?Por qu¨¦ triunfa el sexo sin penetraci¨®n entre los j¨®venes en Chile?
ENTRE MUCHAS CARAS encapuchadas y pu?os en alto sobresal¨ªa un afiche en modesto en blanco y negro que dec¨ªa: ¡°PENETRACI?N= EXPLOTACI?N. El sexo es capitalista¡±. Un llamado extra?amente razonable si se piensa bien. Es dif¨ªcil en el sexo heterosexual o en el homosexual entre hombres evitar que el placer no implique alguna forma de violencia, de expropiaci¨®n y de apropiaci¨®n. ?C¨®mo conseguir entonces que el sexo no sea una invasi¨®n, una alienaci¨®n, un cuerpo que recibe y otro que traspasa?
Colectivos como Famosa Feminista Local de la Universidad de Chile proclaman que el ¡°macho muerto no viola¡± y que su cuerpo es ¡°su campo de batalla¡± y, por tanto, les resulta dif¨ªcil asumir que, aunque le carguen los hombres, ¡°les gusta el pico¡±, como se llama al pene entre los j¨®venes chilenos. Durante a?os la respuesta de la mujer heterosexual feminista radical fue separar el pene del hombre, para gozar del primero sin tener que pagar el precio de aguantar al segundo. Despu¨¦s, otras han decidido invertir la ecuaci¨®n y aceptar al hombre y evitar su pene. Son formas de amor no penetrativas, formas de sexo desgenitalizado que propugnan largas temporadas de castidad a dos como una manera de reeducar al hombre patriarcal, lo quiera o no, para de alguna forma salvar el amor de cualquier sombra de heteronormatividad.
Durante a?os la respuesta de la mujer heterosexual feminista radical fue separar el pene del hombre, para gozar del primero sin tener que pagar el precio de aguantar al segundo
Amor sin sexo, o sexo sin sexo, sentimientos desatados y cuerpos que solo se rozan en el Campus Juan G¨®mez Milla, donde se alojan las Facultades de Artes, Filosof¨ªa y Humanidades o Comunicaci¨®n de la Universidad de Chile, esta forma de amor ha ido proliferando con inesperado ¨¦xito. Son singularmente los hombres de las parejas los que suelen jactarse del n¨²mero de meses que llevan de novio con su amada sin caer en los roles normativos: el de la vagina penetrable y el pene penetrador.
Quiz¨¢ no lo sepan, pero con un vocabulario perfectamente radical est¨¢n reviviendo no s¨®lo las pr¨¢cticas sino la argumentaci¨®n con que el catarismo separ¨® el amor del sexo en pleno siglo XII. Amor cort¨¦s por bellas intocables que era una manera de defenderse de las mentiras de un mundo material creado por el diablo. Movimientos tan distintos como el veganismo, el evangelismo radical, el fundamentalismo musulm¨¢n y cierto feminismo radical comparten con el catarismo una visi¨®n gn¨®stica del mundo. Ese diablo se puede llamar capitalismo, patriarcado, Occidente, cristiandad, y m¨¢s y m¨¢s j¨®venes parecen encontrar como ¨²nica respuesta a ese mal no dejar entrar comidas, ideas, cuerpos extra?os. Los c¨¢taros saben que el placer f¨ªsico abre la puerta a un enemigo dispuesto a rendirnos a las mentiras del mundo. En el coraz¨®n del sistema, saben los c¨¢taros de este siglo y de los anteriores, est¨¢ justamente el sexo que nos obliga a mezclarnos con gente que muchas veces no nos gusta, que muchas veces sabemos que no nos conviene, pero que por esa diab¨®lica magia de la atracci¨®n nos parecen urgentes. El sexo corrompe las mejores intenciones. El sexo, que tantas veces parece un mercado, una corrida de toros, una tortura, una prisi¨®n, un purgatorio, un infierno y un para¨ªso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.