Los hombres animan la alfombra roja de los Premios Goya 2018
Pen¨¦lope Cruz desmiente con su vestido los rumores de enfrentamiento con Donatella Versace en una noche tan aburrida como predecible
Desde Brais Efe, con un traje ilustrado con figuras geom¨¦tricas, hasta Javier Ambrossi y Javier Calvo, de Gucci, pasando por Aldo Comas, con una langosta estampada en su americana, y Eduardo Casanova, sin camisa y con un dise?o de Palomo Spain. Los hombres aportaron la ambici¨®n y el riesgo que le falt¨® a la mayor parte de las mujeres a la hora de elegir vestuario.
En la noche m¨¢s feminista de los Goya, los hombres se ganaron a pulso el protagonismo en la alfombra roja. Incluso entre los m¨¢s cl¨¢sicos, como Ernesto Alterio, de Dior, o los presentadores de la gala -Joaqu¨ªn Reyes y Ernesto Sevilla- el nivel de sofisticaci¨®n y, especialmente, de esfuerzo fue claramente superior. Sobre todo, teniendo en cuenta que sus herramientas para epatar se cuentan con los dedos de la mano. A saber: elegir un color estridente o quebrantar las reglas de la etiqueta, como hizo Leiva, que acudi¨® sin corbata vestido por La Condesa.
En el caso de las mujeres, la sant¨ªsima trinidad de la alfombra roja -cristales bordados, tules y escote palabra de honor- volvieron a ser omnipresentes. Estos elementos, juntos o por separado, definen el 90% de los vestidos que se ven en cualquier entrega de premios cinematogr¨¢ficos. Ya sea en Hollywood o Berl¨ªn. Y, por supuesto, en los Goya. Salirse de este manido guion supone arriesgar y, al menos en lo que a moda se refiere, corren tiempos conservadores.
Brillo, frufr¨² y hombros desnudos no tienen por qu¨¦ resultar necesariamente tediosos y ordinarios y la prueba tangible de ello es el Pedro del Hierro firmado por Nacho Aguayo que luci¨® Bel¨¦n Cuesta.
Aunque, por lo general, estos tres ingredientes convierten a cualquier mujer que los combine en una suerte de reina del baile de la promoci¨®n, o, en el peor de los casos, en un pastelito con sobredosis de purpurina. Por eso, ayer se agradeci¨® especialmente que algunas actrices optaran por dise?os que conjuran el coma diab¨¦tico estil¨ªstico.. La lista es desgraciadamente tan corta como diversa a nivel est¨¦tico. Maribel Verd¨², con un impresionante Dior azul al que se le perdona el strass; Marisa Paredes, tambi¨¦n de negro con unos espectaculares pendientes de esmeraldas; Nathalie Poza, aunque con palabra de honor, muy favorecida en una pieza de la ¨²ltima colecci¨®n de la espa?ola Ana Locking; Leonor Watling de Stella McCartney con abertura en la espalda; y la siempre valiente Macarena G¨®mez con un dise?o de Teresa Helbig que, pese a abrazar el t¨®pico de la estrella de cine -terciopelo y boa de plumas- resultaba sorprendente entre tanta gasa de corte grecorromano -Hiba Abouk- y brocados aligerados con transparencias, como el que luci¨® M¨®nica Cruz.
La pieza blanca y entallada con una armadura que luc¨ªa su hermana Pen¨¦lope estaba firmada por Versace. Como en otras ediciones de los Goya, la elecci¨®n de la madrile?a no solo respond¨ªa a razones est¨¦ticas sino que buscaba lanzar un mensaje. En este caso, desmentir los rumores de enfrentamiento entre la actriz y la dise?adora Donatella Versace, despu¨¦s que Cruz interpretase a esta ¨²ltima en la serie American Crime Story.
El mensaje est¨¢ en el aire
Con su abanico rojo, Isabel Coixet buscaba traer nuevos aires a la industria del cine. En ¨¦l se pod¨ªa leer 'M¨¢s mujeres': una demanda de la igualdad profesional y de oportunidades, que secundaron otros invitados. Desde la oscarizada Pen¨¦lope Cruz hasta el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
No fue la ¨²nica reivindicaci¨®n que anoche se hizo a trav¨¦s de la moda. Muchos de los periodistas que cubr¨ªan el evento iban vestidos con trajes masculinos intervenidos con dibujos pechos y vulvas, pertenecientes al proyecto La mujer que llevo fuera del artista Ernesto Artillo.
Unas piezas que se hicieron famosas gracias?a un reportaje de la revista Smoda de EL PA?S en el que 16 personajes p¨²blicos, de Alejandro Amen¨¢bar a Jorge Drexler pasando por Fernando Grande-Marlasca, los luc¨ªan como un acto de reivindicaci¨®n feminista.
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