero que cuando surge un l¨ªder sindical los jefes se al¨ªan para eliminarlo. En varias tomas los vemos extenuados, durmiendo a pierna suelta encima de monta?as de telas. En otra escena vemos a otro cayendo dormido mientras est¨¢ trabajando.
El espectador pasa tanto rato al lado de varios empleados, codo a codo con ellos, siguiendo por ejemplo la ruta de uno cargado de telas sobre los hombros a trav¨¦s del laberinto de la f¨¢brica, que al final te da la impresi¨®n de que est¨¢s trabajando como ellos o, mejor a¨²n, con ellos. Y cuando la identificaci¨®n entre trabajador y espectador se ha producido, el documental da la palabra al propietario o jefe de la f¨¢brica quien suelta, entre otras lindezas, que "si les damos m¨¢s dinero a estos analfabetos, se lo gastar¨¢n quiz¨¢ en tabaco, en alcohol o en otras cosas malas. No lo enviar¨¢n a casa. A la mitad de ellos no les interesa su familia. Los indios s¨®lo est¨¢n interesados por el dinero". Cuando dice estos analfabetos, se refiere, claro est¨¢, a sus empleados.
El director del documental no nos iba a dejar salir de la sala con ese mal sabor de boca. De nuevo el micr¨®fono vuelve a la mano de un trabajador quien sentencia: "Mi ¨²nico consuelo es que todos se mueren al final. Y no se llevan nada. Incluso los ricos, cuando se van de este mundo, se van sin nada".
La pobreza es esto: abandonar a tu mujer, a tus hijos y a tus padres para venir a trabajar
Machines pone en evidencia la hipocres¨ªa de nuestro sistema de consumo. No tolerar¨ªamos en nuestro mundo situaciones parejas de injusticia y de explotaci¨®n. Pero sin embargo si se trata de lo que pasa m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras y si esa injusticia y esa explotaci¨®n sirven para mantener nuestro ritmo de consumo desaforado, pues que les den morcilla, hablando pronto y mal. Nos interesa s¨®lo garantizar nuestro consumo. Todo lo que pasa antes (el proceso de producci¨®n) y todo lo que pasa despu¨¦s (los residuos) nos importa poco o realmente no nos importa nada de nada. ?Y si ya que a¨²n estamos a principios de a?o tom¨¢ramos la buena resoluci¨®n de cambiar nuestros h¨¢bitos y nos pregunt¨¢ramos qui¨¦n ha hecho nuestra ropa ?
El documental Machines puede verse por toda Espa?a durante el mes de enero. Se pueden consultar las salas y los horarios en la p¨¢gina web del Documental del mes.
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