Anidando en la nada
Cada vez que paso cerca de los sin techo de mi barrio me asombro una vez m¨¢s del incre¨ªble azar de nuestras vidas, de la suerte que he tenido.
ME GUSTA EL fr¨ªo, pero cada vez que irrumpe en Madrid el duro invierno no puedo dejar de pensar en los vecinos sin techo con los que comparto la ciudad. En mi barrio hay bastantes; la mayor¨ªa llevan muchos a?os aqu¨ª y me son familiares. Duermen en los mismos rincones cada noche y se mueven siempre en el mismo tri¨¢ngulo de la calle; si hay sol, en el banquito; si el fr¨ªo arrecia o llueve, en las escaleras del metro, junto a las puertas, un lugar que proporciona cierto cobijo y el rebufo de calor del subterr¨¢neo. Con conmovedor empecinamiento, el 89% de los sin techo espa?oles (y probablemente de todo el mundo: los humanos tenemos tendencia al enraizamiento) fijan su residencia, por as¨ª decirlo, en un lugar concreto de la acera y de la ciudad. Es decir, hacen un nido de la nada. Y estoy segura de que, al despedirse de otros como ellos para irse a acostar al barullo de mantas y cartones que han dejado en un quicio, m¨¢s de uno dir¨¢: me voy a casa.
A los m¨ªos, ya lo he dicho, los conozco. Nos saludamos, en ocasiones charlamos. Hay una mujer en especial que es un encanto. Parece muy mayor, pero seguramente es mucho m¨¢s joven que yo. La esperanza de vida de los sin techo es 30 a?os menor que la media espa?ola, y la tasa de mortalidad, entre tres y cuatro veces superior (los datos son de la asociaci¨®n Aires). El a?o pasado esta mujer desapareci¨® durante varios d¨ªas. El atado de sus pertenencias segu¨ªa en su lugar, pero ella no estaba; tem¨ª que hubiera muerto, que hubiera sufrido alg¨²n percance; el 42% de los sin techo de Madrid han sido v¨ªctimas de alguna agresi¨®n, seg¨²n un estudio que hizo el Ayuntamiento el a?o pasado. Pero al cabo de un par de semanas mi vecina reapareci¨® y retom¨® sus rutinas, como golondrina que regresa. Cada vez que paso cerca de ellos me asombro una vez m¨¢s del incre¨ªble azar de nuestras vidas, de la suerte que he tenido de ser quien soy,?de que ese conjunto ef¨ªmero e indescifrable de casualidades que es mi identidad no haya ido a caer en un destino tan duro como el de estos vecinos (y en el mundo hay vidas a¨²n mucho peores). Quiero decir que mi existencia y la de cualquiera de nosotros podr¨ªan haber sido as¨ª. Hay una novela sobrecogedora, la primera que escribi¨® Enrique de H¨¦riz, que se titula El d¨ªa menos pensado (Edhasa) y que cuenta la historia de un arquitecto que acaba viviendo a la intemperie a causa de un suceso catastr¨®fico. Me impresion¨® el relato; a¨²n recuerdo una escena tremenda en la que el protagonista se orina encima y esa h¨²meda tibieza le consuela moment¨¢neamente del espantoso fr¨ªo. ?Y con qu¨¦ facilidad terminaba sin hogar! La perdici¨®n nos ronda a todos con taimado paso de fieltro.
La esperanza de vida de los sin techo es 30 a?os menor que la media espa?ola, y la tasa de mortalidad, entre tres y cuatro veces superior
Casi todos mis vecinos sin techo est¨¢n alcoholizados. Sin embargo, tanto el estudio del Ayuntamiento como la asociaci¨®n Aires se?alan que el alcoholismo es m¨ªnimo: un 7,6% en Madrid, un 4,1% en la media espa?ola seg¨²n Aires. Es probable que en mi barrio haya m¨¢s incidencia: hay un local de ayuda a alcoh¨®licos en las proximidades. Pero tambi¨¦n creo que en esto las encuestas no son del todo fiables, porque dependen de la propia valoraci¨®n de los afectados. Por otra parte, el alcoholismo es una enfermedad; y no s¨®lo puede ser la causa de vivir en la calle, sino tambi¨¦n una consecuencia.
En cualquier caso, de lo que no cabe duda es de que la mayor¨ªa est¨¢n en esa situaci¨®n por falta de trabajo, por falta de dinero, porque la desgracia se ceb¨® con ellos, en la l¨ªnea del protagonista de la novela. Seg¨²n el Ayuntamiento, el 58,9% poseen estudios superiores. Y les tenemos olvidados: est¨¢n ante nuestras narices, pero no los vemos. La asociaci¨®n Aires, creada en 2015, intenta acercarse al problema no para paliarlo con centros de acogida provisionales, sino proporcionando apoyo y un alojamiento individual permanente y digno. Es decir, sac¨¢ndoles de la calle y devolvi¨¦ndoles la oportunidad de poseer una aut¨¦ntica vida. En especial tienen un proyecto, La Morada, dirigido a mujeres (un 20% de los sin techo y creciendo) porque es un colectivo mucho m¨¢s vulnerable. Recuerda que podr¨ªas haber sido t¨² y no cierres los ojos. Y entra en airesasociacion.org: necesitan voluntarios, dinero, de todo.
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