Escritoras peruanas en la trinchera del feminismo

FUE VISTA por ¨²ltima vez en 2009, el a?o en que muri¨® la poeta Blanca Varela. Con su muerte habr¨ªa desaparecido esa rara especie llamada ¡°escritora peruana¡±. Parece una exageraci¨®n, pero no lo es. Durante d¨¦cadas, la literatura de Per¨² fue representada por una selecci¨®n masculina, siempre renovable en nombres pero nunca en g¨¦nero. En este tiempo, la figura de la escritora peruana fue una suerte de unicornio morado, una criatura mitol¨®gica que algunos hab¨ªan conseguido avistar en el pasado, pero que hoy era inencontrable. A ver, preguntaban, ?qui¨¦n es la Clarice Lispector, la Isabel Allende, la Margo Glantz, la Alma Guillermoprieto, la Mar¨ªa Moreno, la Piedad Bonnett, la Samanta Schweblin de Per¨²? Respuesta: Bolas de Paja. ?Ves? No hay escritoras. De ellos sab¨ªamos que eran editados, traducidos, antologizados, premiados, rese?ados, alabados. De ellas, solo que formaban parte de la sociedad de las poetas muertas.

¡°Es el patriarcado, est¨²pido¡±, dicen hoy a coro y entre risas las escritoras con las que me tomo una cerveza en el centro de Lima. Esta tarde planeaban reventar la presentaci¨®n de una antolog¨ªa, pero una de las activistas llega tarde por culpa de sus hijos. Solo da tiempo de hacerse un selfie con los carteles de su protesta fallida: ¡°Existimos y escribimos¡±, ¡°No somos invisibles¡±.

La poeta Victoria Guerrero cre¨® hace unos meses un grupo virtual y real, el Comando Plath, junto a otras, hartas ¡°de ser estereotipadas, invisibilizadas, violentadas y ridiculizadas¡±

La poeta Victoria Guerrero cre¨® hace unos meses un grupo virtual y real, el Comando Plath, junto a otras, hartas ¡°de ser estereotipadas, invisibilizadas, violentadas y ridiculizadas¡±, y ya lleva unos meses haciendo feminismo desde la trinchera literaria. Su ¨²ltimo golpe ha sido publicar una lista de los mejores libros del a?o con obras escritas solo por mujeres para denunciar el desequilibrio en la prensa: como cada a?o, los suplementos culturales han difundido listados con m¨ªseras cuotas femeninas. Ellas aspiran a romper con la exclusi¨®n de un sistema que promueve que la ¡°gran literatura¡±, las editoriales, la cr¨ªtica, la gesti¨®n cultural y los medios se concentren en las mismas manos, un canon que se reserva el derecho de admisi¨®n de autoras (salvo alguna elegida).

En la lista del Comando Plath est¨¢n algunas de las m¨¢s vigorosas escritoras de Per¨². Entre Amarilis ¡ªla huanuque?a an¨®nima, admiradora de Lope de Vega, autora en el siglo XVI de la Ep¨ªstola a Belardo¡ª y la in¨¦?dita Rosa Ch¨¢vez Yacila ¡ªque en el XXI est¨¢ escribiendo una novela autorreferencial sobre la joven chola, la ind¨ªgena urbana del emergente Cono Norte, y no sabe a¨²n si alguna editorial la publicar¨¢¡ª hay varias habitaciones propias. Est¨¢n las ficciones cavernosas de Irma del ?guila. Las presencias fantasmag¨®ricas de los relatos de Yeniva Fern¨¢ndez. La memoria de la violencia que recuperan en sus novelas Karina Pacheco desde Cuzco y Claudia Salazar desde Nueva York. Las revoluciones f¨ªsicas y pol¨ªticas de los poemas de Victoria Guerrero. La prosa virtuosa de la novela hist¨®rica de una directora de orquesta como Zoila Vega. El lenguaje roto de los cuentos de ?Ka?tya Adaui. La miniatura cotidiana de los post de Claudia Ulloa. La ca¨®tica y tierna lucha con la expresi¨®n l¨ªrica del muro de Facebook de Myra Jara Toledo. Las letras del rap feminista de L, Elena Mej¨ªa Julca.

Si hay algo que caracteriza a la literatura de las peruanas en 2018 es su diversidad de voces, su resistencia a seguir tocando las puertas del canon masculino y su descentralizaci¨®n ¡ªmuchas escriben desde las menospreciadas provincias¡ª. Ser desconocidas o mal valoradas en las ¨¦lites literarias es el sello de identidad de muchas de ellas, pero contin¨²an peleando por altavoz y espacio. ¡°Como si no bastase ya ser¡±, verso de la gran poeta peruana Carmen Oll¨¦, da el t¨ªtulo a una reciente antolog¨ªa de narradoras que refleja este inevitable momento MeToo.?