Clarke, Kubrick y la hip¨®tesis de la ¡®panspermia¡¯

Durante los pr¨®ximos meses caer¨¢ una fina lluvia de comentarios laudatorios sobre 2001: A Space Odyssey. El sirimiri repetir¨¢ obsesivamente que 2001 signific¨® el tr¨¢nsito de la ciencia ficci¨®n a la edad adulta desde una fase infantil de monstruos y amenazas exteriores, que Stanley Kubrick fabric¨® a conciencia unas im¨¢genes fr¨ªas y una elevada vocaci¨®n simb¨®lica; que hay que extasiarse de nuevo ante el match cut m¨¢s famoso del cine contempor¨¢neo (el hueso-arma de un primate vuela hasta transformarse en un fundido en una nave espacial), y que la ciencia y la filosof¨ªa son el ¨¦lan de la pel¨ªcula. Pocos cr¨ªticos y espectadores se resistieron en 1968 al encanto innovador del filme y pocos lo resistir¨¢n hoy. Merece la pena, por la rareza de su posici¨®n, recordar que Andrew Sarris lament¨® en su d¨ªa, a prop¨®sito de 2001, la incapacidad de Kubrick ¡°para relatar un suceso en la pantalla con coherencia y con un punto de vista arm¨®nico¡±.

Vayamos a la metaf¨ªsica de 2001, que es sorprendente y muy elaborada. Kubrick la extrajo de forma conminatoria de Arthur Clarke, f¨ªsico y uno de los mejores escritores de ciencia ficci¨®n de la historia. Clarke tom¨® como punto de partida una de sus relatos (El centinela) para urdir en el guion (y en varias novelas posteriores) una trama evolucionista completa que explicara el pasado, el presente y el futuro de la humanidad. Y en esa trama plasm¨® las ideas de algunos de sus amigos f¨ªsicos y astrof¨ªsicos (Carl Sagan, Fred Hoyle) en l¨ªneas filos¨®ficas conceptuales que todav¨ªa hoy resultan excitantes.

La primera y b¨¢sica es la hip¨®tesis de la panspermia, defendida con ardor y argumentos matem¨¢ticos por Hoyle y Chandra Wickramasinghe: la vida no fue creada en la Tierra sino que fue tra¨ªda en forma de organismos unicelulares en cometas y metoritos. Francis Crick, codescubridor del ADN, fue m¨¢s lejos: la vida y la inteligencia fueron sembradas en la Tierra y en otros planetas por otra forma de vida inteligente. El sembrador en 2001 es el monolito, mensajero de sus creadores, de medidas perfectas (1u4u9, el cuadrado de los tres primeros n¨²meros) y centinela del progreso de la inteligencia sembrada.

La segunda idea, brillante e indeterminada, es la evoluci¨®n de la especie desde la materia al esp¨ªritu. El uso de las herramientas constituye la primera fase de esa evoluci¨®n; concluye con la creaci¨®n de m¨¢quinas sofisticadas que permiten al hombre llegar a la Luna, desde la que el monolito, el centinela, avisa a sus amos del progreso; esa fase transita, pastoreada por la raza superior ¡ª?nuestros creadores?¡ª, a trav¨¦s la inteligencia artificial (la conflictiva contradicci¨®n con HAL 9000), hacia la aparici¨®n de un hombre nuevo, probablemente solo esp¨ªritu.

Recuerden que lo mejor del impacto conceptual de 2001 procede de Clarke, a quien deber¨¢ rendirse homenaje peri¨®dico leyendo El fin de la infancia, El centinela, Los 9.000 millones de nombres de Dios o Cita con Rama. Y que lo mejor del impacto visual de la pel¨ªcula procede de Douglas Trumbull, autor tambi¨¦n de los efectos de Blade Runner. Ambas ser¨ªan entre un 40% y un 50% peores sin su trabajo.