La guerra fr¨ªa del sanchismo
El mayor lastre de Pedro S¨¢nchez, de momento, es la dificultad para definir un liderazgo solvente
En el PSOE cualquiera podr¨ªa pensar como Bernard Baruch, el legendario asesor de Wilson en la Gran Guerra y de Roosevelt en la II Guerra Mundial: ¡°No nos enga?emos, estamos inmersos en una guerra fr¨ªa¡±. Un a?o despu¨¦s del choque, la visita de S¨¢nchez a Andaluc¨ªa a¨²n se adorna de un car¨¢cter excepcional, como si fuese Kruschev al otro lado del tel¨®n de acero, y se analizan los gestos de Susana D¨ªaz con una hermen¨¦utica delirante. Las claves de la geopol¨ªtica de bloques apuntada por Walter Lippmann en The Cold War, se cumplen rigurosamente: desconfianza obsesiva, tensi¨®n constante, gestos desafiantes¡.
La decisi¨®n de Susana D¨ªaz de acercarse a saludar a Pedro S¨¢nchez, incluso con unos minutos a solas, proporcionaba ayer una fotograf¨ªa cuyo pie de foto dejaba margen a c¨¢balas m¨¢s o menos atrevidas: que si el estallido de la paz, que si armisticio imposible, que si tensi¨®n soterrada, que si teatralizaci¨®n hip¨®crita¡ o postal de la guerra fr¨ªa, como si buscaran la imagen de un beso simb¨®lico a lo Brezhnev y Honecker. En realidad podr¨ªa reducirse a la mera cortes¨ªa, porque Susana D¨ªaz, lejos de pensar en hacerle una cobra bisbaliana, opt¨® por ironizar con ¡°el deshielo para Frozen¡±.
Ayer se escenific¨® que S¨¢nchez y Susana, no ya sanchismo y susanismo, est¨¢n en claves muy distintas. La presidenta andaluza s¨®lo tiene un objetivo: aprovechar este a?o de recuperaci¨®n y ganar las elecciones andaluzas de 2019. Se ha rehecho del golpe de las primarias, y las encuestas le han ayudado a desprenderse del cartel de perdedora. Ha recuperado el tono de Su Susan¨ªsima. Para lograr el reto, su entorno tiene claro que no les interesa en lo m¨¢s m¨ªnimo el conflicto org¨¢nico. Eso s¨®lo resta. Al rev¨¦s, le conviene que la marca PSOE recupere cr¨¦dito, acabando con la idea de su PSOE (el Partido Susanista Obrero Espa?ol) frente al PSOE de S¨¢nchez (Partido Sanchista Obrero Espa?ol).
Para S¨¢nchez, las cosas son menos n¨ªtidas. Su mayor lastre, de momento, es la dificultad para definir un liderazgo solvente. Ni siquiera el desgaste de Podemos o de Rajoy mejoran su consistencia. A falta de autoridad frente a los otros partidos, s¨®lo exhibe autoridad dentro del partido. Y aunque otros barones hayan mostrado descontentos, sobre todo con la financiaci¨®n, Susana es su n¨¦mesis natural. Ayer los elogios se alternaron con algunas respuestas innecesariamente fr¨ªas, o de una torpeza que delata su incomodidad. Tal vez a S¨¢nchez, muy plano despu¨¦s de la efervescencia posprimarias, s¨ª le conviene cierta tensi¨®n interna. Y sobre todo desde que Mr.Noesno se ha convertido en el Sr.S¨ªess¨ª apoyando a Rajoy del cupo al 155. Como si necesitara recordar que ¨¦l es aquel que.
Aunque el sanchismo haya mostrado cierta prepotencia al anunciarse en Andaluc¨ªa ¨Cen pocos d¨ªas pasar¨¢n S¨¢nchez, ?balos y Lastra¨C la escenificaci¨®n de ayer ten¨ªa una callada pero ardua labor previa de diplomacia de los N?2. Nada improvisado. A Susana D¨ªaz le conviene rehuir la confrontaci¨®n interna, y S¨¢nchez necesita autoridad. M¨¢s que un clima de guerra fr¨ªa, S¨¢nchez va congelado en las encuestas y las ideas.
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