El ¡®proc¨¦s¡¯: el ¨¢ngel exterminador
A partir del 1-O los nacionalistas se encerraron en una burbuja y avanzaron por una senda irreal
En El ¨¢ngel exterminador Luis Bu?uel construye un relato aparentemente incomprensible. Un grupo de burgueses participa en una cena a la que han sido invitados y de la cual los sirvientes han huido sin explicar las razones. A partir de un momento descubren que no pueden salir de la sala, aun cuando nada en principio se lo impida. El encierro se prolonga y con ¨¦l surge el desasosiego primero, luego la desesperaci¨®n y por fin la violencia y la degradaci¨®n en las relaciones interpersonales. El relativo happy end consiste en que salen del encierro porque ning¨²n obst¨¢culo se opon¨ªa a ello.
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Una situaci¨®n an¨¢loga se est¨¢ viviendo en Catalu?a. En su origen, una amplia franja de la poblaci¨®n que dio el salto en la ¨²ltima d¨¦cada desde el autonomismo al objetivo de independencia. Sus dirigentes nacionalistas impulsaron desde el principio ese tr¨¢nsito y dise?aron un camino, el proc¨¦s, que en principio deb¨ªa llevarles, burlando las barreras constitucionales, hasta la meta que sus historiadores org¨¢nicos colocaban "m¨¢s all¨¢ del desierto". El 1-O alent¨® esa esperanza, apoyada ahora en los errores descomunales ese d¨ªa del Gobierno "de Madrid". No les import¨® que m¨¢s de la mitad de los catalanes estuvieran en contra del viaje a ?taca, por mucha m¨²sica que le pusiera Llu¨ªs Llach, y menospreciaron el efecto demoledor que pod¨ªa causar sobre sus prop¨®sitos la simple aplicaci¨®n del texto constitucional y de la ley penal.
A partir de ese momento, pasaron a encerrarse ellos mismos en una burbuja que como la sala de comedor descrita por Bu?uel, ten¨ªa una salida practicable, incluso con la convocatoria electoral por Puigdemont, pero decidieron ignorarla. La entrada en vigor del art¨ªculo 155, establecido sin mayores problemas por el Gobierno Rajoy, hubiera debido mostrarles a continuaci¨®n que una cosa era el espect¨¢culo de las movilizaciones, ¨²til para la prensa europea y norteamericana, y otra la realidad pol¨ªtica favorable al orden constitucional y respaldada un¨¢nimemente por la Uni¨®n Europea.
A pesar de ello, decidieron seguir marchando entre sus nubes ideol¨®gicas, por una senda irreal, vi¨¦ndose reforzados por la conciencia victimista (los presos "por sus ideas") frente al neofranquismo hispano, y por los resultados favorables del 21-D. Hab¨ªa que seguir adelante, caminando sobre el vac¨ªo en vez de emplearse en la inmediata recuperaci¨®n del poder auton¨®mico.
El destino de Catalu?a pasa, al parecer, por un hombre que ni siquiera asumi¨® el riesgo de desafiar personalmente al poder opresor
El reto medi¨¢tico planteado desde Bruselas, cuyo sentido precisan los mensajes a Com¨ªn, fue la llave imaginaria para ese autoencierro. El secesionismo pudo haber respaldado a Junqueras, dispuesto a sacrificarse organizando el 1-O y sacrificado luego por la DUI, mientras el otro hu¨ªa para montar su espect¨¢culo. Pero Puigdemont venci¨® con su estratagema, convertido en s¨ªmbolo de la resistencia e imponiendo su alicorto mesianismo ante los electores independentistas. Ahora sabemos que desde una ilusi¨®n vac¨ªa, "vivir los ¨²ltimos d¨ªas republicanos", con un protagonista que no es siquiera el poble catal¨¤, ya que una vez fuera de juego no se consagrar¨¢ a luchar por su ideal, la independencia catalana, sino a una interminable y absurda tarea de autojustificaci¨®n personal.
El destino de Catalu?a pasa, al parecer, por un hombre que ni siquiera asumi¨® el riesgo de desafiar personalmente al poder opresor: prefiere seguir toreando desde el palco y cargando sobre los dem¨¢s, en el caso m¨¢s reciente sobre Torrent, las responsabilidades que le corresponden.
La cuesti¨®n es si sus seguidores van a mantener la lealtad que les exige un liderazgo pseudo-carism¨¢tico. Tard¨¤ lo dijo bien claro y Torrent lo percibi¨® tambi¨¦n, aun cuando fuera leal a su compromiso. ?Para qu¨¦ persistir en el encierro si la forma en que han actuado TC y Gobierno ¡ª"la mafia", en palabras de Ernesto Ekaizer¡ª abr¨ªa un amplio camino pol¨ªtico, incluido el recurso al TEDH, recomendado por el S¨ªndic de Greuges ? El aplazamiento, al modo de Torrent, es una retirada t¨¢ctica que puede fundamentar una ulterior ofensiva, si es que prefieren insistir en la broma. El "rid¨ªculo hist¨®rico", reflejado en los mensajes, es un callej¨®n sin salida.
El "triunfo del plan de Moncloa" no excluye que tambi¨¦n del otro lado del espejo sigamos encerrados con Rajoy en esa sala sin puertas, de la cual nadie consigue escapar. Ha sido muy importante encauzar la crisis catalana mediante la ley. Solo que con un Gobierno soberanista legal la historia sigue. Hay que pensar en t¨¦rminos de continuidad y tambi¨¦n de reforma, de integraci¨®n. Recordemos la degradaci¨®n provocada por el inacabable autoencierro en el relato de Bu?uel.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
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